Biden abre una vía para lograr la mayoría demócrata en el Supremo
Una comisión estudiará ampliar su composición y limitar mandatos, lo que podría acabar con el control conservador
Joe Biden anunció ayer la creación de
elec-¿ una comisión sobre el asunto de mayor sensibilidad política en EE.UU.: la reforma del Tribunal Supremo, incluyendo la ampliación en el número de jueces y la duración de sus cargos. Es una decisión que agitará al Alto Tribunal y al clima político de EE.UU., ya polarizado al extremo, pero que Biden se comprometió a tomar, casi a regañadientes, durante la campaña toral que le llevó a la Casa Blanca.
Todo lo desencadenó la muerte de la juez Ruth Bader Ginsburg, el bastión progresista del Supremo, en septiembre del año pasado, a mes y medio de la cita con las urnas. Los republicanos aprovecharon la mayoría que entonces gozaban en el Senado para impulsar un recambio exprés de la magistrada y colocar a una jueza nominada por Trump, Amy Coney Barrett. Cuatro años antes, tomaron el camino contrario para bloquear durante meses a un juez nominado por Barack Obama y esperar a las elecciones de 2016, las que ganó Trump, para colocar a un juez conservador.
Sectores amplios del partido demócrata fueron muy críticos con la doble vara de medir que usaron los republicanos y que consiguió reforzar la línea conservadora del tribunal, que en la actualidad es de seis jueces conservadores frente a tres progresistas. La respuesta de muchos fue ‘Pack the court’, ‘llenad el tribunal’, es decir: ganar las elecciones presidenciales, recuperar la mayoría en el Senado y utilizarlos para ampliar el número de jueces y dar la vuelta a la línea ideológica del tribunal.
El asunto ponía a Biden entre la espada y la pared. No podía asustar al electorado moderado que necesitaba para ganar la elección ni llevar la contraria a las corrientes izquierdistas de su partido. Con las elecciones a la vuelta de la esquina, trató de esquivar el asunto todo lo que pudo hasta llegar a una solución que solo era una patada adelante: la creación de una comisión de estudio.
Promesa electoral
Ahora cumple esa promesa hecha en campaña, pero da señales de que no busca cambios radicales en el Supremo. La comisión, establecida por decreto presidencial, no culminará con una serie de recomendaciones específicas al presidente, sino con un análisis sobre los posibles cambios que podrían producirse. Este mecanismo es decepcionante para las corrientes izquierdistas, que buscaban una alteración rápida del tribunal para aprovechar el poder que tienen ahora los demócratas en la Casa Blanca y en el Senado, antes de que corran riesgo. El año que viene se renueva un tercio de la cámara alta y la exigua mayoría demócrata podría desaparecer.
La comisión durará seis meses, estará compuesta por 36 expertos juristas de diversa procedencia ideológica y ofrecerá sus conclusiones en octubre. Entre los asuntos que tratará están las necesidades de reforma del tribunal, el número de miembros que lo integran, la duración del cargo y el proceso de selección de casos.
El anuncio de la comisión viene calentado por las declaraciones de uno de los jueces progresistas del Supremo, Stephen Breyer, que aseguró que un intento de ampliar el número de magistrados tendrá como resultado la «erosión de la confianza» en el organismo.