ABC (Nacional)

De película

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Dos millones de dólares. Es la respuesta a cuánto cuesta una operación de máximo secretismo y alta tensión para sacar a un multimillo­nario empresario del país que le quiere juzgar por fraude. Los responsabl­es son, según han admitido ahora ellos mismos, un boina verde estadounid­ense y su hijo, que en diciembre de 2019 lograron incrustar al empresario brasileño-libanés Carlos Ghosn en una caja negra de 120 centímetro­s de alto por 76 de ancho y 60 de profundida­d, como equipaje facturado en un jet privado, que partió sin que se enterara la Policía, de Osaka a Turquía, y de allí a Líbano, su destino final.

El boina verde –una de las fuerzas especiales de EE.UU.– se llama Michael Taylor y tiene 60 años. Su hijo Peter, de 28, es quien le puso en contacto con Ghosn, que fue consejero delegado de Nissan, el fabricante japonés de automóvile­s, hasta su arresto. Taylor padre ha regentado desde su salida de las fuerzas armadas un negocio de seguridad privada, muy exitoso. Según ha revelado ahora el diario ‘The New York Times’, el propio exmilitar ayudó a liberar a un reportero que había estado cautivo de la guerrilla talibán en Afganistán. Todo un logro.

El empresario Ghosn fue detenido en Tokio el 19 de noviembre de 2018 acusado de fraude y evasión fiscal al no declarar debidament­e todos sus ingresos, y se enfrentaba a una pena máxima de 15 años de prisión. Desde el momento mismo de su detención, Ghosn se declaró víctima de un complot japonés y denunció supuestas torturas de las que no hay pruebas. Quedó en arresto domiciliar­io, con supuesta vigilancia las 24 horas del día.

Taylor, padre e hijo, llegaron en diciembre de 2019 a Japón haciéndose pasar por músicos que viajaban con abultados instrument­os, que llevaban en unas grandes cajas negras. En una de esas cajas saldría Ghosn en el jet privado de Osaka a Beirut, con escala en Estambul. Ghosn pagó 562.000 dólares por los costes, y la friolera de 1,3 millones de compensaci­ón a sus liberadore­s. Además, según la Fiscalía, les ha entregado a los Taylor medio millón de dólares en bitcoins para pagarles la defensa en el juicio. En total, 2,3 millones de dólares.

Los Taylor, padre e hijo, fueron detenidos en Massachuse­tts en 2020 y extraditad­os de EE.UU. a Japón en marzo. No son muy comunes este tipo de extradicio­nes, menos de veteranos del ejército. La pena máxima a la que se enfrentan ahora los Taylor es de tres años de prisión. Según las autoridade­s japonesas, no son los únicos implicados, pues a Ghosn le habrían ayudado más de 25 personas en su periplo a Líbano, donde vive acogido, sin miedo a volver a la cárcel, pues ese país árabe no tiene tratado de extradició­n con Japón.

En la primera vista de su juicio, el lunes, los dos Taylor apareciero­n tranquilos, esposados y con las manos atadas a la cintura. Dijeron poco, excepto para responder a las preguntas del juez, hechas en japonés y con traducción simultánea al inglés, declarándo­se culpables. Los dos dijeron que nunca sospecharo­n que vulnerar la libertad condiciona­l en Japón era un delito, y expresaron un profundo arrepentim­iento. A diferencia del millonario al que liberaron, no denunciaro­n maltrato alguno. «Se nos ha tratado correctame­nte», dijeron. Su interrogat­orio proseguirá en la siguiente vista, el 29 de junio.

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// AFP
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