Los devastadores efectos de la pandemia en la cultura iberoamericana
El secretario general de la Organización de Estados Iberoamericanos propone soluciones para superar el golpe del coronavirus al sector
Los efectos de la pandemia producida por el Covid-19 han sido devastadores en Iberoamérica. El coste humano se resume en más de 60 millones de contagiados y más de un millón de fallecidos. Se ha producido una recesión similar a la de la Gran Depresión de 1929. Cerca de 180 millones de estudiantes dejaron vacías escuelas, colegios y universidades. Y, sin embargo, no es menos importante el impacto que esta crisis ha tenido en la cultura.
La Organización de Estados Iberoamericanos (OEI), junto con Mercosur, Unesco, Segib y el BID, ha realizado una evaluación sobre el impacto en las industrias culturales y creativas de la región. A la espera de la publicación final de este informe, los datos adelantados revelan un ‘shock’ en la demanda ocasionado por la crisis económica, un shock en la oferta producido por el distanciamiento físico obligado y, además, grandes cambios en los consumos culturales.
Las empresas culturales han registrado una caída del 80% en sus ventas, 2.564 cines cerraron sus puertas, 30.026 frecuencias de radio vieron condicionado su funcionamiento, 7.516 museos suspendieron sus visitas, 5.658 teatros no abrieron al público y 21.928 bibliotecas cerraron, al igual que lo hicieron 11.304 centros culturales. En resumen, el 83% de los espacios culturales se cerraron al público, lo que ha supuesto una masiva cancelación de actividades.
Las actividades culturales, que fueron las primeras en cerrar, serán las últimas en retornar. Debemos reivindicar la cultura como un aporte fundamental para nuestra región. En primer lugar, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), aporta bienestar y salud. La cultura genera también sentimientos de cohesión y de pertenencia, una contribución fundamental en una región en la que las señas de identidad se construyen a partir de lo que aparentemente nos diferencia: una enorme diversidad de lenguas, costumbres o tradiciones que, sin embargo, nos unen.
La cultura es también fuente de riqueza para nuestras naciones, en las que las industrias creativas y culturales representan entre el 2% y el 4% del PIB, un importante aporte económico que, en sectores como patrimonio y artes escénicas, las caídas han superado el 20% anual en términos de generación de valor agregado.
La cultura también es trabajo: genera entre el 0,75% y el2,5 % del empleo total de la región. La pandemia ha afectado a más de 2,6 millones de puestos de trabajo de las industrias culturales y creativas de Iberoamérica. Ahora tenemos por delante tres tareas imprescindibles para superar con éxito esta situación y salir de ella pronto y de la mejor manera posible. En primer lugar, conocer con precisión el alcance de esta catástrofe. En segundo lugar, la salida de la pandemia ha puesto de manifiesto que la transformación digital y la tecnología han dibujado un nuevo escenario. Saldremos de esta crisis antes, mejor y más fortalecidos gracias a la innovación. Por último, debemos proveer, con carácter de urgencia, recursos públicos extraordinarios destinados al apoyo y reactivación de las industrias culturales y creativas.
No obstante, un certero diagnóstico y un repertorio de medidas de apoyo local no serán suficientes sin contar con la cooperación y la acción multilateral efectiva y ajena a la retórica vacía de compromisos reales que ha sido tan frecuente a partir de la crisis del 2008. No podemos esperar que la financiación autárquica sea la solución. En consecuencia, animamos a la banca multilateral de desarrollo y a la cooperación internacional a que aporten los recursos suficientes para sanar la herida creada por la pandemia en la cultura.
«Animamos a la banca y a la cooperación a que aporten recursos para sanar la herida»