Amenábar vuelve a la historia de España con su primera serie
Concluye el rodaje de ‘La Fortuna’, aventura basada en el cómic de Paco Roca sobre el caso Odyssey La batalla digital
Tal vez el destino de todos los tesoros sea terminar perdidos en algún lugar inhóspito, y despertar con su búsqueda batallas y aventuras, que es de lo que viven los piratas, y por lo que tanto nos fascinan. El que cargaba Nuestra Señora de las Mercedes se hundió en el fondo del mar hace dos siglos (en 1804) por un zambombazo inglés, traición mediante, y allí permaneció hasta que en 2007 la empresa norteamericana Odyssey Marine encontró el pecio y se llevó las 590.000 monedas de oro y plata que contenía. Con el hallazgo, y su rápida adjudicación, comenzó una trifulca legal entre la compañía y el Reino de España, que reclamó la propiedad de ese patrimonio, dando lugar a un culebrón épico-administrativo que dio para cómic (‘El tesoro del Cisne Negro’) y, ahora, para serie de televisión: ‘La fortuna’, la primera incursión de Alejandro Amenábar en la ya no tan pequeña pantalla.
Habla el cineasta con la seriedad de quien tiene la cabeza llena de cálculos. Acaba de terminar el meollo del rodaje, pero aún le quedan detalles que no quiere dejar de controlar. Lleva catorce días en San Sebastián con las imágenes marítimas, que son un ‘flashback’ necesario para una historia que, asegura, le enganchó desde el principio, y no tanto por los cañones y la acción bélica como por las intrigas burocráticas y los conflictos personales: es de ahí de donde extrae la acción, por contradictorio que parezca.
Dos fragatas que serán ocho
De hecho, a punto estuvo de renunciar a rodar las escenas históricas, porque eran demasiado complicadas y apenas suponen un cuarto de hora de metraje en una producción de seis capítulos de cuarenta y pico minutos cada uno. Pero ya se sabe que, si hay dinero, lo lógico es complicarse la vida con estas cosas: por eso hay dos fragatas de época ancladas en el puerto de Pasajes (San Sebastián) rodeadas de cámaras y grúas y se escuchan gritos de silencio a cada poco. El lío lo justifica por el vínculo emocional que une presente y pasado: «No solo se perdió el tesoro, sino cientos de vidas». Por cierto: el navío español es, en realidad, francés, y el inglés es ruso… Gracejos de la producción, que corre a cargo
La batalla naval de ‘La fortuna’ apenas dura diez minutos, pero es un flashback necesario para conectar emocionalmente pasado y presente, porque detrás del hundimiento del tesoro de Nuestra Señora de las Mercedes hay un drama humano muy del gusto de Amenábar. Para filmarla, han sido necesarias dos semanas milagrosas de buen tiempo en Pasajes de San Pedro (San Sebastián), dos fragatas de la época (que en pantalla serán ocho por obra y gracia de la magia digital), ocho grúas para sujetar los croma y un centenar de figurantes. También, claro, un mar de horas de planificación: cada plano se ideó primero a ordenador, pasando las ideas del director a tres dimensiones, teniendo en cuenta el tamaño de las embarcaciones, las mareas, la posición del sol y demás variables, todo para que el rodaje fuera lo menos accidentado posible. de Movistar+, AMC y MOD Pictures.
Amenábar llegó a esta peripecia a través de las viñetas de Paco Roca y el relato del Guillermo Corral, uno de los funcionarios implicados en el caso. En su narración había ficción y nombres inventados por necesidad, y él se ha tomado más libertades para profundizar en la verdad humana del suceso: lo que cuenta, por tanto, son las vivencias de Álex Ventura, un joven diplomático que asume la misión de recuperar ese pedazo de patrimonio saqueado, de igual manera que él parece haber asumido la responsabilidad de llevar la historia de España al audiovisual.
«Es una adaptación bastante fiel al cómic, que me gustó muchísimo. Tiene esa cosa tintinesca que te tiene enganchado, ese punto costumbrista que le da mucha realidad, tiene humor, tiene una historia de amor… Todo eso lo hemos acentuado, hemos escarbado más en las relaciones para extraer más de los personajes», afirma.
También descubrió en la trama una conexión con su biografía, que es lo que mueve a cualquier creador, en el fondo. «A mí, que soy de Madrid y que he hecho el viaje a Estados Unidos, ese enfrentamiento, esa confrontación entre el mundo de David y Goliat que está en el protagonista, me permitía explorar la realidad Mediterránea, a este lado del Atlántico, y la realidad norteamericana. La serie me permitía hablar de esos dos mundos, de esas dos culturas», apunta.
«La serie me engancharía»
Como ha podido dirigir todos los capítulos, cree que apenas ha sido una experiencia diferente a la de hacer cine: eso se palpa en la escritura, en los ‘cliffhanger’ (finales con suspense) de cada final de episodio, no en el set. «He hecho la serie con la que me engancharía, la serie que me gustaría ver en mi casa. A la hora de rodarla el procedimiento ha sido exactamente el mismo que cuando ruedo una película, lo que pasa que más extendido en el tiempo. El trabajo con los actores, con el director de fotografía, que es Álex Catalán, el mismo de ‘Mientras dure la guerra’, ha sido exactamente igual. He