ABC (Nacional)

Duque de Mandas «Cuando recuperemo­s las joyas de mi abuela, no las venderemos jamás»

Íñigo de la Huerta y Ozores y su hija Rafaela de la Huerta y Bruce han emprendido acciones legales para que les devuelvan las alhajas robadas y se paralice su subasta en Sotheby’s

- ANA MELLADO MADRID

Íñigo de la Huerta y Ozores, duque de Mandas y Villanueva y marqués de Puebla de Parga, se enteró el pasado sábado a través de las páginas de este periódico de que la Casa Sotheby’s, en su sede de Ginebra, iba a subastar el próximo 13 de noviembre un fabuloso lote de joyas de Cartier que pertenecie­ron a su abuela María Rafaela Fernández de Henestrosa. La sorpresa fue mayúscula a la par que desagradab­le. El duque de Mandas tilda la venta de «ilegal y fraudulent­a», puesto que la propiedad de estas alhajas fue arrebatada a sus legítimos herederos.

Tras la muerte de su padre, Ignacio de la Huerta y Fernández de Henestrosa, en septiembre de 2001 en su casa de Biarritz, perdieron el rastro de las joyas. «Las alhajas de mi abuela junto a las de mi hermana Corina desapareci­eron. Se las apropió mi hermanastr­o Álvaro de la Huerta y Ozores y ahora nos enteramos de esta venta». La responsabl­e de entregar estas joyas a Sotheby’s es «Frances Christophe­r, la viuda y divorciada de mi hermanastr­o Álvaro de la Huerta». «Cogió unas cosas que no eran suyas y se las llevó. Se adueñaron no solo de lo que se iba a subastar, sino también de diademas hechas para una duquesa de Mandas, cosas del siglo XVIII. Tienen un gran valor histórico. Frances Christophe­r y mi hermanastr­o robaron muchas cosas. Tenían controlada a mi madre y acabaron creando una sociedad del malhechore­s».

Tres herederos legítimos

El duque de Mandas aclara que son tres los únicos herederos legítimos de las joyas de su abuela, XV duquesa de Mandas que en los años 20 formó parte del grupo de damas de la Reina Victoria Eugenia de España. En primer lugar, él. Después, su primogénit­a. «Mi hija Rafaela de la Huerta y Bruce por ser heredera universal de mi hermana Corina de la Huerta y Ozores, muerta por un homicidio en casa de mis padres en Biarritz». «Y el tercer heredero legal es mi sobrino Álvaro de la Huerta y Christophe­r, hijo de mi hermanastr­o –fallecido hace 18 meses por sida, añade–, y de Frances Christophe­r».

Don Íñigo puntualiza que las alhajas

Ilustració­n de la duquesa de Mandas, María Rafaela Fernández de Henestrosa, junto a una de sus joyas. Arriba, la sede de Sotheby’s en Ginebra

«han sido sacadas de España y llevadas a Ginebra por Frances Christophe­r sin permiso de exportació­n y sin haber pagado impuestos de sucesión porque los herederos no pudimos conservarl­as».

El duque de Mandas muestra además su indignació­n por la foto empleada en el catálogo de Sotheby’s. «Mi abuela no es la señora que sale en la foto del catálogo, esa es mi difunta madre, María de los Ángeles Ozores y Santa Marina. Mi padre tenía esa foto en la mesilla de noche y viajaba siempre con ella. Existe una indignació­n enorme en la familia por la utilizació­n de una foto íntima. Es una desfachate­z».

En manos de sus abogados

Tras enterarse de la subasta, el duque de Mandas emprendió medidas legales a través de su abogado. El director internacio­nal de la división de joyas de Sotheby’s y presidente de Sotheby’s Suiza, David Bennett, recibió una notificaci­ón notarial prohibiend­o subastar estas joyas. El director de Sotheby’s para España y Portugal, André ha recibido la misma notificaci­ón. Y la cancelació­n de la subasta está en trámite, aunque ayer –al cierre de edición de este diario– aún no se había paralizado la venta, según fuentes de Sotheby’s consultada­s. Frances Christophe­r ha recibido un burofax exigiéndol­e la devolución de las joyas. «Las alhajas van a quedar bloqueadas gracias a un proceso iniciado en los Tribunales de Ginebra. Nuestro abogado ha iniciado el trámite para que la justicia suiza bloquee las joyas y nos las devuelvan». Ellos nunca se desprender­án de las joyas. «No venderemos ninguna alhaja jamás».

Su hija Rafela ha iniciado otro proceso en Sevilla de denuncia contra Frances Christophe­r. Se ha personado en la causa «porque esta señora se ha apropiado también de una joya que era suya y de su hermana Paz de la Huerta».

A pesar de este embrollo y disgusto, el duque de Mandas expone: «Yo soy muy feliz, vivo muy bien entre Normandía, EE.UU. y Extremadur­a, pero no me voy a dejar robar».

Indignació­n y desazón «Mi abuela Rafaela no es la señora que sale en la foto del catálogo de Sotheby’s, es mi difunta madre. ¡Qué desfachate­z!»

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