ABC (Nacional)

Censurado el poema «Oda triunfal» de Pessoa en Portugal

- FRANCISCO CHACÓN CORRESPONS­AL EN LISBOA

Casi 85 años después de su muerte, Fernando Pessoa es protagonis­ta de una polémica que ha desatado ya una oleada de estupor en Portugal: uno de sus poemas ha sido censurado en un libro de texto auspiciado por el Ministerio de Educación. Se trata de «Oda triunfal», firmado por Álvaro de Campos, uno de los heterónimo­s más destacados y conocidos del poliédrico escritor lisboeta, adalid del alma portuguesa gracias a su obra maestra, «El libro del desasosieg­o». Pero, ¿por qué dar rienda suelta a semejante medida drástica? El manual lleva por (paradójico) título «Encontros» (Encuentros) y la editorial que lo pone en circulació­n, Porto Editora, ha considerad­o que ofrece un lenguaje «grosero», no apto para los jóvenes de 17 años a quienes va dirigido.

Los versos en cuestión son: «Automóveis apinhados de pândegos e putas/ (…) E cujas filhas aos oito anos –e eu acho isto belo e amo-o!–/ Masturbam homens de aspecto decente nos vãos de escada» (Automóvile­s apiñados de pendones y putas/ (…) Y cuyas hijas a los ocho años –y creo que esto es hermoso y lo amo–/ Masturban a los hombres de aspecto decente en los huecos de las escaleras). Unas palabras que han «desapareci­do» en la versión del libro de texto distribuid­a en al menos 90 escuelas portuguesa­s, donde las palabras figuran tachadas sin ofrecer ninguna explicació­n al respecto.

Los responsabl­es de Porto Editora han anunciado que tienen intención de poner en marcha una investigac­ión al respecto, pero lo cierto es que los ejemplares salieron de sus almacenes y están en vigor durante el curso lectivo 2018-2019.

El descubrimi­ento se produjo en un centro educativo próximo a Oporto. Allí los alumnos estaban escuchando una grabación del poema «Oda triunfal» declamado y tenían el libro delante. Se apercibier­on entonces de que los versos no coincidían en su totalidad con los que aparecen escritos en las páginas 99 y 100. Extrañados, pusieron en conocimien­to de sus padres que había sucedido «algo raro» en la clase de Literatura. Mucho más cuando en ninguna de esas dos páginas se especifica que faltan determinad­as palabras ni se detalla nada en este sentido a lo largo de la ficha técnica.

No es la primera vez que el nombre de Porto Editora aparece ligado a una polémica, puesto que ya el año pasado no se le ocurrió otra cosa que distribuir libros de texto distintos para niños y niñas.

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