La ANC se lanza a por el control social en pueblos y ciudades
Después de comprobar su capacidad de marcar las decisiones de la Generalitat, la Assemblea Nacional Catalana (ANC) se ha marcado un nuevo objetivo: alzarse como árbitro de la vida local de pueblos y barrios y consolidar así la penetración del secesionismo en capas de la sociedad catalana hasta ahora ajenas al procés. «Ensanchar la base», en jerga republicana. Para ello, la ANC quiere impulsar los Consejos Locales de la República, órganos de capilaridad extrema en pueblos, ciudades y barrios y que acaben siendo los que articulen la vida vecinal, social y política más cercana.
Según exponen desde el Secretariado de la entidad, su meta es clara: «Crear una estructura civil no autonómica donde asentar las bases del nuevo Estado». Para lograr este objetivo de alinear la rica vida asociativa de Cataluña con sus intereses, la ANC se marca una lista con once propósitos. Entre estos llama la atención su voluntad de que los denominados «consejos republicanos» se asienten como el «punto de encuentro» de iniciativas locales de todo tipo, tanto aquellas centradas en la causa secesionista como cualquier otra acción de voluntariado o apoyo a «entidades sociales».
Esto supone un paso más allá en la campaña impulsada por la ANC para lograr que personas afines a su entidad copen los órganos que dirigen colegios profesionales, cámaras de comercio, asociaciones locales e incluso cooperativas agrícolas. Una auténtica «subestructura gubernamental» de Cataluña, al fin y al cabo.