El extraño vasallo
Años lleva Giró pululando entre bastidores del poder y el dinero y ahora que ha fichado por el separatismo se dice «oprimido». Hay maneras más dignas de hacer la pelota al jefe
Quizá siguiendo el consejo de Lilith Verstrynge, el otrora templado Giró debió ayer desayunar fuerte pues su discurso en el Círcle d’Economia fue, de largo, el más afrentoso y hostil contra el Estado de todos los escuchados últimamente, tan beligerante que es como si estuviera haciendo méritos para ser aceptado en el nuevo Gobierno separatista, no se vayan a enfadar los de la CUP o el huido en Waterloo, al que ayer rendía pleitesía su jefe, Aragonès. Un Giró desencadenado y faltón se subió al carro de quienes denuncian «el acoso del Estado a Cataluña», donde a su juicio se practican formas que parecen «despóticas y opresivas», convirtiendo a los catalanes prácticamente en «vasallos» y al que no le meten en la cárcel, le faltó decir. Ni en un cursillo para mandos de los CDR se escuchan semejantes soflamas. España, desde luego, debe ser una birria oprimiendo pueblos si tenemos en cuenta que en este despótico marco él ha conseguido ser altísimo directivo de una petrolera y de uno de los principales bancos del país, además de consejero de un gobierno autonómico y toda una retahíla de cargos de alcurnia en principio impropios de un «vasallo» sometido al acoso del Estado. De hecho, Giró corre con la fama de ser un personaje que no se perdía una foto que pusiera en valor la relevancia del cargo, una especie de ego telegénico solo comparable al de aquel ‘Mocito feliz’ que aparece detrás en la entrevista a un famoso. Ahora, además, insulta.