Sonrisas
La ministra de Sanidad se presentó como si acudiera al bautizo de un sobrino
Puede que sea una rareza personal, pero cuando veo a un ministro aparecer en público con una expresión risueña noto cierto desasosiego. Puede que sea debido a que, en lejanos tiempos, trabajé de cerca con tres ministros muy eficientes y nunca les recuerdo ir a comunicar algo como si fueran a la fiesta de su cumpleaños. Así que, cuando observé que la ministra de Sanidad se presentaba ante la prensa como si acudiera al bautizo de un sobrino, noté esa incomodidad de presentir algo molesto. Enseguida nos informó del fin de las mascarillas, y noté un sobresalto al añadir, alegre y complacida, que por fin íbamos a poder exhibir nuestra sonrisa. Es lo malo de haber consumido muchos calendarios y tener memoria, porque lo asocié, enseguida, a aquella campaña de Manuel Fraga para atraer al turismo, bajo la frase «Sonría, por favor». Año 1964: Fraga había descubierto los beneficios económicos del turismo. Año 2021: hemos descubierto los perjuicios que la baja del turismo tiene en nuestra economía, de los que ha llegado a enterarse incluso el ministro de Consumo, señor Garzón.
Hay que reconocer que con este Gobierno nunca te aburres: o te invita a imaginar cómo será el año 2050, cuando Pedro Sánchez siga gobernando la Federación de Naciones Ibéricas, con 78 años (será más joven que Biden ahora) o bien te lleva a los tiempos en los que Franco gobernaba España, una, grande y libre. Bueno, lo de «libre» venía a ser como lo de «obrero» y «español» del PSOE de ahora.
Sin encontrar motivos ante mi desconfianza por la faz complacida de la ministra, horas después me llegó la confirmación de mis sospechas: ni los especialistas, ni muchos gobernantes autonómicos consideraban que la medida fuera totalmente acertada y temían nuevos repuntes. Cierto es que los más jóvenes ya vienen haciendo lo que pueden, colaborando para mejorar el déficit de pensiones: se contagian ellos, no sufren por ser asintomáticos, contagian a su abuelo y, con suerte, una pensión menos que pagar con cargo a la Seguridad Social.
Ayer, por la mañana, me miré al espejo del baño, desprovisto de la mascarilla. Intenté sonreír, pero me salió una mueca.