ABC (Nacional)

Laia Palau: «Saboreo más este Eurobasket porque se juega en España»

La catalana, que reconoce haber pasado uno de los veranos más difíciles con España, busca ante Serbia meterse hoy en semifinale­s

- EMILIO V. ESCUDERO

Superar las dificultad­es «Saboreo más este Eurobasket porque se juega en España y porque lo hemos pasado mal en el inicio»

Su futuro «Quería vivir otra temporada más y ver si las sensacione­s del año pasado eran por mí o por la maldita pandemia»

A sus 41 años (camino ya de 42, que cumplirá justo después del verano), Laia Palau sigue acumulando experienci­as dentro de una cancha de baloncesto. Es ya la jugadora con más partidos con España y busca su décimo tercera medalla en este Europeo de Valencia en el que la selección se mide hoy en cuartos con la temible Serbia (21.00 horas, Teledeport­e). Un duelo de altura que comprobará si el crecimient­o de las chicas de Mondelo es real o se derrumba a las primeras de cambio.

—Hace nada celebraba sus 300 partidos con España y ante Serbia cumplirá 307, ¿no le parece que va todo muy deprisa?

—¿Han pasado ya siete partidos? Pero si casi no hemos jugado ¿o sí? Ufff. Es cierto. La verdad es que va todo muy rápido. Demasiado, a veces. Por eso yo prefiero no contar (se ríe). Cuantos más sean al final del verano, pues mejor, porque eso significar­á que hemos llegado muy lejos. Lo que pasa es que yo ya solo pienso en el siguiente, en el partido de Serbia, y cuando pase, ya pensaré en lo que venga. No miro mucho más allá, porque nunca se sabe lo que puede ocurrir. Hay lesiones y problemas como el de Alba o Tamara y es mejor saborear el presente.

—¿Lo hace ahora más que nunca? Lo de saborear cada partido…

—Por supuesto. Decidí hacerlo, pero sin caer en la melancolía. Sin pensar en que pueda ser el último. Lo saboreo más porque este Eurobasket es en España y, además, venimos todos de una situación complicada con la pandemia que nos hace valorar todas las cosas mucho más que antes. No tendría sentido hacerlo de otra manera y más, como le decía, después de lo que vivimos con los positivos de nuestras dos compañeras. Somos afortunada­s de estar aquí.

—¿Lo han pasado muy mal?

—Muchísimo. Fueron unos días de mucha tristeza y de un shock tremendo. Tuvimos que recolocarn­os en la vida. Se nos cambió todo de la noche a la mañana porque perdimos a dos integrante­s del equipo y dos muy importante­s. Es un duelo emocional y táctico que tuvimos que pasar en solitario, cada una aislada en su habitación. Nos tuvimos que readaptar, que lo hacemos siempre, pero esta vez ha sido más duro.

—¿Cómo se supera un golpe así?

—No fue fácil, porque se nos juntó el hecho de sus positivos, de su pérdida para el torneo, con la incertidum­bre que nos recorría a todas las demás. Pasamos cuatro días solas en la habitación sin saber si podríamos jugar el torneo. Si éramos también positivas. Ahí le das muchas vueltas a la cabeza y no preparas el campeonato como lo tienes que hacer. Pero bueno, lo afrontamos con tranquilid­ad, porque nos la dio la federación, y con el apoyo entre nosotras. Nos mandamos muchos mensajes de amor. Ha sido una pasada. Alba y Tamara, dentro de su mierda particular, nos mandaban muchos ánimos. Ha sido un caldo de cultivo que nos ha ayudado, aunque se haya cocinado a fuego lento. Creo que ahora se están viendo los frutos de esa piña. De ese espíritu. Siempre intentamos sacar lo mejor de los problemas y parece que lo hemos conseguido, porque llegamos muy bien a estos cuartos de final.

—El inicio fue terrible…

—Sí, claro. El partido ante Bielorrusi­a fue el reflejo de cómo estábamos. Ellas son un equipo que consigue destruir a sus rivales y a nosotras nos atraparon. Éramos presa fácil entonces, porque quizá no llegamos con la cabeza en el torneo, pero hemos demostrado que dejamos eso atrás. No fuimos nosotras mismas.

—¿Y lo son ahora?

—Algo más, sí. Dese cuenta de que no ha sido una preparació­n normal. Más allá de los positivos, no hemos tenido muchos partidos para estar juntas, porque Astou llegó más tarde; Laura Gil se lesionó, Conde también se rompió… y muchas eran nuevas. Había que conocerse y no pudimos acabar la gira. Ahora te das cuenta de que el trabajo se nota más y que muchas han dado el paso adelante que pedía Lucas (Mondelo). Estoy muy contenta viendo cómo eso está pasando. Cómo cada día es una distinta la que da la cara, la que brilla, y muestra la ambición de ser importante. Esto está muy bien, pero lo que queremos es ganar. Estar en cuartos era el primer objetivo, pero de aquí en adelante tienen que pasar aún muchas cosas y muy bonitas.

—¿Llega Serbia demasiado pronto?

—La verdad es que nos hubiera gustado vernos con ellas más adelante. Por diferentes razones, ellas y Francia son dos equipos a los que tenemos mucho respeto. Saben jugar, tienen experienci­a y están acostumbra­das a estos partidos. Será difícil, pero seguro que tampoco están contentas con vernos enfrente. Si conseguimo­s defender como lo hicimos en los partidos anteriores tendremos opciones de ir a semifinale­s.

—Hablaba antes de la ambición de las nuevas, ¿cuál es la suya para seguir jugando con casi 42 años?

—Antes de verano tenía muchas dudas. Renové muy tarde con el Uni Girona y me pensé mucho venir con España. Valoré si estaba realmente bien para acudir a la llamada y rendir con la energía y el respeto que se merece esta camiseta. Es un contrato que renuevo conmigo misma y que, por ahora, me llevará a jugar un año más. Así lo siento. Estoy viviendo la construcci­ón de un nuevo equipo en la selección y eso me gusta mucho. Es distinto y formar parte de ello me ilusiona. En Girona pues fue un año duro, con la pandemia, y quería darle una oportunida­d más al baloncesto. Vivir otra temporada con más normalidad y ver si las sensacione­s que tuve durante el año eran por mí o por la maldita pandemia y el cambio de entrenador. Quiero intentar ver si puedo sacar cosas buenas y disfrutar otro año más. Por ahora, este verano está valiendo mucho la pena.

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