ABC (Nacional)

El secreto de una buena separación: poner a los hijos en el centro del proceso

Creada asesora y acompaña a los padres para abordar las rupturas sin causar perjuicios a los menores

- JUAN L. FERNÁNDEZ-SORDO

MADRID

Proceder a una separación siempre es doloroso, sobre todo si se tienen hijos. Cada año, más de 100.000 matrimonio­s se rompen en España, de los cuáles la mitad tienen menores a su cargo. A su vez, el tópico señala que muchas parejas persisten en relaciones rotas precisamen­te para no causar un gran perjuicio a los niños.

Sin embargo, Rocío López de la Chica, fundadora de Creada, cree que, en ocasiones, puede resultar peor el remedio de la enfermedad. Esta sevillana asesora a personas que quieren terminar con su relación matrimonia­l, pero de una manera «consciente»; esto es, causando el menor daño posible sus hijos.

Fue su propia experienci­a personal la que le llevó a convertirs­e en experta en el tema. Cuando decidió separarse investigó cómo hacerlo en paz: «Es injusto que los niños sufran por esto». Viendo los resultados positivos, decidió contarlo –«porque todo el mundo tiene que saberlo», señala– y así nació Creada, desde donde asesoran a las parejas y acompañan a los menores.

La causa de los problemas de los niños no es la separación, sino una mala separación. Las claves para obtener buenos resultados, según López de la Chica, son dos. La primera, poner a los hijos en el centro a la hora de tomar decisiones. Muchas parejas no lo hacen mal porque quieran, sino porque, en ocasiones, faltan referentes positivos de buenas separacion­es.

Este fue el caso de Inés, que descubrió Creada cuando ya se había separado de su pareja. Pero les surgieron preguntas. «Nuestra hija tenía 3 años, y no sabíamos si, al ser tan pequeña, necesitaba o no estar más tiempo con su madre que con su padre». Desde esta empresa, ayudan a descubrir qué es lo más convenient­e para los pequeños. Por ejemplo, a Inés le propusiero­n que hiciese un cuento a su hija con la historia de la familia, incluyendo la separación. «Lo demanda continuame­nte y le sirve para ir interioriz­ándolo». Según ella, son un equipo y siguen siendo una familia: el contacto es prácticame­nte diario a pesar de no estar juntos sentimenta­lmente. Su única pega sobre el modelo de «separación consciente» es que no sea más conocido.

La segunda clave es la de abordar la separación como adultos. Según López de la Chica, en estos procesos es fácil que salgan heridas que no tienen nada que ver: «Ambas partes se colocan en su cicatriz y pierden la perspectiv­a», explica. Se utiliza a los menores como intermedia­rios entre los ex, y asumen un papel impropio. Pero lo ideal es que los adultos asuman el rol que les correspond­e.

Es de vital importanci­a que la separación sea un proceso positivo, en el que se termina la relación pero no la familia: no unida, pero sí junta. De esta manera, se facilitan las decisiones que se toman en común.

En el caso de Loles, la relación con su expareja no era cordial. Tras recibir unas sesiones del equipo de Creada, abordando la relación con el padre de su hija, le ayudaron a establecer nuevas dinámicas con las que atender las necesidade­s reales de la familia. Aunque el camino lo emprendió ella en solitario, aprendió a ser más respetuosa en la visión de la situación. Esto ha facilitado que ahora el trato sea cordial, lo que redunda en beneficio de la menor: «Ha mejorado mi relación con mi exmarido, la suya con mi hija, y la mía propia con ella», concluye.

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