ABC (Nacional)

EL GOLPISMO TIENE PREMIO

El Gobierno destina a Cataluña un 66% más en infraestru­cturas para ganarse el apoyo de Torra El Estado se endeudará en otros 35.000 millones en los Presupuest­os más expansivos desde Zapatero

- MADRID JAVIER TAHIRI

Cuentas políticas Los Presupuest­os priman la consolidac­ión política frente a la fiscal en un año electoral

El Gobierno fía el futuro de la legislatur­a al éxito de los Presupuest­os de 2019 que ayer entregó al Congreso de los Diputados. Estas cuentas, a diferencia de las anteriores, caminan sobre la cuerda floja, con el abismo del adelanto electoral en la recámara, todo un arma política para el Gobierno, consciente de que independen­tistas y nacionalis­tas observan esta posibilida­d con espanto.

Para amarrar sus apoyos y los de Podemos, socios necesarios, las cuentas vienen trufadas de guiños sociales y electorale­s, con el mayor crecimient­o del gasto desde la etapa del Ejecutivo de Rodríguez Zapatero. Y gestos políticos, con Cataluña en el centro de las partidas: la comunidad lidera los aumentos de inversión y financiaci­ón y las cuentas proveen de medidas que la Generalita­t ve con buenos ojos como reestructu­ración de deuda y alargamien­to de plazos de financiaci­ón. Gestos encaminado­s a arañar el apoyo de Pdecat y ERC, que mantienen el suspense.

Bajo la óptica del Govern, el Gobierno trata de hacer ver que cumplen el Estatut de Cataluña y destinan un 18,5% del total de la inversión, similar al PIB de la región como pone una disposició­n del texto que el Constituci­onal no cree vinculante. Lo cierto es que la inversión crece en la región más de un 60% hasta los 2.251 millones, que incluyen 200 millones para cumplir la sentencia del Supremo que instó al Gobierno a cumplir con la inversión correspond­iente de 2008. Junto a ello, Canarias y Cataluña son las comunidade­s que mayor aumento de la financiaci­ón reciben con un incremento superior al 8%, en lo que además despliega los mayores recursos de la Historia a las comunidade­s, 110.448,8 millones, un 6,4% más en pleno año electoral.

Porque los cimientos de las cuentas se asientan sobre una recaudació­n récord, que eleva la presión fiscal del 34,5% al 35,3% del PIB, el mayor alza desde la subida de impuestos de 2012 y con un incremento de los tributos de 5.654 millones que llevará los ingresos fiscales a máximos de 227.356 millones, un 9,5% más, y marca la mayor subida de impuestos desde hace siete años, cuando España estuvo al borde del rescate y el déficit finalmente perforó el 9% del PIB.

Unos ingresos que ahora «refuerzan el Estado del Bienestar», apuntó la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, que remarcó que la presión fiscal está lejos de la UE, donde rige el 41,4%, por lo que instó a ir convergien­do. El alza de los ingresos supera el crecimient­o del PIB nominal, que repuntará un 3,8%, después de que el Ejecutivo empeorara sus estimacion­es de crecimient­o real en una décima al 2,2%, achacándol­as al mayor ajuste del déficit.

De esta forma, los Presupuest­os elevan el IRPF al 0,4% de los contribuye­ntes a los que afectará el alza para los que ganan más de 130.000 euros en rentas del trabajo, quienes experiment­arán una subida del tipo marginal del 45% al 47% que escalará al 49% en el caso de los que perciben más de 300.000 euros. Junto a ello, subirá Sociedades a grandes empresas y fortunas, con un alza de Patrimonio a los que más tienen y subirá el diésel en 3,4 céntimos el litro con excepcione­s a transporti­stas, ciertos profesiona­les –no todos– y agricultor­es para recaudar 670 millones.

Del lado de las rebajas fiscales, las cuentas incluyen bajadas selectivas a empresas que facturen hasta un millón de euros, que incorporen mujeres a sus consejos de administra­ción, y baja el IVA a compresas, tampones, preservati­vos, servicios veterinari­os y libros y publicacio­nes electrónic­as. Con estas excepcione­s, las beneficios fiscales, que suponen un agujero en la recaudació­n, suben un 6% hasta los 37.237 millones. Como fuere, el aumento récord de la recaudació­n y las subidas de impuestos se destinan a financiar un imponente incremento del gasto público, que en su vertiente no financiera engorda un 5,3% hasta los 345.358 millones de euros. Un crecimient­o que no se producía desde 2010, cuando el Ejecutivo de Rodríguez Zapatero terminó de aprobar los incentivos del Plan E tratando de dar un impulso fiscal a una economía en recesión, en lo que disparó el déficit por encima del 10% del PIB.

El Gobierno ha diseñado así unas cuentas con marcado carácter social, en las que la Dependenci­a eleva su partida un 59% hasta los 2.232 millones de euros para beneficiar a 270.000 personas. Que además suprime el copago farmacéuti­co a los pensionist­as con rentas menores a 11.200 euros anuales y a perceptore­s de la prestación de la Seguridad Social por hijo a cargo, lo que impactará en 300 millones de euros.

En esta amalgama de medidas, también hay guiños a hogares al incluir la gratuidad de las guarderías locales de 0 a 3 años, un aumento del 10% de lo destinado a becas, las ayudas a familias, que suben en 321 millones, 50 millones más para material

escolar gratuito y la extensión del permiso de paternidad de 5 a 8 semanas, en lo que implicará un coste de 825 millones y beneficiar­á a 190.000 hogares.

Gasto histórico en pensiones

Pero el verdadero elefante en la habitación es el gasto en pensiones, que se lleva un 42,1% del presupuest­o y supone ya 153.864 millones de euros de factura anual. Como ya pactó con PNV el Ejecutivo de Mariano Rajoy, el Gobierno vincula las prestacion­es al IPC y sube las pensiones un 1,6% –si los precios aumentan por encima de este porcentaje compensará el desvío, como hará en febrero por el 1,7% de 2018. Con el sistema en números rojos, con un déficit que el año pasado alcanzó máximos con 18.937 millones y este año se quedará en 18.650, el Estado volverá a prestar 15.164 millones de euros a la Seguridad Social, para no dejar vacía la «hucha».

También crecen con fuerza los gastos de personal, un 3,9% hasta 23.372 millones por el aumento salarial pactado del 2,25%, que tendrá un 0,25% adicional en julio si se constata que el PIB creció más de un 2,5% en 2018. Se trata de la mayor subida desde 2009.

Toda esta «mascletá» de gasto se produce en un momento delicado para la economía, que reduce su brío ante el deterioro internacio­nal, y en el que, la ocupación registrará su ritmo de crecimient­o más bajo desde 2013: un 1,8%, que se traducirá en la creación de unos 330.000 empleos –pese a que ayer la ministra de Hacienda estimó que estaría cerca de los 400.000–.

La gran víctima será el déficit, que tiene un objetivo líquido: el Ejecutivo se ha visto obligado a hacer unas cuentas con la meta del 1,3% del PIB, pero realmente el objetivo continúa siendo el 1,8%, ya que la principal forma de ajustar estas cinco décimas de diferencia –unos 6.200 millones de euros– será adelantand­o la declaració­n de IVA de las grandes empresas en diciembre, del 30 al 20 de dicho mes, para así tratar de abarcar 13 meses de recaudació­n que supondrán más de 5.000 millones más de ingresos. Un ardid contable que tiene repercusió­n en caja, pero no a efectos de déficit. La propia Montero señaló que de aprobar la senda de déficit que quiere el Ejecutivo no será necesario reformar las cuentas.

Los Presupuest­os, en definitiva, priman la consolidac­ión política –del Gobierno Sánchez– frente a la fiscal, ante una desacelera­ción del exterior cuya factura aún es una incógnita. Un cambio de ciclo que llega, al menos, con elecciones autonómica­s, municipale­s y europeas en el albero, lo que paraliza las reformas a acometer y dispara los gastos. Inmersas en época de exámenes y urnas, las cuentas ya aguardan su evaluación por parte del Congreso de los Diputados.

 ??  ??
 ??  ??
 ?? ÓSCAR DEL POZO ?? Montero rodeada de la cúpula del Ministerio de Hacienda
ÓSCAR DEL POZO Montero rodeada de la cúpula del Ministerio de Hacienda

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain