Miller impulsa la era Ducati
Criticado al inicio de curso, el australiano consigue en Francia su segunda victoria
Márquez, al suelo
«La segunda caída era innecesaria, ha sido porque no estaba dentro de la carrera completamente»
Se consolida en este Mundial una nueva era que lidera Ducati, que ya no es solo aquella moto que corre muy rápido en las rectas; ahora es una todoterreno. Sin perder su esencia, en este curso revira en los circuitos pequeños igual de bien que se desliza en agua con precisión; y tiene a Jack Miller, campeón ayer, Pecco Bagnaia, cuarto tras remontar desde la decimosexta plaza y segundo en el Mundial, o Johann Zarco, tres veces segundo, como adalides de que funciona de maravilla en cualquier terreno, bajo cualquier circunstancia. Como ayer en el Gran Premio de Francia.
Son los mismos puntos que en todo 2020. En Le Mans, donde la lluvia es un rival más de la parrilla, fue el australiano quien se agarró al asfalto mojado, acertó con el cambio de moto, soportó el chaparrón de las nubes y de Fabio Quartararo, tercero y nuevo líder, único que aguanta el tirón de la marca italiana, y brilló con la salida del sol. Veloz, fuerte, constante, calmado, incluso con una salida de pista, incluso con dos vueltas largas de castigo por pasarse de velocidad en el callejón de garajes cuando fue a cambiar de moto. Sí, ese Miller que saltó directamente de Moto3 a MotoGP; el que fue criticado por su falta de rendimiento en las primeras carreras -dos veces noveno y un cero-; el que lloró de emoción hace dos semanas en Jerez con su primera victoria vestido de rojo y la primera desde Países Bajos 2016; el que bebió ayer champán de su bota. «Es la mejor Ducati que hemos visto hasta ahora, es el resultado de muchos años de trabajo. Y las victorias ya no me pesan», admitía eufórico Miller.
La lluvia también trajo, claro, mucha precaución, como la de Viñales, de los más rápidos en seco, desaparecido después; errores y caídas: Álex Rins, Joan Mir, Aleix Espargaró.
Caídas
Dos sufrió Marc Márquez, sin consecuencias físicas pero sí alguna moral. La segunda fue especialmente dolorosa, porque lo dejó fuera de carrera y porque sucedió cuando lideraba con dos segundos de ventaja tras un perfecto cambio de moto. Había advertido que sobre mojado estaba listo para pilotar ya con tiempos y resultados de los de antes, y se aliaron las nubes para concederle esa opción de carrera ‘flag to flag’ que tan bien se le da. Y lo hizo todo bien, con arreón en los últimos metros antes de entrar en boxes y salida estupenda como solía hacerlas. Ahí pecó de inexperiencia, por ejemplo, Quartararo, castigado con una vuelta larga porque se equivocó de garaje. «La segunda caída era innecesaria, ha sido por, quizá, no estar completamente dentro de la carrera. No he aprovechado una oportunidad que me ha dado el tiempo», analizó después el de Honda.
Llega en dos semanas Mugello, jardín particular de las Ducati, aunque ya están demostrando que no hay más ‘circuitos solo Ducati’. Todos lo son.