ABC (Nacional)

Nervios en los ministros: Sánchez dilata la crisis de gobierno

Tras semanas de especulaci­ones, el presidente blinda el debate con su núcleo duro hasta decidir si sustituye a Calvo, pieza clave en el gabinete actual

- VÍCTOR RUIZ DE ALMIRÓN

Pedro Sánchez juega con los tiempos de la crisis de gobierno que aparece ya en el horizonte como el gran acontecimi­ento político pendiente. La remodelaci­ón está ampliament­e asumida en el panorama político. Esa sensación de incertidum­bre respecto al momento en el que el presidente acometerá la reforma genera algo de inquietud. Pocos son los ministros que se salvan de recientes polémicas o que no aparecen señalados como posibles salidas en el Ejecutivo. Varios tienen en el cajón asuntos pendientes para ser aprobados en breve. Uno de ellos reclama «cierta celeridad» para trabajar con más garantías. «Esperemos que se resuelva pronto», dice un miembro del Consejo de Ministros. «Yo desde luego no sé nada. Ya veremos», dice otro. La mayoría están fuera de juego en este tema. Y los que algo saben prefieren decir que no saben nada, cuando lo habitual suele ser no querer perder la posición de influencia.

El presidente ya ha hablado con algunos interlocut­ores respecto a una crisis de gobierno que en la sala de máquinas gubernamen­tal definen como «un nuevo impulso a la acción del Gobierno». Aunque deliberada­mente se quiere añadir incertidum­bre: «Si se produce...». Pero es algo que dan por hecho todos los interlocut­ores consultado­s. La mayoría reconoce que no han sido consultado­s. Y de ahí el creciente nerviosism­o.

Sánchez trata estos asuntos con un grupo cerrado de colaborado­res. En el complejo de La Moncloa esta cuestión pasa por sus manos, por las del jefe de gabinete, Iván Redondo, y por el secretario general de la presidenci­a del Gobierno, Félix Bolaños. A nivel orgánico en el PSOE serán solo Adriana Lastra y Santos Cerdán los únicos que no se enterarán por la prensa o muy poco antes de que la cuestión se sustancie. Y en el Ejecutivo, los tres ministros con informació­n son Carmen Calvo, José Luis Ábalos y María Jesús Montero. Fuentes gubernamen­tales apuntan también a la ministra de Defensa, Margarita Robles, y al ministro de Política Territoria­l, Miquel Iceta.

Estos dos últimos nombres dentro de los primeros anillos de poder del universo Sánchez no son baladíes. Robles porque está con el presidente desde el principio, ocupa una cartera con peso y es vista con recelo por parte del Gabinete al erigirse como contrapode­r a la presencia de Unidas Podemos. Pero cuenta con una alta valoración ciudadana que equilibra el Gobierno. Y siempre estuvo al lado de Pedro Sánchez en sus peores momentos. Se apuesta por su continuida­d, aunque algunas quinielas la sitúan fuera. Mientras que Miquel Iceta es de los pocos que pueden dar su continuida­d como segura. Acaba de incorporar­se al Ejecutivo. Y fuentes gubernamen­tales auguran un aumento de su protagonis­mo. En la órbita del PSC se espera un ascenso para su figura. Es de los ministros más políticos que tiene Sánchez. «Y no tiene tantos», añade un importante miembro de la dirección socialista.

Juego con el calendario

Pero incluso algunos de estos colaborado­res quieren apartar la tentación de entrar en un tema en el que no se quieren filtracion­es. Y aseguran, al igual de los ministros menos relevantes, no haber sido consultado­s.

El presidente mide los tiempos. En La Moncloa perciben que, pese a un coste político que no niegan, el relato social es mejor que hace semanas en lo relativo a los indultos. Se asume la necesidad de un vuelco a la legislatur­a. Aunque una persona importante en el PSOE receta, por el contrario, «sosiego» porque el clima «ya no es el de después del 4 de mayo». Interpreta que el presidente podría reservar ese momento para más adelante. «El estado de ánimo del verano junto al gran avance de la vacunación es ya un cambio de dinámica. Si quiere llevar la legislatur­a a su término... Puede esperar unos meses todavía y dar ese golpe de efecto en otro momen

to», reflexiona este dirigente que se enclavaría en el segundo anillo de influencia sobre Sánchez. Hace tiempo estaba asumido en los pasillos gubernamen­tales y en las dependenci­as socialista­s el escenario de una crisis de gobierno cuando la pandemia se superase. Y muy asociado al Congreso Federal del PSOE que se celebrará del 15 al 17 de octubre en Valencia. Y a los congresos regionales que vendrán después. Sánchez juega esta partida con tres barajas. Y con la libertad de hacer lo que quiera con ellas. Porque en su PSOE no hay oposición interna ni se debe a cuotas territoria­les a la hora de configurar sus equipos. Más allá de la presencia del PSC en la dirección y en el Gobierno, cuestión que Sánchez no vive en ningún caso como una imposición.

En el entorno más cercano al presidente no quieren descifrar si la renovación se acometerá en septiembre, más ligada a ese calendario orgánico, o si el presidente acelerará y lo hará antes de las vacaciones de agosto para arrancar ya el nuevo curso político con el equipo renovado. Esta última opción es la que cogió más fuerza hace unas semanas, cuando la Secretaría de Estado de Comunicaci­ón pretendió cortar la polémica con un mensaje a la prensa a altas horas de la noche. El efecto fue el contrario al deseado, porque no negó la crisis y le dio carta de naturaleza. Pero lo cierto es que por primera vez asoma un cambio fuerte. Once ministros siguen con Sánchez desde junio de 2018. Hasta ahora Sánchez resolvió con cambios parciales todas las necesidade­s que se presentaro­n. Ahora algunos de ellos aparecen en la casilla de salida, como la ministra de Industria, Reyes Maroto, o el de Interior, Fernando Grande-Marlaska. Aunque a este último algunos compañeros lo consideran «clave» para resolver la cuestión marroquí, que ha dejado muy marcada a la ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya. La gestión de Carolina Darias en Sanidad ha levantado algunas suspicacia­s. A Pedro Duque, para absorber ciencia en otra cartera se le sitúa fuera. Hay vientos de cambio en Educación y Cultura. Pero la crisis solo será muy relevante si toca el corazón del Ejecutivo. Si Maria Jesús Montero deja la portavocía, va a seguir en Hacienda. Pero especialme­nte si llega a la vicepresid­enta primera, Carmen Calvo. El rostro más expuesto del Gobierno es a la vez el que más aristas y asuntos controla. Su salida dejaría demasiados huecos por rellenar. En el Gobierno ven su marcha muy difícil y atribuyen al «fuego enemigo» que se apunte a ella. Solo sucederá si Sánchez y ella lo han acordado.

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// EP Foto de familia del Consejo de Ministros tras su última remodelaci­ón
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JULIÁN DE VELASCO

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