La foto del Liceo
a se les ve. Todos encantados, de la platea al paraíso pasando por los palcos, entusiasmados por tan histórico momento y por aparecer en ‘la foto del Liceo’, la contrafoto con la que la España sanchista replica este lunes la de ‘los fachas de Colón’, esos peligrosos derechistas, como Savater o Trapiello, a los que no les parece bien que se indulte a unos delincuentes que han atentado contra la Constitución y que prometen volver a hacerlo en cuanto puedan. Allí, en el templo de las Ramblas aparece, lírico y triunfal, Sánchez, el estadista del barrio de Tetuán, magnánimo como un césar romano de todo a un euro levantando
Yel pulgar a los golpistas de aquel octubre del 17. Junto a él bien podría aparecer el jefe de guardia de la centuria ‘indepe’, Aragonès, sacando pecho-palomo y con cara de “aquí los tengo, Puigdemont, sumisos ahora los opresores del poble“, quizá dando paso por videoconferencia al forajido de Waterloo. A su vera, en butaca de patio de las caras, los ‘empresaris’ del Cercle, tan activos estos días, con ese arrojo del mandilón que pone una vela a Dios y otra al diablo, aquellos que cuando la asonada salieron por miles corriendo de Cataluña a refugiarse en los acogedores brazos de la ‘malvada España’ porque con la ‘república de Puchi’ olisqueaban ya su ruina. La pela es la pela y los fondos europeos están a puntito de llegar... Hasta última hora se esperaba allí a Garamendi, con su Gran Cruz al Mérito Militar en la solapa, pero dudas de última hora ahogaron anteriores bendiciones a los indultos. Ya dijo bastante con lo que dijo. Y al consejero Giró, claro, aquel al que cuando estaba en La Caixa le encantaba salir retratado en las páginas de Agenda del ABC repartiendo labor social por toda España, a la que ahora al parecer considera una «opresora»,
Un poco más allá, en butaca gestatoria, monseñor Omella y el resto de los obispos de la Tarraconense repartiendo el perdón sin que los pecadores hayan hecho acto de contrición alguno. Más aún, han prometido volver a las andadas según alcancen la medida de gracia. ‘In ausentia’ y más callada que en misa, el resto de la Conferencia Episcopal. ‘Ora pro nobis’. El lunes, toda una fila del Liceo prodrían ocuparla los barones del PSOE, con Fernández Vara recuperado ya del imperial abucheo que le brindaron sus paisanos en Mérida por apoyar los indultos; con el otrora ‘españolazo’ Lambán y el siempre sinuoso García-Page, con su tarro de vaselina y callado desde que en Ferraz le dijeron que cerrara la boca. Obediente el manchego. En repesentación de ‘los hombres de paz’, Otegui, y en el palco internacional, Picardo, el de Gibraltar, y Mohamed VI, el último fan de la república catalana. Se ve por allí a Víctor Manuel, con o sin Ana Belén, encabezando una delegación del mundo de la cultura favorable a que salgan a la calle los sediciosos y malversadores del 1-O. Todo un sector de los asientos debería estar ocupado por una delegación de los CDR, que tanto han apretado, y otro por el clan Pujol al completo, ahora que se van a sentar todos en el banquillo por sus impagables servicios y denodado trabajo por Cataluña.
Esta es la ‘foto del Liceo’ con la que Sánchez quiere abrir la «agenda del reencuentro», penúltima monserga progre para justificar el turbo-indulto, en contra del tribunal sentenciador, a quienes quisieron poner al Estado genuflexo ante ellos, los mismos, ¡oh casualidad!, que son esenciales para que él siga durmiendo en La Moncloa tras una memorable noche en la ópera.