Perfil bajo y vuelo alto
Desde
que jugó en el Racing de Santander han transcurrido cuatro lustros y medio. Ahora la fotografía es otra. La de un Houalid Regragui celebrando eufórico la clasificación de Marruecos para octavos de final. Regragui, de 47 años, nació al lado de Ceuta, pero se crio muy cerca de París, así que se empapó de la cultura francesa desde niño. El futbolista discreto, serio y reservado en la calle y todo un vendaval sobre el césped, comenzó su carrera en otro Racing, el de Francia. En el Toulouse debutó en la Ligue 1 y propició que pudiera echar mano de sus raíces marroquíes para ser internacional con los leones del Atlas.
Retirado en Marruecos por una lesión algo antes de lo que hubiera deseado, se forjó como técnico en el país africano. Cuando comenzó a entrenar se le acusó de defensivo y le dolió. Él no se ve así. «Admiro a Guardiola, a Simeone, a Ancelotti... pero tengo mi propio estilo. Al principio solía poner mucho énfasis en la posesión y en la presión alta, pero me he vuelto más pragmático».
Se hizo cargo de la selección marroquí, en cuyo cuerpo técnico ya había estado, el pasado agosto en sustitución del polémico Valhid Halilhodzic, que no logró clasificar al equipo para la Copa de África. Con carácter pero sensible al entorno, lo primero que hizo fue perdonar a los castigados, incluido Ziyech. Prescindir del delantero del Chelsea era algo que no se podía permitir un tipo pragmático. Pronto armó un bloque pertrechado en la defensa y sus individualidades. Con los laterales Hakimi y Mazraoui logra profundidad en las bandas. Con Ziyech y En-Nesyri posee talento y los ha puesto a jugar juntos.
Con Marruecos ha mantenido un estilo sobrio, a lo Mourinho o Allegri, pero con más alegrías ofensivas, y en algunos momentos ha probado el 4-3-3 y le ha ido bien. De pronto es un técnico en la élite mundial y ve cómo se alaba su lectura de los partidos. Tras la clasificación lanzó un mensaje: «Cuando tienes la posibilidad de hacer historia, lo recuerdas toda la vida». España deberá tener cuidado con esa consigna, porque Marruecos y Regragui no se conforman.