Redada en monasterios fieles al polémico Patriarca de Moscú
▶ La operación fue llevada a cabo por los servicios secretos ucranianos y la Policía
El afán de seguridad es una constante en Ucrania, donde hace nueve meses comenzó la invasión rusa. Ese deseo por evitar que el enemigo consiga planear sus sabotajes incluso en espacios dedicados al culto condujo ayer al Servicio de Inteligencia Ucraniano (SBU, por sus siglas en ucraniano) y a la Policía a llevar a cabo una redada en un monasterio de Kiev fiel a la iglesia ortodoxa rusa y al Patriarca de Moscú. Como contaba ayer Reuters, el objetivo de la operación en el complejo monumental de Pechersk Lavra, conocido como Monasterio de las Cuevas, era evitar que ese espacio se convirtiera en una plataforma para los hombres leales al Kremlin.
A través de un comunicado, el SBU aseguró que su propósito consistía en garantizar la seguridad de los ciudadanos y combatir los tentáculos de Moscú presentes en el país. «Esas medidas se han tomado como parte del trabajo sistemático del SBU para contener las actividades destructivas de los servicios especiales rusos en Ucrania», se leía en ese documento, en el que también se subrayaba que el objetivo de las redadas consistía en evitar «el uso de las instalaciones para albergar a grupos de sabotaje y reconocimiento, ciudadanos extranjeros o el almacenamiento de armas».
Además del Monasterio de las Cuevas, otros dos centros religiosos y la sede de la diócesis del Patriarcado de Moscú en Ucrania también sufrieron redadas, según comunicó a través de Facebook el brazo del SBU en la región de Rivne, al noroeste del país. Al cierre de esta edición, se desconocía el resultado de esas operaciones.
Cisma religioso
Reaccionando a la noticia de las redadas llevadas a cabo ayer, el portavoz de la iglesia ortodoxa rusa, Vladímir Legoida, denunció: «Al igual que muchos otros casos de persecución de creyentes en Ucrania desde 2014, este acto de intimidación casi seguramente pasará desapercibido para quienes se hacen llamar la comunidad internacional de derechos humanos». Como explicaba Reuters, se pude prever que la operación enturbie todavía más las tensas relaciones entre ortodoxos rusos y ucranianos, a los que el inicio de la guerra en el Donbass y la anexión de Crimea no han hecho más que separar durante los últimos años.
El cisma entre los ortodoxos ucranianos y rusos alcanzó su punto álgido en 2018, cuando el Patriarca de Constantinopla aprobó la creación de una iglesia autónoma de Ucrania, independiente del Patriarca de Moscú, como ha explicado detalladamente Francisco de Andrés en ABC. Esa decisión, que de hecho creó un cisma interno en la iglesia ucraniana, entre los que seguían al Patriarca de Kiev y los que se mantienen unidos al de Moscú, pudo haber influido en la decisión del presidente de Rusia, Vladímir Putin, de invadir Ucrania, para afirmar la rusificación de todo el territorio.
Por si fuera poco, el Patriarca Kirill se ha destacado desde el inicio de la invasión como un firme defensor de la agresión del Kremlin, respaldando públicamente las políticas militares de Putin y pronunciando discursos incendiaros, en los que ha llegado a afirmar que los rusos que mueren en Ucrania «lavan todos sus pecados».
El milenario Monasterio de las Cuevas es uno de los monumentos más hermosos y antiguos de Kiev, pero, como demuestran los últimos acontecimientos, su adscripción religiosa lo ha convertido en un espacio de sospecha para los servicios de Inteligencia ucranianos. Según la tradición, el rey Yaroslav el Sabio (978-1054) ordenó construirlo, como también hizo con la catedral de Santa Sofía, para rendir culto a Dios. Su padre, Vladímir el Grande, se había convertido antes a la fe de Bizancio, lo que vinculó para siempre a Kiev con la ortodoxia.
El portavoz de la iglesia ortodoxa rusa, Vladímir Legoida, se refirió a la redada ucraniana como un «acto de intimidación»