Su exabogado acusa al presidente de buscar negocios en Rusia
En un golpe de graves consecuencias para Donald Trump en la investigación sobre sus lazos con Rusia, el que fue su abogado durante una década, Michael Cohen, admitió ayer que estuvo en contacto con el Kremlin para avanzar en la construcción de una Torre Trump en Moscú incluso cuando el actual presidente ya estaba ganando primarias en 2016. Cohen reconoció ante la fiscalía que mintió sobre ese asunto cuando testificó bajo juramento en el Capitolio y se convierte así en un testigo crucial en las pesquisas sobre la trama rusa. Su admisión supone la confirmación de que Trump intentó, aun cuando ya era candidato a la presidencia, hacer negocios en Rusia, buscando congraciarse con el Kremlin y con Vladímir Putin.
La maniobra de Cohen es todavía más sorprendente si se considera que en su día dijo que era tan fiel a Trump que sería capaz de recibir un disparo por él. Ayer, sin embargo, el presidente no escatimó descalificaciones al evaluar lo que considera una traición en toda regla. «Es una persona muy débil, no es que sea muy inteligente, es un mentiroso», dijo a los medios en la Casa Blanca antes de salir hacia Argentina.
El fiscal especial Robert Mueller ultima la investigación de la trama rusa y se dispone a presentar más cargos y pedir condenas contra destacados colaboradores del presidente, algunos de ellos, como Cohen o el director de campaña Paul Manafort, por haber mentido bajo juramento con la intención, truncada, de proteger a Trump.