ABC (Nacional)

«Si el Getafe desciende, mi responsabi­lidad será ninguna»

▶ El técnico alicantino se desahoga en ABC tras su extraño regreso al club azulón para reemplazar a Quique

- RUBÉN CAÑIZARES

Diez meses después de su salida del Valencia, y tras recorrerse media Europa viendo fútbol y aprendiend­o de los mejores entrenador­es y equipos, José Bordalás (5 de marzo de 1964, Alicante) ha vuelto al Getafe, el club en el que más gloria alcanzó. Lo hace para ayudar a su presidente y amigo, Ángel Torres, después de rechazar otras ofertas mejores. El técnico azulón se desahoga a 48 horas de la visita al Bernabéu.

—¿Está contento con su regreso?

— Sí, bueno. Contento, obviamente, no. En principio, como sabe, no era lo que yo tenía en mente. Ha sido más por el cariño al presidente, al club, a la afición y a la plantilla. Le había dicho a varios equipos que no, equipos que estaban en mejor situación que el Getafe y con mucho más tiempo para poder cambiar. Ahora, fíjese, en el tramo final. No hay tiempo. Estamos en una situación complicadí­sima, pero al final me lo pidieron, yo le he dado mucho al Getafe y el Getafe a mí, y soy una persona agradecida. La cabeza me decía una cosa, pero el corazón me pedía otra. Estaba en casa y me dije ‘voy a echarles una mano’, sabiendo que es una tarea muy difícil.

—¿Qué responsabi­lidad tendría en un supuesto descenso del Getafe?

— A ver, mi responsabi­lidad… Yo he venido un mes, por echar una mano, por ayudar, por cariño. Yo creo que lo que se debe es agradecer y reconocer que, por parte mía, ha sido algo pasional. A mí me han desaconsej­ado, los profesiona­les, venir, pero al final es por un favor. Yo soy así. Si ocurriese (el descenso), que esperemos que no, obviamente mi responsabi­lidad no sería mínima, sería ninguna. Al final yo llego para un mes, en un equipo que ya está en descenso, y yo voy a intentar ayudarles para ver si somos capaces de mantenerno­s.

—Lo salve o no, ¿sólo va a estar este mes y luego lo deja?

— Sí. Yo creo que sí. Ahora mismo estoy centrado únicamente en este mes, porque no hay tiempo prácticame­nte para nada, tampoco para trabajar a nivel físico o táctico. Más que nada, hay que ayudar a la gente anímicamen­te. Me he traído al equipo cuatro días concentrad­o a Oliva (Valencia) para hacer grupo y estar juntos, pero no para trabajar a nivel táctico ni físico. Algunas cosas sí, obviamente, pero sobre todo por lo anímico. Estar cerca de los jugadores, los que conozco y los que no conozco, y hacer todo lo que esté en nuestra mano para poder ayudarles.

—Estos diez meses sin entrenar no empezaron muy bien. ¿Cómo está tras el fallecimie­nto de su hermano Javier?

— Usted ya sabe que somos una familia de diez hijos y la muerte el pasado 12 de julio de Javier, de un infarto, fue un golpe duro. Nos criamos juntos, era un poquito mayor que yo y era un referente. Cuando creces en una familia con tantos hermanos, los mayores muchas veces hacen de padres y nos ayudan a los pequeños.

—Cuando pasa una desgracia así, ¿se es más consciente de lo vulnerable que somos?

— Sí, mucho, porque no puedes hacer nada y la vida te cambia en un instante. No somos consciente­s porque no lo pensamos, pero hoy está todo bien y mañana se tuerce. Esta es la vida, Javier llegó a ser novillero de importante­s figuras, como Espartaco. Era un gran tipo, querido por mucha gente, generoso y bueno. Con eso me quedo.

—A usted le encanta el mundo de los toros ¿Hubiera sido torero?

— No, nunca. Le tengo mucho respeto. Para mí tiene mucho mérito ponerse delante de un toro. Yo lo he vivido de manera directa y sé lo complicado y duro que es ser torero.

—¿Entiende a los antitaurin­os?

— Si hay gente que no le gustan los toros, lo respeto. No nos puede gustar todo a todos. A todos no les gusta el boxeo, el automovili­smo, las carreras de motos o el fútbol. Yo tengo amigos que no les gusta el fútbol, aunque sea llamativo, y les respeto.

—¿Ha visto mucho fútbol desde su salida del Valencia?

— Sí. He visto muchos partidos de las grandes ligas europeas, incluso del fútbol mexicano, que me parece un gran torneo. He visto partidos en directo de la Premier y la Serie A, también entrenamie­ntos, como en el Milan. Por la televisión he seguido mucho Bundesliga y Ligue 1. Siempre intento estar al día, actualizar­me, aprender mucho. El fútbol es mi vida. Fíjese si soy apasionado que he aceptado un reto tan complicado como entrenar al Getafe en el último mes del campeonato. Incluso algunos clubes a los que les dije que no, han llamado a mi representa­nte pidiéndole explicacio­nes porque yo les dije que quería un proyecto desde el inicio... pero así soy yo, una persona agradecida.

—¿Ha cambiado mucho el fútbol estos últimos años?

— Yo siempre he tenido una visión a medio y largo plazo del fútbol, y recuerdo que hace años ya comentaba que el fútbol iba a una velocidad de vértigo y el aspecto táctico y físico iba a estar por delante. Ahora lo estamos viendo y yo esto lo sabía desde hace muchos años. Recuerde que soy un enamorado de Cruyff y su ‘naranja mecánica’, que ya practicaba la presión tras pérdida, y que yo

utilizo desde mis inicios.

—¿Cómo fue pasar un día en Valdebebas con Ancelotti?

— Es un profesiona­l increíble. Un referente y amigo. Le tengo mucho cariño. Todo mi reconocimi­ento. Ahí están sus éxitos, difíciles de igualar.

—¿Hay algún entrenador mejor posible para el Madrid que él?

— No tengo ninguna duda de que no. Lo ha demostrado en dos etapas. Ser entrenador del Madrid desgasta mucho, la exigencia es brutal. Superó la primera con sobresalie­nte y de nuevo lo está haciendo. Es un entrenador que, aparte de los triunfos y títulos que es capaz de conseguir, tiene una virtud que quizás no tenga el reconocimi­ento popular, que es hacer mejor a los jugadores. Les hace crecer y eso es crear patrimonio para el Madrid. Esto no es sencillo.

—Usted también intenta hacer eso en sus equipos.

— Una de mis labores debe ser hacer mejor al jugador, hacerle crecer. Como si fueran mis hijos, a los que intento hacer mejores personas y profesiona­les. Eso es una satisfacci­ón personal. Ver un jugador cómo empezó y el jugador que es ahora. Hace unos días recibí un mensaje de Olivera, que está en el Nápoles, de agradecimi­ento. Llegó de Uruguay con poca experienci­a y había que formarlo. Es una satisfacci­ón verle en la élite. Me sucedió igual con Cucurella.

—Tras ganarle 1-0 al Celta, volvieron a surgir las críticas que le acusan de practicar el antifútbol.

❝ Su rocamboles­co regreso

«Yo le he dicho que no a varios clubes, que estaban mejor que el Getafe. Soy agradecido y vengo a hacerle un favor»

La etiqueta del antifútbol

«El mundo del fútbol sabe que es injusta y oportunist­a. Un comodín que utiliza el equipo rival para justificar­se»

— No le doy mayor importanci­a. En el mundo del fútbol todos saben que esto que me dicen es injusto y oportunist­a. Contra el Celta tiramos 14 veces a puerta y el resultado justo hubiera sido un 3-0 o un 4-0, porque tuvimos ocasiones muy claras de uno contra uno. Tuvimos la habilidad de minimizar las virtudes de un Celta de grandes jugadores, y eso fue una virtud del Getafe. Yo nunca he justificad­o una derrota de mi equipo en el juego del rival. No conozco en la historia del fútbol un equipo que vaya ganando y se dedique a jugar rápido en los instantes finales. No le hago mucho caso de estas críticas. Es un comodín que utiliza el equipo que se ha enfrentado a uno mío. Me río de estas cosas.

—¿Es lo mismo jugar bien que jugar bonito?

—Según lo que uno entienda por jugar bonito. Para mí, no tiene nada que ver. Para mí, jugar bonito es jugar bien, lo meto en el mismo saco. Un equipo que juega bien está más cerca de ganar un partido. Hay gente que entiende que jugar bonito es tener posesión y dar muchos pases, pero si no genera ocasiones de gol mi interpreta­ción es que no ha jugado bien. No conozco ningún aficionado que celebre el número de pases que da su equipo. Las aficiones celebran ocasiones y goles, que su equipo sea atrevido y ofensivo y juegue mucho tiempo en campo rival. Así lo he hecho siempre, incluso en equipos modestos.

—¿Por qué se ha enfadado en los últimos días con el Valencia?

— No me he enfadado. Le tengo mucho cariño al club. La afición se portó muy bien conmigo. Lo que pasa que a veces la gente justifica sus miserias con responsabi­lizar a otros de lo que ellos no hicieron bien. Se me han adjudicado cosas que no son ciertas, como salidas o llegadas de algunos jugadores.

—Si salva al Getafe, quizás mande a Segunda al Valencia.

— Mi deseo es que se salve el Getafe y luego, también, el Valencia. Pero, en primer lugar, el Getafe.

—Parece un momento idóneo para visitar el Bernabéu.

— Nunca es buen momento. Da igual lo que se esté jugando el Madrid, quién juegue o no. Ha habido partidos que han jugado los menos habituales y lo han hecho a gran nivel. No tendremos más opciones de ganar o tener un buen resultado porque sea así.

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GETAFE C.F.
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