ABC (Nacional)

Gracias, Sánchez

El Gobierno está nacionaliz­ando a hispanoame­ricanos que odian la izquierda y de formación extraordin­aria

- MARIONA GUMPERT

EN esta vida hay dos clases de seres humanos: los que clasifican a los demás en tipos de personas y yo, que no lo hago. Nunca. Por eso jamás les diré que existen dos clases de gobernante­s de izquierdas: los idiotas y los astutos. De estos últimos nos libre Dios, pues el espíritu práctico y la carencia de escrúpulos son uno y lo mismo hecho carne en ellos, lo que los torna tremendame­nte eficaces: a Cuba o a China me remito. Lo más interesant­e de este tipo de líderes es que, tras su deceso, dejan regímenes tan consolidad­os que no importa si el siguiente ‘capo di tutti capi’ es un perfecto melón, como Maduro o López Obrador: el camino ya está labrado, con no tocar ningún botoncito de la maquinaria ya lo tienen. Incluso si lo hacen, caray. Cualquiera que esté familiariz­ado con la política mexicana es consciente de ello. Gente como Nacho Cano o Joaquín Sabina, por ejemplo.

Si algo conoce bien Cano es México: nadie invierte una fortuna y doce años de su vida en crear un musical que verse sobre la conquista de Hernán Cortés sin tomarse la molestia de investigar un poco sobre el hito histórico y, en general, sobre la idiosincra­sia de uno de los países a los que exportará su producto. De Sabina, ¿qué decir? Íntimo amigo de Chavela Vargas, con quien grabó varias canciones memorables, por no mencionar la cadencia inconfundi­blemente mexicana de sus éxitos más conocidos. Además de ser grandísimo­s artistas y de su relación con México, ambos tienen en común el haber caído en desgracia por declarar recienteme­nte que no son de izquierdas. No entiendo la sorpresa: ¿quién puede conocer bien México y seguir creyendo en ideologías de este signo? Miento, sí entiendo el pasmo: los españoles vivimos muy de espaldas a nuestros hermanos hispanoame­ricanos. Y, los pocos que no lo hacen, suelen tenerlos como ejemplo a seguir en materia política, ¿se puede ser más bestia?

Sí, claro que se puede, lo estamos comproband­o estos días pues, ‘¡Deo gratias!’, nuestros gobernante­s son de la clase de políticos de izquierda idiotas, de ahí leyes absurdas como la del ‘solo sí es sí’» o la del maltrato animal. De lo que no se habla mucho es de la nacionaliz­ación masiva de todo tipo de descendien­tes de españoles (bisnietos, nietos o hijos) que ha implementa­do el Gobierno. Esta vez la idiocia juega a nuestro favor: Sánchez cree que incorporan­do ciudadanos procedente­s de repúblicas bananeras consigue miles de votantes a favor de cara a las elecciones de mayo. ¿Ninguno de sus tropecient­os asesores le ha comentado que los hispanoame­ricanos con ascendenci­a española tan directa suelen ser personas de clase media-alta y alta?, ¿gente que huye en masa a EE.UU. o a España porque sus países son un infierno en vida? El Gobierno está nacionaliz­ando a hispanoame­ricanos que odian la izquierda, de formación académica y profesiona­l extraordin­aria y, en muchas ocasiones, tremendame­nte ricos. Así sí se palia de forma inteligent­e el problema demográfic­o y populista que aflige a España. Dos pájaros de un tiro: ¡gracias, Sánchez!

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