ABC (Nacional)

LOS AÑOS EN LA GOMERA DEL PADRE NARCO DE GIORGIA MELONI

Comunista y ateo, Franco Meloni se dedicó al tráfico de drogas y al blanqueo de capitales en su etapa en España. Muy querido por algunos vecinos y repudiado por otros, también marcó la infancia de la primera ministra

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La historia a veces ( casi siempre) nos sorprende. Y los personajes, cuánto más exitosos y extravagan­tes, más llaman la atención. Giorgia Meloni, la primera mujer en ser primera ministra de Italia, captó las miradas de los españoles cuando, en un mitin de Vox y en perfecto castellano, hizo un alegato por los valores conservado­res. Quien escarba un poco en su vida familiar, se sorprende. Porque ese perfecto español fue obra de su padre: Francesco Meloni Incrocci. Y su férrea ideología, por oposición, también pudo venirle de él. Un padre narcotrafi­cante, ateo y comunista, que cada verano se la llevaba a la segunda isla más pequeña de Canarias: La Gomera.

Según las memorias de Giorgia, Francesco Meloni la abandonó cuando ella tenía solo 2 años. La dejó sola con su hermana, su madre y sus ‘daddy issues’ (problemas con su padre). Desde entonces, dice haber buscado siempre la aceptación masculina, aunque sin llegar a confiar del todo en los hombres.

La realidad es un poco más compleja: su padre se marchó de Italia a bordo de un barco, el Caballo Loco, tras tener problemas con la mismísima mafia italiana. Llegó a La Gomera, isla apartada del radar policial, y se asentó en ella buscando una vida tranquila donde poder asentar sus negocios. Y vaya negocios: Francesco Meloni fue pillado en 1995 transporta­ndo una tonelada y media de hachís.

‘ Meloni: Un marqués en La Gomera’ es el pódcast que se acaba de estrenar en Spotify, una historia acompañada por un paisaje sonoro que indaga en ese padre que desatendió a Giorgia Meloni para centrarse en su otra vida en La Gomera. Allí fundó dos negocios: el Marqués de Oristano, un restaurant­e de tanto postín que sólo rivalizaba con el Parador Nacional; y la Fin Fan, la única discoteca que tuvo San Sebastián de La Gomera durante los años 80 y 90. Actualment­e, en la capital, donde viven 6.000 habitantes rodeados de agua, no queda ninguna.

Lo curioso de este reportaje sonoro es descubrir que quien conoció a Franco en Canarias, lo adora. Meloni revolucion­ó la isla con negocios que nadie esperaría en un

lugar tan pequeño. Era una persona generosa: contrataba en sus negocios a todo hijo de vecino, con unas condicione­s laborales envidiable­s. Al gomero Luis, por ejemplo, le pagó un médico privado, al que hizo volver de sus vacaciones para curarle unas piedras del riñón. Durante un fin de año, todos los que se acercaron a la plaza a contar las uvas tuvieron gratis un champán de la mejor calidad. Y hay quien dice incluso que invitaba también a cocaína al propio alcalde de la villa. Un día, este apareció en un mitin del PP, a las 12.00 de la mañana, con ganas de fiesta y cantando ‘Cara al sol’. Nadie dudaba de dónde había sacado el alcalde sus propiedade­s mágicas.

La mala imagen que deja de su padre Giorgia Meloni en sus memorias contrasta sin duda con su carácter familiar en La Gomera. Franco llegó a adoptar dos chicos, los hijos de su nueva mujer canaria, a los que trataba como propios y a los que acabaría arrastrand­o a prisión. Y también trataba muy bien a sus hijas: «Él era muy cariñoso con ellas, con las dos, aunque no sé cuál fue la que salió presidenta de Italia » , comenta Isabel, una amiga « íntima» de Franco.

Aunque esa intimidad no fue suficiente para entender que Franco no tenía dos hijas, sino cuatro. Y es que Francesco Meloni llevó una doble vida de lo más interesant­e. Mientras adoptaba dos hijos en La Gomera y llenaba de atención a sus dos hijas mayores, fruto de otro matrimonio anterior; Giorgia y su hermana Arianna, más pequeñas, no tuvieron esa suerte.

En la isla, los vecinos recuerdan a la actual líder de Italia como una chica de mucho carácter, que se enfadaba con facilidad y no encajaba con los demás niños del pueblo. El colmo para la política llegó cuando casi muere ahogada, al dejarla su padre en un barco con su niñera, quieh, por cierto, no sabía nadar. Y mientras tanto, las hermanastr­as mayores de Giorgia Meloni se sentían tan cómodas en la isla que una de ellas terminó casándose, atención, con el hijastro que Franco había adoptado.

« Cuando dicen que fue un mal padre, que las abandonó… dices, joder, no me lo creo, él no era así » , cuenta Norberto, que trabajó para él en el Marqués de Oristano. Hay vecinos que creen que Giorgia ha creado el relato para desvincula­rse de su padre, o que fue la madre quien sembró el odio en las chiquillas. Hay quien corrobora que Franco tenía predilecci­ón por unas y desatendía a otras.

Su súbita caída

Pero si algo llama la atención en la historia vital de Franco Meloni en La Gomera fue su abrupta salida. Corría el año 1991 cuando un barco apareció en la playa de La Guancha, abandonado con mil kilos de hachís. La Guancha no es una cala escondida, es una playa larga y recta, muy cerca de San Sebastián. No es estratégic­o dejar allí ese cargamento.

No hubo pruebas y el caso se cerró sin culpables. Pero un grafiti apareció en la estación de guaguas de San Sebastián: «Franco, la droga para el pueblo». Al poco tiempo, Meloni decía no poder pagarle a los trabajador­es, y las deudas lo engulleron. Todos sus negocios fueron embargados, y son ahora propiedad del Cabildo. «Los cuadros y lujos que Franco tenía en casa, [una vivienda señorial del siglo XV], se las llevó Casimiro Curbelo [el actual presidente del Cabildo] a su casa por cuatro perras», comenta un vecino que no quiere identifica­rse.

Franco Meloni se fugó tan rápido como había llegado. Sin despedidas. Los vecinos le perdieron la pista hasta que, cuatro años más tarde, fue intercepta­do mientras llevaba una tonelada y media de hachís en Baleares. «Lo sabía, yo siempre lo dije», comentan los ancianos en la plaza. «Tanta fiesta y tanto barco, el dinero tenía que salir de algún lado». «Yo ya lo dije, los negocios los tenía para blanquear».

Diez años de prisión

Fue en 1995 cuando Franco Meloni, junto con sus dos hijos adoptivos y un yerno, fue capturado en el puerto de Mahón, en Menorca, y posteriorm­ente condenado a diez años de prisión. Moriría en 2012, fruto de un cáncer.

‘ Meloni: un marqués en La Gomera’, que cuenta con diez episodios que se publicarán cada miércoles en plataforma­s de audio (Spotify, Audible, etc.), investiga también las relaciones entre Franco Meloni y la madre de Giorgia, Anna Paratore, cuando él salió de la cárcel en 1999. Y es que, pese a haber roto lazos con el narcotrafi­cante, la madre de Anna se casó con un socio de Franco, Raffaele Matano. Matano poseía el 53 por ciento de una empresa de Franco, Nofumomás S. L. Una compañía que prometía ayudar a sus clientes a dejar de fumar, algo que sorprendió en La Gomera por la afición de Meloni a la pipa. La empresa no dio beneficios, y su sede era en realidad una vivienda.

Paralelame­nte, Raffaele Matano fue investigad­o en 2003 por la Dirección de Investigac­ión Antimafia de Roma por malversaci­ón de fondos y blanqueo de capitales en Lazio Consulting, empresa donde trabajaba la hija mayor de Franco, Bárbara Meloni, y en la que tiene acciones la madre de la primera ministra italiana.

Matano no fue condenado entonces, pero sí en 2022, precisamen­te junto a Bárbara Meloni, por una quiebra fraudulent­a de la empresa que ambos dirigían. Y es que Matano dejó a la madre de Giorgia Meloni para casarse con Bárbara, su hermanastr­a. Una historia de familias que, aunque aparenteme­nte se odian, se cruzan en el ámbito de los romances y los negocios. Especialme­nte de los que terminan mal.

La historia de Franco Meloni es un rompecabez­as que ha vuelto loca a la primera ministra italiana, pero que también ayuda a dibujar su pasado y sus traumas. Fabián, extrabajad­or del Marqués de Oristano, lo dibuja en el pódcast como «el Pablo Escobar » de La Gomera. Un hombre con mil y una caras, amado por quien compartió tiempo con él, pero cuya doble vida y negocios turbios pasaron factura a sus más allegados.

Doble vida

AUNQUE ADOPTÓ DOS HIJOS EN LA GOMERA Y ATENDIÓ A SUS DOS HIJAS MAYORES, SE OLVIDÓ DE LAS PEQUEÑAS GIORGIA Y ARIANNA

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Por ALDARA DIÉGUEZ
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// ABC UN ROMPECABEZ­AS FAMILIAR El padre de la primera ministra de Italia fue detenido en 1995 en un puerto de Mahón, en Menorca, y condenado a diez años de prisión por narcotráfi­co (arriba a la izquierda)

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