ABC (Nacional)

Jon Rahm se corona como el soberano del golf

▶El vizcaíno, primer español que gana el US Open, caza al fin un ‘major’, recupera el número uno mundial y dedica su éxito a Severiano Ballestero­s, al que creció imitando

- MIGUEL ÁNGEL BARBERO

Los acantilado­s que rodean al campo de Torrey Pines bien podrían llevar el nombre de Jon Rahm. Allí logró el vasco su primer título profesiona­l en 2017 y allí le pidió matrimonio a su mujer Kelley años atrás. Un lugar especial para ambos que el domingo se hizo un hueco más grande en sus corazones. Porque fue allí, donde la mayoría sufre con las rachas de viento, el lugar donde Rahm se hizo grande por fin. Gigante. Campeón del US Open, su primer ‘major’, en una victoria inolvidabl­e que le sitúa ya en la historia del golf mundial. Un hito para el deporte español, que ya tiene su primer campeón en el torneo que tantas veces soñó con ganar Severiano Ballestero­s y que finalmente ha levantado el niño que ansiaba ser como él.

Quizá por eso, las primeras palabras de Jon nada más alzarse con la victoria fueron para el mito cántabro. «Esto va para Seve. Intentó muchas veces ganar aquí. Hablamos mucho de él por el Masters o el British, pero sé que él quería ganar este torneo sobre todos los demás», recordaba el vasco, que tuvo también un cariñoso recuerdo para el periodista de ‘El Correo’ José Manuel Cortizas, fallecido como consecuenc­ia del Covid hace unos meses y al que le unía una gran amistad.

Miró también hacia atrás Rahm. A los años de gloria en los que Seve admiraba al mundo y perseguía imposibles y a los de su niñez, en los que soñaba con imitarle y ser algún día grande. Lo es, definitiva­mente, desde el domingo, fecha que no olvidará por muchos motivos. Sobre todo, por este Abierto de Estados Unidos en el que ya figura su nombre entre los campeones. El primer español en hacerlo. El cuarto –junto a Ballestero­s, Olazábal y Sergio García– que alcanza un ‘major’. Otra barrera que derriba el golf nacional, al que ya solo le queda la del PGA tras los éxitos pasados en el Abierto Británico y en el Masters. El de Rahm fue un triunfo constante, labrado en la serenidad y la confianza. Atacando desde atrás y devorando a sus rivales en los últimos hoyos, cuando se hacen enormes los genios. «Puede que pareciera que estaba tranquilo, pero no lo estaba. Tenía claro que con dos ‘treses’ en los últimos hoyos podía ganar el US Open y me lancé a por ello. Muchas veces dicen que aquí gana el que comete menos errores, pero también sé que hay que ir a por los grandes, hay que atacar y es lo que he hecho», recordaba el de Barrika, autor de dos birdies en los últimos dos hoyos. Dos golpes magníficos que pusieron contra las cuerdas a Oosthuizen, líder desmoronad­o tras la exhibición final del vasco.

«Siempre he creído en mí. No es una cuestión de chulería, sino de confianza. Por eso he podido meter esos putts. Sabía que podía hacerlo. Los había lanzado millones de veces en Larrabea (el campo donde juega desde niño). Hoy era ese niño que soñaba con ganar un grande y he dejado que él tirase esos putts», asumía el español, feliz por haber podido compartir la victoria con su mujer Kelley, su hijo Kepa y sus padres. Tres generacion­es Rahm en el mismo lugar. «Es todo tan perfecto que casi parece que es una película que está a punto de terminar y que voy a despertar pronto. Con el revés que tuve hace dos semanas, terminar así mi primer Día del Padre –el domingo se celebraba en Estados Unidos– es increíble». De la decepción al éxito

Se refería Rahm a la descalific­ación sufrida quince días atrás en el Memorial cuando iba líder con seis golpes de ventaja a falta de una jornada. Su positivo por coronaviru­s le dejó sin una victoria que el destino le devolvía el domingo multiplica­da por mil. «Nunca estuve resentido ni un segundo por lo que pasó. Algunos pueden pensar que no era justo, pero era lo que había que hacer. No podemos olvidar lo que ha pasado y lo que seguimos pasando con la pandemia. Yo creo mucho en el karma y después de todo lo que pasó me mantuve positivo. Sabía que venía a un lugar especial –el campo de Torrey Pines– y mis padres y mi familia estaban aquí. Sentía

que era el día, que las estrellas se estaban alineando y al final ha llegado esta victoria», resumía el español, campeón tras firmar una tarjeta de 67 golpes en el último día. Triunfo holgado finalmente, pues el sudafrican­o Oosthuizen se derrumbó al ver la exhibición de Rahm y cometió errores que le impidieron llegar, incluso, al desempate.

El vasco rozó el birdie cuatro veces antes de acertar en el 17 y el 18. Eran putts incluso más fáciles, pero no querían entrar. No se puso nervioso Rahm, convencido por entonces de que la pelota acabaría entrando. Su recorrido final solo ofrecía una mancha –bogey en el cuatro– dentro de una jornada fantástica que incluía ya tres birdies antes de llegar al penúltimo hoyo. Ahí, con un golpe de desventaja con Oosthuizen, Rahm rompió la baraja. El 17 se le complicó tras una salida que se le fue al bunker. Se lanzó entonces al ataque, como reconocerí­a luego, solucionan­do el problema con un golpe sólido, que dejó la bola algo lejos de la bandera. Daba igual, porque era el momento del niño Rahm. Un putt de casi ocho metros que le situaba colíder. Con el subidón se fue al tee del 18, el mismo desde donde en 2017 había ganado el Farmers Insurance Open haciendo un eagle histórico. No le hizo falta esta vez, suficiente el birdie logrado tras salir otra vez de un apuro en el bunker.

Era ya entonces líder en solitario, así que emprendió el camino con Kepa en brazos a la espera de lo que hiciera Oosthuizen. Tuvo que esperar aún unos minutos, los que tardó su rival sudafrican­o en cometer su tercer error del día. Bogey que evitó un desempate y que regaló a Rahm su primer grande.

Un ‘major’ que le devuelve también el número uno del mundo, con el que segurament­e llegará a los Juegos Olímpicos de Tokio. Allí quiere brillar para alcanzar otro anhelo. Una medalla olímpica que España no pudo conseguir en Río 2016 y que Ballestero­s ni imaginó. Eran otros tiempos, aquellos en los que el niño Rahm soñaba con ser grande.

 ?? // EFE ?? Jon Rahm posa sonriente con el trofeo de campeón del US Open en el campo de Tobey Pines
// EFE Jon Rahm posa sonriente con el trofeo de campeón del US Open en el campo de Tobey Pines
 ?? // EFE ?? Jon Rahm, con sus padres y con su mujer, Kelley Cahill, quien sujeta a Kepa, el bebé que tuvieron el pasado 3 de abril
// EFE Jon Rahm, con sus padres y con su mujer, Kelley Cahill, quien sujeta a Kepa, el bebé que tuvieron el pasado 3 de abril
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain