LAS DECENTES
uando el novio de la concursante-de-OT-que-no-podíacantar-la-palabra-«mariconez» dijo que lo que más echaba de menos de ella era su culo, yo dudé. Antes habría dicho que estaba siendo soez o vulgar, pero como el feminismo me tiene reeducado pensé: «La está cosificando». Mi sorpresa fue ver que las feministas decían ahora que no. Qué lío. Confieso que me aclaro mejor con las «radicalas», porque en otras detecto una especie de centrismo feminista: ahora lo soy, ahora no lo soy... Una especie de coquetería. El conjunto funciona como el viejo chismorreo solo que aplicado a señalar lo feminista en lugar de lo decente. Esta burbuja periodística también contribuye a un clima en el que nos vamos acostumbrando a cosas como la reciente Ley andaluza de Igualdad.
En ella se establece que la Administración «velará por que las manifestaciones artísticas y culturales no fomenten, enaltezcan o reproduzcan estereotipos y valores sexistas». Así, podrá sancionar lo que considera una infracción grave: «Organizar o desarrollar actos culturales, artísticos o lúdicos que, por su carácter sexista o discriminatorio por razón de sexo, vulneren los derechos previstos en esta ley o justifiquen o inciten a la prostitución o a la violencia de género». Es decir, que cargos políticos o administrativos constituidos en censores artísticos podrán imponer cierres, multas o inhabilitaciones.
Esto fue aprobado por PSOE, PP y Cs. Esta vez ni siquiera pueden culpar al terrible populismo.
C