Tensión en el Madrid por las lesiones
El club ha solicitado un informe interno y Zidane ha pedido a sus futbolistas que no fuercen la reaparición
Preocupación. Enfado. Búsqueda de razones, sin querer hacer una caza de brujas, aunque haberlas haylas. Incluso indignación se siente en el seno de la casa blanca. En el Real Madrid se analiza una realidad muy grave con el foco colocado a larga distancia. No se mira el último árbol, la caída de Benzema. Se observa el bosque, las 37 lesiones sufridas esta temporada. El balance de situación sentencia que el mayor rival del Real Madrid, con todos los respetos, no es el Atlético, el Barcelona o el Atalanta. El gran enemigo es la plaga de bajas que ha dejado el vestuario de Valdebebas como un solar. Hasta doce, la mitad de la plantilla, ha soportado Zidane con estoicismo hace dos semanas. Hoy viaja a Valladolid con nueve ausencias. Benzema se ha sumado al parte que protagonizan Ramos, Hazard, Carvajal, Marcelo, Rodrygo, Odriozola, Militao y Valverde. El galo tiene once jugadores de campo y ha convocado a más canteranos que nunca: Chust, Miguel, Blanco, Arribas y el delantero Hugo Duro. La entidad ha pedido explicaciones.
El Real Madrid ha solicitado un informe interno, exhaustivo, para conocer las causas de esta pandemia deportiva. Se estudia la crisis en varias vertientes. La primera es que la concentración de partidos por culpa de la otra pandemia, el coronavirus, exigió una falta de descanso en verano y una pretemporada inconclusa que se ha pagado en competición. La segunda vertiente es la preparación física de Dupont. Se augura que el belga ha podido forzar la máquina con jugadores veteranos que no aguantan ese ritmo de trabajo. Se han producido diversas roturas de cuádriceps y de isquiotibiales que vaticinan que ciertos profesionales no soportaban la carga de trabajo, especialmente los hombres que han disputado demasiados partidos.
La tercera posibilidad es el cuadro médico. En un principio se pensó en el cuerpo de doctores como uno de los causantes fundamentales de tanta dolencia. Se reflexionaba que ese equipo, que incluye fisioterapeutas y recuperadores, adelantaba la puesta a punto de los futbolistas y luego reaparecían muy pronto, para volver a recaer. Pero el grupo de doctores y ayudantes especializados no puede ser la clave del desastre, porque ellos diagnostican que un profesional tiene el alta médica para volver a entrenar con el plantel, pero ellos no dictaminan por su cuenta el alta competitiva, que es muy distinta. Esa luz verde la conceden finalmente el entrenador en diálogo con el propio futbolista. Este capítulo es uno de los fundamentales. Por eso, Zidane ha aportado la cuarta variante en la investigación de la crisis. Ha tomado el toro por los cuernos y ha hablado con sincera crudeza con sus pupilos. Les ha pedido que sean objetivos cuando digan que están para jugar. Que no aseguren que se encuentran aptos para reaparecer si no es así.
«Si un jugador te dice que no le duele y que está bien, un doctor no puede desmentirle, tiene que creerle, porque las pruebas médicas diagnostican que ya no hay lesión y todo depende de las sensaciones del futbolista», analiza un profesional del club a ABC. Ese paso del final de la dolencia médica a la condición de «apto para jugar es el tramo incierto del fútbol, donde todo pende del hilo de la opinión del futbolista». Y aquí hay intereses opuestos al médico.
La incógnita de Valverde
El jugador puede forzar su retorno al once por el egoísmo de no perder el puesto. «Esto sucede». Las lesiones de jóvenes como Valverde, Rodrygo, Odegaard y Jovic aportan una quinta culpabilidad: la tensión psicológica de demostrar en minutos que merecen jugar. «La ansiedad hace estragos».
Zidane ha reaccionado ante la plaga. No precipitará las reapariciones. Es la razón por la que Valverde, un hombre clave, no viaja a Valladolid. El técnico desea que juegue ante el Atalanta el miércoles. Pero se topa con el miedo a una recaída. El uruguayo está
bien. Su jefe se lo piensa.