8-M, desfile de la victoria
El Gobierno de la gente pasea en cabalgata sus logros feministas
LOS servicios de inteligencia estadounidenses han interceptado una serie de llamadas que documentan la petición de ayuda logística de Irene Montero al cuartel general del Orgullo Gay. Si Volodímir Zelenski reclama cada noche carros de combate a los socios de la OTAN, la titular de Igualdad pide al Cogam carrozas Leopard, ‘animal print’, también de otras temporadas, como los tanques de Margarita, para celebrar los logros de su gestión igualatoria y visibilizar por todo lo alto, subidas en autobuses de dos plantas, descapotables, sus conquistas sociales y socialas. El habitual desfile de la victoria del 8-M, en el que venían participando fuerzas de Infantería, a ras del suelo, con mucho tambor y ardor guerrero, quiere dotarse en esta edición de medios terrestres que den volumen y apariencia a la cosecha de un plan cuatrienal que comenzó en 2020. Fin de fiesta. Irene Montero necesita para la manifestación de mañana tres carros Leopard: uno para acomodar a los más de setenta agresores sexuales que ha puesto en la calle su ley del ‘solo sí es sí’; otro –más reducido, pero no menos animado, patrocinado por sus socios de Gobierno; que se note que la coalición aún rema en la misma dirección y circula en caravana– en el que quepa la pandilla de puteros del caso Mediador, y un tercero, quizás un remolque, en el que alojar una representación ‘trans’ que aún no sabe si ponerse a celebrar el Día de la Mujer o quedarse en el Orgullo Gay, de toda la vida de Dios. «¿Vienen los Leopard o no vienen los Leopard?», clama Zelenski. Al otro lado del hilo responde el Cogam, por lo del remolque. No hay problema. Se lo prestan, pero con vuelta. «Os lo dejamos aparcado en la esquina del Ramses», contesta una asistenta, o guardaespaldas, o niñera, o jefa de gabinete, o camarera, o lo que sea, de Irene Montero. «¿Qué más te da?», se escucha entre medias. Era una interferencia.
El MI6 también está a la escucha y, cuando lo capta, algo que sucede a menudo, dado el eco que ha tenido, transcribe el eslogan disuasorio de Patxi Apparátchik. Los británicos se han especializado en desinformación y guerras híbridas, en ‘ bots’ e infiltraciones, y atando cabos y cables han llegado a la conclusión de que la huelga de letrados de Justicia –si no es de recogida de basura o de transporte de viajeros resulta inofensiva– fue maquinada por agentes dobles de Llop para paralizar los juzgados y evitar una rebaja masiva de penas por delitos sexuales, y que Marlaska ha montado una policía patriótica y de la moral para vigilar a los violadores excarcelados y evitar que se den un homenaje antes de las elecciones, y que Tezanos, del Centro de Investigaciones Elípticas, anda preguntando a sus encuestados si les preocupan mucho, bastante, poco o muy poco los casos de corrupción en las explotaciones agropecuarias insulares.
Cualquier cabalgata, de orgullo navideño o gay, se basa en la ilusión y en la predisposición al ensueño de un público infantil o infantilizado. El desfile de la victoria del 8-M cierra mañana el plan, en su caso quinquenal, que en 2019 Sánchez resumió en aquel eslogan de un Gobierno «social, feminista, ecologista, europeísta y progresista». No encontró otra fecha que la del 8 de marzo para encabalgar, como los Reyes Magos el 7-E, tanta abstracción. Mejor no concretar.