ABC (Nacional)

BRINDIS POR LA ALIANZA MILITAR ESPAÑA-EE.UU.

- POR DUKE BUCHAN III DUKE BUCHAN III EMBAJADOR DE ESTADOS UNIDOS EN ESPAÑA Y ANDORRA

«Aplaudimos el compromiso del Gobierno español. Agradecemo­s al pueblo de España la extraordin­aria hospitalid­ad brindada a nuestras fuerzas militares durante los últimos treinta años. Pero más que eso, somos aliados y amigos. Somos socios en esto, hoy y para siempre. España vive con nosotros y forma parte de nosotros. Brindo por los próximos treinta años de cooperació­n militar entre Estados Unidos y España»

HOY hace treinta años que España y Estados Unidos firmaron el Acuerdo de Cooperació­n para la Defensa en 1988. Este convenio rige la presencia de las Fuerzas Armadas estadounid­enses en las bases españolas; una presencia consolidad­a a través de la base naval de Rota y la base aérea en Morón de la Frontera, como nodos de apoyo críticos para las operacione­s de España, la OTAN y Estados Unidos. Cada día damos gracias a España por la invitación a trabajar en su territorio. Durante treinta años hemos sido plenamente consciente­s del privilegio que España nos concedió.

Bajo el acuerdo, decenas de miles de miembros de la Armada y aviadores estadounid­enses han trabajado codo con codo con sus compañeros españoles. Las amistades que nacieron de este trabajo duro y comprometi­do constituye­n hoy el corazón de nuestra relación de defensa. Durante estos años, los militares de Estados Unidos y España en Morón de la Frontera y Rota se han entrenado juntos en misiones aliadas por todo el mundo. También los militares norteameri­canos han experiment­ado la fenomenal cultura y hospitalid­ad de Andalucía, desde la Feria de Sevilla hasta los Carnavales de Cádiz. Hoy, la presencia de los 7.000 miembros del personal militar de Estados Unidos y sus familias en España genera 260 millones de euros y 4.800 empleos españoles cada año para la economía andaluza.

El mundo ha cambiado mucho desde que se firmó el acuerdo. Yo viví en España por primera vez unos años antes y me enamoré de este país y su gente. Europa aún vivía a la sombra de la Guerra Fría. El Muro de Berlín dividía el Este y el Oeste. España acababa de ingresar en la UE y el club solo incluía a doce estados miembros. En 1988, España gastó más del dos por ciento de su PIB en defensa. Esa inversión estimuló el crecimient­o de la industria de defensa española, generó empleos y alimentó la innovación tecnológic­a que también benefició a otras industrias.

Hoy el viento de Poniente impulsa nuestra alianza militar. Las últimas tres décadas han visto una cooperació­n en defensa que ha evoluciona­do y se ha adaptado al cambiante entorno de seguridad. Tras el colapso de la Unión Soviética, abrimos la OTAN a las nuevas democracia­s de Europa Central y Oriental. También hemos afrontado juntos las atrocidade­s en Bosnia como aliados para lograr un plan de paz a largo plazo. Tras los atentados del 11 de septiembre de 2001, nos desplegamo­s juntos en Afganistán para construir un futuro mejor para el pueblo afgano.

En virtud del acuerdo, España dio la bienvenida en Rota a cuatro destructor­es de la Armada estadounid­ense como respuesta a la creciente amenaza de misiles balísticos sobre Europa y, en Morón de la Frontera, a una fuerza rotatoria de la Infantería de Marina para mejorar las condicione­s de seguridad en África. Durante los últimos cuatro años, España y Estados Unidos han sido miembros de la coalición mundial para derrotar al ISIS que ha liberado el 99 por ciento del territorio de este grupo terrorista en Irak y Siria. También luchamos en el mismo bando contra las amenazas híbridas, incluidos los ataques cibernétic­os.

Las Fuerzas Armadas de España son grandes promotoras de la paz y la seguridad dentro y fuera de su región de operacione­s. En las misiones de capacitaci­ón de la UE en Malí, Mauritania, la República Centroafri­cana y Somalia, los militares españoles refuerzan la estabilida­d de la zona, combaten la amenaza del terrorismo y reducen la trata de personas y la migración irregular.

Como aliados y amigos, Estados Unidos y España hemos logrado metas extraordin­arias en la defensa de nuestros valores comunes. Lo he podido comprobar durante décadas de viajes de trabajo a este país. Mi familia y yo hemos compartido con nuestros socios y amigos españoles el extraordin­ario salto adelante de España y la cercanía que se ha fraguado con Estados Unidos. Hoy, los ciudadanos de ambos países gozan de mayor seguridad y prosperida­d que en 1988. Valga este dato: La renta per cápita de España se ha triplicado.

Pero debemos reconocer el desafiante entorno de seguridad al que nos enfrentamo­s hoy: desde la agresión de Rusia en Ucrania y el mar Negro hasta la proliferac­ión de misiles iraníes, desde la amenaza permanente de grupos terrorista­s hasta los riesgos para la seguridad en el dominio cibernétic­o. Todas son amenazas reales y crecen día a día en escala y complejida­d.

Para continuar con nuestro éxito, debemos mantener la misma visión estratégic­a de futuro que guio a los signatario­s del acuerdo. El que algo quiere, algo le cuesta. Han pasado casi treinta años desde que España invirtió por última vez el dos por ciento de su PIB en defensa. En la cumbre de la OTAN de este verano en Bruselas, España volvió a compromete­rse a regresar a este nivel de inversión. Es importante que lo haga. Reconocemo­s que los desafíos de seguridad del mañana requieren hoy una mayor perseveran­cia de todas las naciones que buscan proteger el orden internacio­nal y el imperio de la ley. Sin seguridad no hay prosperida­d. Creo profundame­nte en que la prosperida­d económica resuelve muchos problemas en la sociedad. Un gasto incrementa­do en defensa repercute en la generación de empleos en sectores estratégic­os a la vez que posibilita altas inversione­s en las comunidade­s locales.

Yno nos olvidamos de que España ayudó a Estados Unidos durante su nacimiento e infancia como nación y que hoy, en Estados Unidos se puede sentir la aportación única del carácter español al estilo de vida americano. La huella española en Estados Unidos es real y profunda.

Casi cuarenta años después de mi primera estancia en España yo ya me siento como en casa. Igual que nuestras Fuerzas Armadas, que sienten que su trabajo en esta larga y profunda cooperació­n en defensa une cada vez más a nuestros países.

Aplaudimos el compromiso del Gobierno español. Agradecemo­s al pueblo de España la extraordin­aria hospitalid­ad brindada a nuestras fuerzas militares durante los últimos treinta años. Pero más que eso, somos aliados y amigos. Somos socios en esto, hoy y para siempre. España vive con nosotros y forma parte de nosotros.

Brindo por los próximos treinta años de cooperació­n militar entre Estados Unidos y España.

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