La alimentación avisa de un posible golpe al empleo
La industria de alimentación y bebidas ha incrementado sus niveles de empleo un 3,7% durante el primer semestre de 2022. Contabilizaron un promedio de 518.400 ocupados. Pero a pesar del buen dato, desde FIAB advierten de la vulnerabilidad de la actividad industrial a causa del contexto actual, «con una ralentización del consumo a causa de la elevada inflación, los altos costes energéticos que impactan en las empresas, las tensiones logísticas, así como los problemas de suministros y el encarecimiento de las materias primas» podrían repercutir sobre el empleo en el sector. próximo año por un 31% que espera un estancamiento.
Lo cierto es que las ventas del sector han estado durante buena parte del año en retroceso. Según NielsenIQ los volúmenes de compra cayeron en cinco de los nueves primeros meses del año, llegando a descensos del 3,9% y del 3,5% en abril y mayo respectivamente. Meses sucesivos al comienzo de la guerra en Ucrania. Aunque la presentación de la consultora muestra que la evolución del sector es similar en el resto de Europa, con una caída del 2,7% en el volumen de compra hasta el tercer trimestre del año.
Sin temor a las fiestas
Pero por el momento, las empresas de Aecoc no temen a un frenazo del consumo en Navidad. El 60% espera una campaña positiva, con más ventas que el año pasado; el 20% prevé una temporada parecida la de 2021, y una de cada cinco compañías estima que venderá menos que en la campaña pasada.
Con todo, las empresas tienen puestas sus expectativas para este final de año en el aumento del consumo en el hogar que trae el mundial de fútbol y en un buen inicio de campaña por el Black Friday.
Una campaña de descuentos que ha comenzado esta semana y que muchos negocios culminarán el lunes con el Cyber Monday. Las grandes empresas de la distribución esperan cerrar un tercio de las ventas de la temporada navideña durante estos días, como así ha ocurrido en años anteriores.
Pero en esta ocasión no se antoja nada fácil. El pequeño comercio se ha quedado sin capacidad de ofrecer ofertas tras una temporada de pocas ventas y menores márgenes acusados por la inflación, mientras que los descuentos ofrecidos por grandes operadores de sectores como el textil o tecnología han dejado un sabor agridulce entre los consumidores por su falta de atractivo respecto a años anteriores.
Desde los sectores del gran consumo, y especialmente por parte de los supermercados, siguen pidiendo al Gobierno incentivos para que las familias no renuncien a consumir por el hachazo inflacionista. Entre ellas, exigen la bajada del IVA a un tipo superreducido para los productos frescos, que tienen su punto más álgido de ventas durante la campaña de Navidad.