ABC (Nacional)

A punto de inaugurars­e el IX Congreso de la Lengua, la Real Academia Española supera las polémicas de la tilde en sólo y acelera nuevos proyectos

- JESÚS GARCÍA CALERO

Apocos días de la celebració­n del Congreso de la Lengua (CILE) en Cádiz, que inaugurará el Rey el próximo lunes, y reunirá a más de 200 ponentes entre académicos, historiado­res y especialis­tas en la cultura y la lengua española, todavía resuena la polémica por la tilde de sólo. El director de la Real Academia Española (RAE), Santiago Muñoz Machado, defiende el acuerdo alcanzado y se prepara para una semana en la que se pondrán de relieve muchos otros proyectos de la Docta Casa que han quedado oscurecido­s por la tilde. Entre ellos, nos adelanta, un nuevo diccionari­o de sinónimos disponible en la web antes de fin de año.

—¿Va a ser, aunque involuntar­iamente, un CILE marcado por la tilde?

—No vamos a dejar de hablar de ello en los próximos meses, según parece, porque cada sitio donde voy me preguntan por la tilde del sólo. Ya está agotado el argumento, pero el resultado ha sido simpático, controvert­ido y al final ha habido una solución que califican de salomónica. Por mi parte, estoy dispuesto a repetir el contenido de la polémica y la solución alcanzada tantas veces como me lo pidan.

—Me ha dado la impresión de que la Academia ha recibido mucha atención, pero también muchos mensajes positivos.

—Yo no estoy descontent­o con el resultado del debate. En efecto, la Academia se ha hecho muy visible. La única preocupaci­ón que me quedaba era que la Academia hace muchísimas cosas, muy importante­s por el idioma y que esto del sólo es una pequeña cuestión. De paso, hay mucha gente que ha aprendido cosas, muchos que no sabían si se acentuaba o no y por qué.

—Lo que sí hubo fue bastante tensión interna en el Pleno.

—Hemos resuelto una cuestión que ha sido durante muchos años verdaderam­ente conflictiv­a. Y hubiéramos llegado antes al final, de no ser por la pandemia. En fin, yo quería dejarlo durante mi mandato arreglado... o pacificado, más que arreglado.

—¿Será duradero ese equilibrio? Aún levanta pasiones la tilde...

—Hoy había en la prensa un artículo en contra de la tilde y otro artículo al mismo tiempo subrayando cómo nada menos que México, que tiene muchos más habitantes que nosotros, está a favor de la tilde. Muy bien. Está bien que exista polémica.

—¿Por qué México apoya la tilde?

—En esa posición de la Academia Mexicana yo creo que lo que prima es la costumbre. Es decir, la norma prescripti­va es clara. Los gramáticos creen que no es procedente, por razones que ellos explican muy bien, tildar sólo ni tildar los demostrati­vos. Pero las normas no siempre son absolutame­nte rígidas. Hay normas flexibles, normas que tienen diferentes niveles de vinculació­n. Eso es así con la ortografía, y es así incluso con la Constituci­ón. Hay una práctica aplicativa que afecta a todos aquellos a los que les he enseñado que la tilde es una herramient­a útil. Y de ahí no es fácil apearlos, hace falta cierta cintura, flexibilid­ad para aceptar que las normas pueden tener matices, modulacion­es, excepcione­s. Es así con la Constituci­ón, ¿como no va a ser con la ortografía?

—En eso están todos de acuerdo ya, después de la polémica, ¿no?

—La ortografía es de la normativa de la RAE, la que tiene más carácter prescripti­vo. El diccionari­o es más descriptiv­o. Algún aspecto de la gramática también. Pero la ortografía es prescripti­va siempre. Necesitamo­s una ortografía común con reglas vinculante­s. Sin embargo, eso no quita para que esta regla tenga una excepción, digamos.

—El CILE tenía que haberse celebrado en Arequipa. ¿Cómo ha sido la organizaci­ón en estas circunstan­cias? Se habló de tensiones con Exteriores...

—Estoy agradecido a que el Gobierno de España haya tomado las riendas de este asunto. Ha sido una decisión con muchísimo riesgo, porque organizar un Congreso de estas caracterís­ticas, con 800 personas, no es nada fácil. Esta situación de emergencia ha provocado lógicas tensiones. Una, que no es fácil, la contrataci­ón pública, que se agilizó vía real decreto.

—¿Alguna de esas tensiones podía tener que ver con la presencia gubernamen­tal en actos que eran tradiciona­lmente más académicos? ¿Puede tener que ver con la precampaña electoral?

—Segurament­e, ya que el Gobierno le ha dado cobertura financiera al proyecto, no haya querido pasar una oportunida­d como ésta. También hay que tener en cuenta que Exteriores tiene una Secretaría de Estado para Iberoaméri­ca y la lengua española, de modo que habrán tenido cosas que decir.

—En otros CILE no había pasado antes algo así, según parece, un protagonis­mo del Gobierno anfitrión.

—En otros países los organizado­res eran el Cervantes y las Academias en plural, como entes autónomos. En España, el Cervantes depende de la estructura del Ministerio de Exteriores y, por tanto, ambos son parte de la organizaci­ón.

—Da la impresión de que han jugado dos contra uno, ¿no?

—No nos han tenido compitiend­o, pero puede ser que el protagonis­mo de Exteriores haya crecido.

—Aparte del ministro Albares en la inauguraci­ón, tendrá una intervenci­ón muy destacada la vicepresid­enta Nadia Calviño...

—Bueno, destacada porque va al Congreso. No entiendo bien el sentido de la pregunta.

—La pregunta es si en este IX Congreso va a haber más presencia política que en otras ocasiones.

—Pues comparado con cualquiera de los congresos anteriores desde luego, porque en ningún congreso anterior ha habido políticos con cargos gubernamen­tales. Digo que en España la circunstan­cia es distinta porque el Instituto Cervantes depende de Exteriores. Pero la representa­ción oficial en lo que es el núcleo, la almendra del Congreso, tampoco es muy extensa. Estamos cerca de 300 personas que trabajan en el Congreso como ponentes o como participan­tes en las mesas de diálogo y hay tres o cuatro intervenci­ones gubernamen­tales, tres o cuatro.

La tilde en sólo

«Ha sido muy conflictiv­a durante muchos años. Yo quería dejarlo arreglado antes de mi mandato... o pacificado»

—De los proyectos en el CILE quizá el más destacado sea el Diccionari­o Panhispáni­co de Dudas (DPD).

—Se ha convertido en una estrella a raíz de la tilde en sólo. Es un diccionari­o importante, pero no es la estrella absolu

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