El ‘general invierno’ llega a Ucrania con duras exigencias
Las condiciones meteorológicas de la estación fría introducen un nuevo escenario en la guerra. Cambian las tácticas, los pertrechos y el rendimiento de las armas. No hay ‘hibernación’ en los cuarteles, la campaña sigue con otras estrategias
n illo tempore’, al llegar los fríos, los comandantes de los ejércitos en operaciones resguardaban sus tropas en cuarteles de invierno. Era tiempo para descansar, recuperar heridos, reponer bajas, instruir reclutas, reparar armas y equipamientos y un sinfín de actividades difíciles de desarrollar en campaña. En mi opinión, ese descanso operativo se abandonó a partir de la batalla de Austerlitz, en diciembre de 1805, donde Napoleón derrotó a la coalición ruso-austríaca combinando sabiamente las duras condiciones climáticas de la zona con acciones que actualmente conocemos como principios (fundamentales y complementarios) de la guerra. Hoy, en nuestra era de la velocidad, la guerra en Ucrania se está prolongando indefinidamente. Ni tan siquiera se adivina su final, mientras se extiende la percepción central en el concepto de seguridad de que una tercera guerra mundial es posible. Y ello, a pesar de que Putin eligiera bien la fecha de inicio de la invasión de Ucrania, el 24 de febrero, cuando el invierno climatológico ya quedaba a su espalda. Su gran error de planeamiento fue asumir que las hostilidades finalizarían rápidamente.
La meteorología invernal no es uniforme en Ucrania
Se dice que las condiciones climatológicas duras perjudicarán más a los ucranianos que a los rusos, atribuyendo a estos últimos mejor aclimatación a los rigores invernales. Tesis que se basa en la errónea suposición de que el clima es uniforme en los 603.000 kilómetros cuadrados ucranianos, obviando que la meteorología invernal (fríos, lluvias, nieves, vientos y hielos), en tan grande extensión de terreno, varía mucho de unas zonas a otras. No es lo mismo operar en Sumy (noreste del país), donde las temperaturas invernales permanecen normalmente bajo cero (con un promedio diario de -10º, y pudiendo alcanzar ocasionalmente los -20º), que hacerlo en la península de Crimea, en el mar Negro, donde, por mayor explicación, había un enjambre de sanatorios y tenían sus dachas los jerarcas soviéticos. Sí podría afirmarse, a efectos meramente didácticos, que en el norte del teatro se da un clima continental frío que se ‘dulcifica’ hacia el sur con un clima mediterráneo frío. En todo caso son comunes fuertes precipitaciones, mayormente de nieve, y temperaturas rondando los 0º, con periodos intermitentes de hasta -20º y, excepcionalmente, los -30º (en el norte del país).
Cómo condiciona del frío las operaciones terrestres
Las condiciones meteorológicas extremas (frío, nieve, lluvias, hielo y nieblas) tienen una influencia enorme, normalmente negativa, en las operaciones terrestres (determinantes en este conflicto). Condicionan las formas de acción tradicionales (fuego, movimiento, choque y trabajo) y limitan o modifican las capacidades de los elementos de la acción (combatiente, armamento y terreno). En principio, son más desfavorables para el atacante, aunque éste tenga el privilegio de elegir el momento de su acción, y más favorables para el defensor, que selecciona y prepara el terreno donde combatir. En ese marco general, el frío, tanto más cuanto más intenso sea, condiciona la moral del combatiente. No solo por dificultar los movimientos físicos, sino también por paralizar las voluntades, provocando que aquél, instintivamente, tienda a