La felicidad viral de Katelyn Ohashi
Su rutina perfecta en un torneo universitario revela un tormentoso vínculo con la gimnasia
Hace algunos años, no demasiados, un torneo de gimnasia entre universidades no llenaría dos líneas en los periódicos por mucho que una de las participantes se hubiera sacado de la chistera una rutina perfecta. Apenas unos cientos de personas la habrían aplaudido y jaleado en directo, y con suerte uno o dos de ellos se preguntarían después por la historia de esa chica en el camino de vuelta a casa. Ahora, gracias a las redes sociales, esa actuación de diez, repleta de desparpajo, depurada técnica y carisma, ha podido ser vista por más de 19 millones de veces en apenas 24 horas y es un fenómeno global. Su protagonista, Ohashi, durante su ejercicio la estadounidense Katelyn Ohashi, no es nueva en esto de convertirse en viral, pero lo que provocó este fin de semana con su rutina de suelo en el torneo Collegiate Challenge de Anaheim ha destrozado todos los récords de notoriedad en una deportista no profesional.
Porque Ohashi, 21 años, nacida y criada en Seattle, no deja de ser una simple estudiante de UCLA por más que en el pasado estuviera cerca de convertirse en una gran estrella. De pequeña compartió vestuario y alegrías con Simone Biles. Las dos llegaron juntas al equipo nacional con solo nueve años. Estaban llamadas a conseguir grandes cosas, pero solo Biles, quien sumó cuatro medallas de oro en Río 2016, lo logró. Ohashi se quedó por el camino. Las lesiones le atacaron poco tiempo después de ganar a Biles la American Cup, el primer gran torneo sénior en el que participaron ambas. Tenía 14 años. El hombro, la espalda, el esternón... La serie de intervenciones quirúrgicas se convirtieron en un suplicio, pero a la vez le hicieron darse cuenta de que la alta competición no le hacía feliz. Lo contó ella misma en primera persona, de nuevo aprovechando el poder de las redes, en un vídeo publicado en The Players Tribune. Allí explicó cómo renunció a ganar medallas por sentirse mejor consigo misma. Ohashi llegó a confesar que prefería vivir lesionada, porque así no tenía que medirse los muslos cada día ni renunciar a medio trozo de sándwich. Le gustaba la gimnasia, sí, pero no la enorme exigencia diaria que conllevaba estar en la primera línea.
Fin al suplicio
Con 18 años decidió dejar la selección. Comenzó en UCLA la carrera de estudios de género y también se apuntó al equipo de gimnasia de la universidad. Se dio cuenta de que podía practicar su deporte favorito sin recibir insultos ni vejaciones. Ya no hubo más ataques de pánico.
El año pasado su rutina de suelo inspirada en la música y las coreografías de Michael Jackson le proporcionó una inesperada fama, además de un título nacional universitario ganado solo dos días después de sufrir un grave accidente de tráfico. Ahora, este nuevo ejercicio ha cuadruplicado su popularidad. Ohashi se ha dado cuenta de que mientras estaba en el equipo nacional apenas sonreía. Incluso en el podio sentía angustia. Hoy, en cambio, sus rutinas las realiza con una enorme sonrisa en la cara, y ella no es capaz de encontrar una recompensa mejor.