ABC (Nacional)

España se mete en un lío con otro petardazo

·Morata se reencuentr­a con el gol, pero la selección pincha ante una Polonia que solo tiene a Lewandowsk­i ·El equipo jugó peor que ante Suecia, no gobernó con la misma autoridad y Gerard Moreno falló un penalti

- ENRIQUE YUNTA

De petardazo en petardazo, España se complica la vida de mala manera en esta Eurocopa que nació torcida y que no tiene pinta de mejorar. De Suecia a Polonia, la misma sensación de que España no asusta a nadie, un equipo del montón que hace algunas cosas bien, pero que no tiene lo necesario como para ganar a nadie con cara y ojos. Anoche, en otro ejercicio desesperan­te, peor en líneas generales que en el debut, solo pudo empatar y vivirá angustiada hasta el miércoles, cuando se jugará la clasificac­ión contra Eslovaquia. En esta Eurocopa es más difícil quedarse fuera que pasar (16 de 24 van a octavos de final), pero ni por esas puede estar tranquila la selección, que necesita ganar, a estas alturas ya da igual el cómo. Desde luego, lo que propone no está a la altura de un torneo de semejante magnitud, pero aún tiene margen para reconducir la situación, si bien cuesta subirse al barco de Luis Enrique con actuacione­s tan planas.

La cita fue como la del lunes pasado, pero no. Es decir, España se dio un atracón de pases, de aquí para allá, de allá para aquí, ahora al central, abro a banda... El rondo de siempre, rondo infinito, pero movió la pelota con menos gracia que ante Suecia, aunque tuvo algún destello y marcó, noticia de alcance. Cabe destacar la puesta en escena de Polonia, cuyos primeros minutos invitaban a pensar en un equipo con más agallas y ambiciones pese a defender con defensa de cinco, rescatada esa tradición antigua en el fútbol moderno. Los centroeuro­peos, que por el mero hecho de tener a Lewandowsk­i ya merecen cierto respeto, reclamaron un penalti a los dos minutos y probaron de lejos con un disparo de Klick que se fue arriba de la portería de Unai por un palmo. Avisos sin demasiada trascenden­cia, pero avisos al fin y al cabo.

España, con la única novedad de Moreno por banda en lugar de Ferran, se fue asentando una vez controló la pelota y le ganó metros al campo, aparenteme­nte mejor el césped de la discordia que tantas líneas ha llenado. Presionó bien el equipo y fue encerrando a los polacos, que no renunciaba­n a las contras, permanente sensación de que a España se le puede hacer daño con muy poco. Lewandowsk­i, en una de ellas, enfiló como una flecha hacia el gol, pero Jordi Alba, providenci­al, abortó la embestida del búfalo del Bayern, qué jugador tan imponente. Llegados a este punto, España, haciendo lo de siempre, encontró un tesoro en una acción por la banda derecha repetida toda la noche, notable la conexión entre Marcos Llorente y Moreno. El atacante del Villarreal se adentró en el área por el vértice, chutó de mala manera con la izquierda y su remate se convirtió en una asistencia estupenda para que Morata hiciera las paces con España y con el gol. Se le anuló en primera instancia, pero en cuestión de segundos (el VAR va mucho más rápido que en la Liga) se le concedió el indulto porque Bereszynsk­i rompía el fuera de juego por centímetro­s. Gol de Morata, cómo suena después de tanto jaleo por su terrible error ante Suecia, y de inmediato abrazo con Luis Enrique, al que se le debe reconocer su habilidad para recomponer el ánimo del chico.

Aunque Moreno, en una falta, estuvo cerca del segundo, a España no se le vio demasiado a gusto en ventaja, una sensación extraña se apoderó de ella toda la noche. El tramo final del primer acto evidenció que la selección es blandísima atrás, acongojada la defensa cada vez que aparecía Lewandowsk­i. Swiderski advirtió primero y el mismo Swiderski, después de una pérdida de Jordi Alba en un control, chutó al palo y el rebote lo cazó Lewandowsk­i, pero Unai Simón se hizo enorme con una parada en plan portero de balonmano. Al descanso se llegó con una ocasión de Moreno, es cierto, pero con el morro torcido de Luis Enrique. Naufragio en las áreas

Se retomó el combate con las mismas inquietude­s y a España le llegó su castigo con el gol de Lewandowsk­i, que todo el mundo sabía que llegaría sí o sí. Jozwiak le puso el balón desde la banda y al delantero le bastó con un leve empujón para tumbar a un endeble Laporte, ganarle la posición y dibujar un cabezazo estupendo, eso es un nueve de verdad. La Cartuja, que no transmite mucho, se quedó muda, aunque cuatro minutos después recuperó la voz porque el VAR avisó a Orsato para chivarle un penalti de Moder a Moreno, pisotón clarísimo a destiempo. Como nada parecía muy normal, el mismo Moreno lo tiró, su zurdazo fue al palo y Morata la pifió en el rechazo. Un mal trago para España, abandonada por sus centrocamp­istas y cada vez más lejos de lo que pretende ser. Se metió el combinado nacional por inercia otra vez en el partido y convirtió en el epílogo en un asedio, temblando Szczesny cada vez que se acercaban a su cueva. Entraron Fabián y Sarabia (antes lo hizo Ferran) para darle otra cara al equipo, pero la espesura se apoderó de todos los futbolista­s de rojo, cada vez más lenta la circulació­n. Sin embargo, llegaban las ocasiones y Morata regresó al pasado al fallar ante el portero un tiro a bocajarro, todo bastante cómico salvo que la realidad dice que España lleva dos puntos en un grupo que, en fin...

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// REUTERS Morata, derribado por el polaco Swidersk en un lance
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// EFE

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