ABC (Nacional)

Dehesas y cortijos, memoria gráfica del campo español

A través de fotografía­s familiares tomadas en la primera mitad del siglo XX, un libro recorre más de treinta fincas propiedad de aristócrat­as

- A. CALERO

MADRID

Desde que el cortijo de Arenales –propiedad de la familia de Leopoldo Saniz de la Maza y Gutiérrez Solana, primer conde de la Maza–, se inaugurase en 1925, han sido famosas sus fiestas. En su plaza de toros han disfrutado de tentaderos y becerradas Juan Belmonte, El Algabeño y el rejoneador Cañero. Más cercana a nuestro tiempo, fue la despedida de soltera de Elena de Borbón, que tuvo lugar en este campo. O el 72 cumpleaños del conde, quien toreó y jugó al polo en una jornada que acabó con cantes flamencos.

Anécdotas como éstas se recogen en «Recuerdos del campo español» (Turner), un libro donde se recopilan imágenes inéditas de más de treinta fincas españolas desde el año 1885 y hasta 1945, con el objetivo de honrar la memoria de los precursore­s de la vida en el campo. Con Jaime Patiño Mitjáns, futuro conde de Teba, al frente de la edición, la época en la que se ha basado esta retrospect­iva coincide con la etapa en la que los propietari­os trabajaron para modernizar en el ámbito agrícola y la cría de animales. Además de atisbar cómo era la vida en las dehesas y fincas ganaderas, también se observa la transforma­ción de la España castiza, así como la evolución de la moda en el campo. Los sombreros de ala ancha eran un clásico en las fiestas. Las mujeres, incluida la Reina, los acompañaba­n con vestidos negros. Ellos, con zahones.

La influencia europea llegaría a España a partir de los años 20. Entonces las mujeres cambiaron el negro por el blanco y los tejidos Príncipe de Gales y cuadros escoceses, atreviéndo­se a cortar el largo de sus faldas para asomar los tobillos.

La modernizac­ión se comprueba en el transporte. Si al principio en las fincas había coches de caballos, más tarde llegarían los automóvile­s, que sufrían múltiples pinchazos durante sus recorridos campestres. Como el HispanoSui­za descapotab­le con el que los Reyes Alfonso XIII y Victoria Eugenia condujeron desde Madrid hasta la dehesa en 1907.

Durante los días en que se trabajaba la tierra o se organizaba­n monterías y cacerías, se disponían arquitectu­ras efímeras, a modo de carpa. Así, los años en los que el campo dejaba singulares estampas, se recuperan para los nostálgico­s.

Transforma­ción Con las imágenes se ve la evolución del país, en la vestimenta, en el transporte, en el entretenim­iento...

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En el Manso de Diego En febrero de 1912, el duque de San Pedro Galatino (en primer plano) organizó una cacería de cinco ojeos al Rey Alfonso XIII Dehesa de Aldealgord­o Alfonso XIII y Victoria Eugenia, recién llegados a la dehesa en julio de 1907. Condujeron un Hispano-Suiza destacapot­able desde el Palacio Real

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