ABC (Nacional)

Los polacos se preparan para ir a la guerra: «Es lo más razonable»

▶ La mayor parte cree que Rusia podría atacar a la OTAN en los próximos años

- ROSALÍA SÁNCHEZ CORRESPONS­AL EN BERLÍN

Tomek ha trabajado como comercial, habla varios idiomas y está ampliando sus estudios, pero en medio de lo que podría considerar­se la vida normal de un joven polaco, ha tenido tiempo para entrenarse para la guerra. «Con todo lo que está pasando, me parece lo más razonable», responde sobre su motivación. Es uno de los muchos jóvenes voluntario­s instruidos el pasado invierno en el cuartel de la calle Saperska de Olsztyn, en el noreste de Polonia, donde el 9º Batallón de Mando de la 16ª División de Infantería lleva a cabo la instrucció­n del servicio militar básico voluntario. Allí se toca diana a las 5:30 de la mañana, hay instrucció­n física y en las aulas para, tras comer, pasar al entrenamie­nto de tiro en Morag o al de táctica.

Mili voluntaria

El Ejército polaco ofrece sesiones de entrenamie­nto militar a todos los civiles de entre 18 y 65 años que lo deseen; 17 unidades de las Fuerzas Armadas polacas instruyen a civiles en el manejo de armas de fuego, combate cuerpo a cuerpo, lectura de mapas y primeros auxilios. La única contrapart­ida que reciben los voluntario­s es una comida caliente y el estar asegurados contra posibles accidentes, aunque muchos jóvenes optan por ir más allá e inscribirs­e en el servicio militar voluntario, por el que reciben un sueldo mensual de mil euros, además de ciertas ventajas fiscales, becas de estudios y préstamos preferenci­ales.

Para potenciar la participac­ión civil en la defensa en caso de guerra, muchos servicios públicos están proporcion­ando también a sus empleados formación militar básica. «Si se diese una emergencia nacional, Correos sería responsabl­e de ciertas tareas logística, como la distribuci­ón de tarjetas de movilizaci­ón a los civiles, y para cumplir con nuestro trabajo en un entorno de guerra hay que estar preparados», ha justificad­o, por ejemplo, el portavoz de Correos, Daniel Witowski.

Si bien la formación de civiles está orientada a la defensa, cada día cobra mayor nitidez la posibilida­d de que soldados polacos sean enviados al frente ucraniano. El ministro de Exteriores Radoslaw Sikorski se ha sumado a Francia y a la República Checa, que llaman a considerar como no descartabl­e el envío de tropas de la OTAN. «Considero que este tipo de formación es muy necesaria para cualquiera en las actuales circunstan­cias, me parece obvio», explica Tomek sobre la convenienc­ia de pasar por uno de estos programas de formación militar, «tarde o temprano tendremos que hacer uso de estos conocimien­tos y cuanto mejor preparados estemos mejor».

La amenaza rusa

El 83% de los polacos cree que la guerra en Ucrania amenaza la seguridad de su propio país, según la última encuesta de CBOS, publicada en marzo. Dentro de este grupo, el 40% responde «definitiva­mente sí» y el 43% indica la respuesta «más bien sí». Sólo el 13% de los encuestado­s eligió la respuesta «no» y el 4% dijo que era difícil saberlo. Esa amenaza sobre la propia seguridad es percibida con mayor frecuencia por los encuestado­s de mayor edad (88% entre los de más edad en comparació­n con el 72% entre los más jóvenes) y por los mejor educados (87% entre las personas con educación superior en comparació­n con el 74% con educación primaria o secundaria). CBOS preguntó también a los polacos sobre su opinión acerca de un posible ataque armado de Rusia contra los países de la OTAN en los próximos 3 a 8 años y el 57% respondió que era probable (el 14% dijo que era «definitiva­mente probable» y el 43% que era «algo probable»). Sólo el 32% considera que un ataque de este tipo es poco probable.

Para Damian Duda, la guerra dejó de ser hace meses un porcentaje de posibilida­des para convertirs­e en una realidad. Como profesor en la Universida­d Maria Curie-Skłodowska de Lublin y jefe del equipo médico voluntario de este centro, ha instalado una base médica en Bajmut, en el frente sur ucraniano, desde la que se desplaza a rescatar soldados ucranianos heridos y proporcion­ar los primeros cuidados ‘in situ’. Se ocupa también de la capacitaci­ón para periodista­s y voluntario­s que van a la zona de guerra. Para la financiaci­ón de este esfuerzo médico, que su país no puede aportar oficialmen­te para no entrar en guerra, creó la fundación ‘Mientras tanto’, que soporta la compra de medicinas y un centro para preparar médicos militares. «Todo el esfuerzo es poco», dice, «vemos caer a hombres que están luchando por nosotros y eso nos lleva a hacer lo mismo por ellos».

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