Los fanáticos del odio son jóvenes, con pocos estudios, solteros y desempleados
Más de la mitad de los condenados por estos delitos, ultras de derechas e izquierdas
MADRID
Los fanáticos del odio tienen menos de treinta años (un 66,7%), pocos estudios (cerca de la mitad solo el graduado escolar), están solteros o no tienen pareja, suelen vivir con su familia (solo el 21 por ciento se ha independizado) y la mayoría no trabaja o si lo hace ingresa poco dinero. Son hombres y españoles.
Este es el perfil obtenido al radiografiar por primera vez a individuos condenados por cometer delitos de odio, por ideología y racismo sobre todo, tanto aquellos que están en prisión como los que cumplen una medida alternativa.
El estudio lo ha llevado a cabo Instituciones Penitenciaras, en colaboración con la Fundación para la Investigación Aplicada en Delincuencia y Seguridad y del mismo se ha obtenido un retrato criminológico que responde a los siguientes patrones: el 70% son consumidores de sustancias tóxicas (cannabis, alcohol y cocaína), con una edad de inicio alrededor de los 15 años. Más de un tercio reconoce haber sufrido maltrato físico o psicológico por parte de sus padres u otros familiares. La mayoría se relaciona con un grupo de ideología de odio (neonazis, grupos de ultra izquierda y radicales de fútbol…) y un tercio vestía o exhibía en la calle simbología, indumentaria y tatuajes que lo demostraban. No cuen
Es violento con personas ajenas a su núcleo familiar o de amigos. tan con un historial delictivo previo de gravedad y son violentos con personas ajenas a su familia o amigos.
Se ha analizado a 31 condenados voluntarios; a otros se les ofreció participar y lo rechazaron, de ahí que no se haya encontrado a ‘misioneros de odio’, los casos más graves. De esa treintena de fanáticos el 39% fueron condenados por homicidio o asesinato, el 21% por lesiones y el 9% por robo. «No se puede descartar que el perfil de delincuentes de odio en prisión sea diferente del encontrado en una denuncia policial. Estaríamos hablando quizás de delitos más graves o delincuentes de odio con una larga trayectoria de actos violentos o peleas previas (quizás incluidos en la cifra negra de la delincuencia) que acaban en el radar de la justicia por un hecho crítico», señalan los autores del estudio, al que ha tenido acceso ABC. Y constatan un hecho: la mayoría de las denuncias de delitos de odio no llegan a una condena y un posterior ingreso en prisión o medida alternativa, pese a las agravantes introducidas en 2015.
El perfil psicológico de los odiadores dibuja a una persona propensa a asumir riesgos, agresiva de forma reactiva y con mayor prejuicio sutil. Y con todos los datos mencionados el estudio concluye que existen tres tipos de perfiles delictivos: el buscador de emociones, el mayoritario, con prejuicios hacia minorías y colectivos vulnerables, que agrede en grupo.
El vengativo, segundo perfil. Agresivo por supuesta ofensa hacia su persona o grupo. Tiene dificultad para identificar sentimientos. El defensivo es el que protege el territorio de extranjeros a los que percibe como amenaza. En estos dos últimos tipos, el prejuicio está más arraigado y es más intenso.
Desde 2018 se desarrolla en Prisiones el programa ‘Diversidad’ encaminado a frenar estos delitos, la mayoría ideológicos y racistas. En el caso de los presos es voluntario, pero no cuando el individuo es condenado a una medida alternativa. «Hay una intervención psicológica y terapéutica, en prisión suele ser de nueve meses y hasta 13 fuera y concluye con un informe final que se traslada al juez», explica Francisco Laguna, jefe de área de Medidas Alternativas. «Se busca un cambio en la persona –añade–, que se responsabilice del delito y siempre que es posible acaba con encuentros restaurativos, con víctimas directas o indirectas».
Sin condena La mayoría de las denuncias por delitos de odio no acaban en una condena e ingreso en prisión