ABC (Nacional)

En Madrid, el cribado masivo se extendió todo el día en Arganzuela. Hasta allí se desplazaro­n cientos de jóvenes y algunos padres

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Paula tiene 18 años y viajó desde Córdoba hasta Mallorca para celebrar el fin de la EBAU. El pasado viernes 25 de junio, mientras se preparaba para ir a la playa con sus amigas, apareció una monitora de la agencia Tu Fin de Curso, con la que habían contratado el viaje, y les avisó de que tenían que hacer las maletas. «Nos dijo que en media hora nos recogería una ambulancia para llevarnos al hospital y hacernos una PCR», declara. La joven no entiende por qué tuvo que compartir ambulancia con seis personas más que no conocía de nada. Pasadas unas horas se encontraro­n en el Hotel Palma Bellver junto a otros 271 estudiante­s para hacer cuarentena. «Tengo una prueba negativa, ¿por qué no puedo volver a casa?», se pregunta. A las puertas del hotel, sus monitores Fernando y José Ignacio miran hacia los balcones con resignació­n. A ellos no se les han confinado. «Es alucinante lo que está pasando», exclaman.

Marina Baena también está confinada en el Hotel Palma Bellver. Todavía no ha cumplido la mayoría de edad. Mientras habla con este diario suena el teléfono: es la recepción, interesada en saber si se han hecho una PCR y el resultado de la misma. Tras colgar, Marina se pregunta si nadie tiene un registro sobre las pruebas que les hacen. Ella ha tenido suerte, comparte habitación con una amiga, pero otros no han tenido tanta. «Hay gente que ni siquiera conoce a su compañero de habitación», apunta.

Baena se queja de que duermen dos personas en la misma cama y de la «escasa» limpieza que tiene la habitación. «Aquí no ha venido nadie a limpiar desde el viernes pasado, cuando llegamos», asegura. Desde el teléfono de Infocovid les dicen que el día 4 les harán una PCR y que si da resultado negativo se podrán volver a casa el 7. «Estamos pagando justos por pecadores, nosotras no hemos ido a ningún concierto, fiesta o botellón», se lamenta.

Juan Pablo y Luis

Confinados en Madrid

En Madrid, que cuenta por centenares sus positivos tras los viajes a Palma, se sucedieron ayer los cribados en la Casa del Reloj, en Arganzuela. Allí,

Arancha de la Fuente

Madre de estudiante confinado

Arancha de la Fuente es la madre de uno de los 28 alumnos de San Fernando (Cádiz) que viajaron a la isla y que ahora están confinados. En el caso de su hijo, que es menor, está en cuarentena desde el pasado sábado. Los padres han luchado para que a sus niños no les trasladara­n a un hotel «lleno de coronaviru­s», pero anoche durmieron ya allí. «Mi hijo ha estado estos días viendo cómo los chavales extranjero­s de su edad disfrutaba­n en la piscina mientras ellos estaban encerrados», asegura.

Esta madre, que es abogada, piensa que el Gobierno balear quiere «limpiar su imagen a costa de mi hijo» por haber permitido tantas aglomeraci­ones. «Me parece una absoluta barbaridad, un delito y un atropello esta situación», manifiesta. Es por ello que, junto a otras familias y la empresa que ha organizado el viaje, ha interpuest­o una denuncia por la vía penal contra el Gobierno de Armengol.

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