Gómez Noya se apunta a Tokio
El triatleta regresa a la distancia olímpica y quiere el oro que se le escapó en Londres
Cinco veces campeón del mundo, cuatro de Europa, plata olímpica. Un currículo impecable con el que, sin embargo, Javier Gómez Noya no se conforma. El triatleta confirmó ayer que, después de un año dedicado a los Ironman más exigentes del planeta, vuelve a la distancia que lo hizo uno de los mejores deportistas españoles de la historia porque le queda un hueco que llenar en su palmarés: el oro olímpico. Alistair Brownlee lo dejó en plata en Londres 2012 y una caída un mes antes de volar a Río 2016 le impidió disfrutar de una segunda oportunidad.
«Me siento fresco y con ganas, ahora veremos cómo responde el cuerpo. Haber estado centrado en un objetivo diferente durante este año, me hace tener más ilusión que otras veces, y con los nervios de hacerlo bien en las carreras. Este año salí de mi zona de confort después de tanto tiempo y he aprendido mucho de mí mismo. Me he conocido mucho mejor», aseguró ayer para ABC en un desayuno de Banco Santander, uno de sus patrocinadores. El triatleta es consciente de que cumplirá 37 años en 2020 y acumula muchos kilómetros, pero ni firma un bronce ni quiere, simplemente, participar. «No quiero ir a Tokio por ir. Aspiro a lo máximo. Quiero verme con posibilidades de luchar con los mejores. Sé que hay un largo camino. Las competiciones me dirán dónde estoy. Si no me veo competitivo a lo mejor vuelvo antes a las largas distancias. Me gusta disfrutar del proceso, de buscar la excelencia deportiva, dentro de mis posibilidades llegar a mi mejor nivel y plasmarlo en la carrera».
«Miré hacia delante»
Esta decisión, dice, es personal, aunque premeditada y consultada con su entrenador, Carlos Prieto, que lo animó tanto a pensar en largas distancias para oxigenarse, como para regresar a los orígenes. «En un deporte tan exigente como este, cada uno debe hacer lo que le motive. Son entrenamientos muy duros y muchos días de sufrimiento y lo tienes que hacer convencido». Quizá uno de los factores por los que ha vuelto a sentir la llamada de la distancia olímpica sea el recuerdo de aquella caída fortuita en bicicleta, a pocos metros de llegar a casa, y que lo dejó en tierra con el billete para Río. «Los primeros días fueron muy duros. Pero después lo asumí como parte del deporte. He tenido momentos muy buenos, incluso suerte en algún Mundial con todo en contra y en el que se dieron las circunstancias para ganarlo. Y otros momentos con mala suerte, como esa caída. Pero no lo podía cambiar. Miré hacia delante». Hacia delante tiene unos meses para ganarse la clasificación: estar entre los tres mejores de España. Y tiene competencia, como Mario Mola, que tomó su relevo como campeón del mundo, y de quien dice que es «el mejor triatleta en distancia olímpica del momento», Fernando Alarza, Antonio Serrat, Vicente Hernández... «Es algo fuera de lo normal. En España tenemos una generación más potente que en países que invierten mucho más en triatlón».
Los años y la experiencia de este 2018 en otras carreras, con otros objetivos y otra preparación lo han orientado hacia un calendario más ajustado a sus características: «Lo bueno de ir haciéndote mayor es que te vas conociendo y tienes más criterio para saber qué es lo que tienes que hacer». Y eso pasa por las Series Mundiales de Bermudas, Yokohama y Leeds, para empezar, aunque también irá al Mundial de larga distancia de Pontevedra, que se tomará como una preparación, y un medio Ironman en Niza. «El triatlón ha subido mucho. Fui campeón del mundo en 2008 con un nivel que hoy no sería suficiente. La época más dura fueron los años 2011, 2012, 2013 con los Brownlee en su máximo esplendor. Nos hicimos mejores unos a otros. Eran carreras muy agresivas y sabías que te la podían liar en cualquier momento. Ahora hay gente capaz de ir muy deprisa, pero las carreras son más predecibles».
¿Y después de Tokio? «En los años que me queden de carrera, no sé cuántos, pero ojalá que muchos, me centraré en Hawái. Fue una decepción porque arriesgué mucho. Cuando vuelva tendré más conocimiento del evento y cómo prepararlo. A los que han ganado también les costó adaptarse».