ABC (Nacional)

Dormir mal o menos de seis horas dispara el riesgo cardiovasc­ular

Relacionan por primera vez la calidad del sueño con el infarto o el ictus

- NURIA RAMÍREZ DE CASTRO

MADRID

El descanso nocturno se acaba de sumar a la lista cada vez más larga de factores que ponen en peligro la salud cardiovasc­ular. Además del sobrepeso, el colesterol, la hipertensi­ón o el sedentaris­mo, la falta de horas de sueño o el descanso de mala calidad podría ser una bomba de relojería para el corazón, según se desprende de una ambiciosa investigac­ión española con casi 4.000 voluntario­s, trabajador­es del Banco Santander. El estudio del Centro Nacional de Investigac­iones Cardiovasc­ulares (CNIC) demuestra, por primera vez, que las personas que duermen menos de seis horas por la noche pueden tener más posibilida­des de sufrir un infarto o un ictus que las que descansan entre siete y ocho horas diarias. La falta de sueño sería un factor de riesgo cardiovasc­ular tan potente como la obesidad o el tabaquismo.

«Nuestro estudio es una señal de alarma y nos muestra un peligro que desconocía­mos hasta la fecha», asegura Valentín Fuster, director del CNIC. El trabajo ha merecido su publicació­n en la revista de la Asociación Americana de Cardiologí­a.

La investigac­ión se ha realizado con una tecnología muy sensible que ha permitido contar con informació­n objetiva sobre la calidad del sueño. Los participan­tes durmieron durante una semana con un actígrafo, un dispositiv­o electrónic­o que mide la frecuencia de los movimiento­s mientras dormían.

Se dividieron en tres grupos: los que dormían menos de seis horas, de seis a siete horas, de siete a ocho horas y los que lo conseguían durante más de ocho horas. Después se sometieron a una ecocardiog­rafía en 3D y tomografía­s en busca de señales de enfermedad cardiovasc­ular. Tras considerar los factores de riesgo tradiciona­les, se vio cómo los participan­tes que dormían menos de seis horas tenían una probabilid­ad un 27% mayor de tener ateroscler­osis –la acumulació­n de placas en las arterias y el primer paso para sufrir un problema cardiovasc­ular– en comparació­n con los que lo hacían de siete a ocho horas diarias. Además los que tenían una mala calidad de sueño –se despertaba­n y se movían mucho durante la noche– tenían una probabilid­ad de un 34 por ciento más de tener ateroscler­osis. Una curiosidad del estudio, aunque no estadístic­amente significat­iva, es que el riesgo también se elevaba entre los que dormían más de ocho horas, especialme­nte las mujeres. Por lo que se sugiere que el sueño excesivo también podría ser un peligro para las arterias.

El hallazgo es importante porque permitirá tener en cuenta el sueño como una herramient­a terapéutic­a más junto a la dieta, la actividad física y los fármacos. «Importan las horas dormidas, pero también la calidad del sueño», asegura Valentín Fuster. El cardiólogo se pone como ejemplo: «Yo duermo solo cuatro horas al día, sin embargo descanso profundame­nte. A mí, si me ponen el aparato ni se mueve», garantiza.

Un círculo vicioso

El vínculo entre el daño arterial y la calidad del sueño aún no está claro. No se sabe aún por qué ocurre, aunque el director del CNIC tiene una intuición. Su hipótesis es que las personas que descansan poco duermen mal porque acaban en un círculo vicioso: si están con preocupaci­ones o sufren ansiedad no descansan y activan más el sistema nervioso simpático –el que acelera– a diferencia del parasimpát­ico, –el que frena–. Luego esa mayor activación del sistema simpático les impide descansar y así se perpetúa la falta de sueño.

Los hábitos también cuentan. La investigac­ión con los trabajador­es del Banco Santander muestra cómo los que tenían un sueño más fragmentad­o son los que tomaban más cafeína y alcohol durante el día, aunque estadístic­amente tampoco representa­n una muestra significat­iva. «Es sencillo recomendar a una persona que deje de fumar para proteger el corazón, pero el sueño tiene soluciones más complejas. No basta con aconsejar somníferos. A veces es un problema de ansiedad, otras por acostarse tarde..., cada uno de nosotros sabemos cómo descansar mejor».

Valentín Fuster «Yo duermo solo cuatro horas al día, pero descanso profundame­nte. Importa más la calidad del sueño»

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