Cambio de ciclo político en Portugal
PORTUGAL, a pesar de ser un país pequeño y con una población cercana a los casi 11 millones de habitantes, a través de su historia ha adquirido una autonomía cultural y política en Europa. Un país que se toma a pecho las responsabilidades democráticas y que además de ser es nuestro vecino y, pese a su cercanía, la política española se niega a considerar y mucho menos a imitar. Los errores internos y la crisis política causada por la dimisión de António Costa bajo la sombra de la sospecha y la desconfianza por un caso de corrupción explican el retroceso socialista el pasado 10 de marzo.
Tras ocho años de gobierno socialista la crisis política abierta en las recientes elecciones marcada por el empate técnico de los dos grandes partidos, el auge histórico de la extrema derecha y el hundimiento de la izquierda radical han dejado un panorama político que complica enormemente la gobernabilidad del país y que podría desembocar en una eventual repetición electoral. La misma noche electoral, el líder del PS aseguró que no obstaculizaría la formación de un gobierno de centro-derecha que no cuenta con mayoría absoluta. Un claro ejemplo que debería haber tomado Pedro Sánchez el 23-J y aprender cómo se comportan los líderes en otras democracias.
Apenas nadie hace 6 meses creía que Montenegro (AD) sería capaz de vencer en las legislativas 2024 y recuperar el centro-derecha. A lo largo de la campaña Montenegro insistió que no pactaría con Chega pese a los meteóricos datos obtenidos aumentando de 12 a 50 escaños. «Nunca incumpliría un compromiso adquirido claramente», dijo, declarando su intención de presentarse como candidato a primer ministro de Portugal. Quedando las relaciones entre ambos AD y Chega muy dañadas, Andre Ventura, líder de Chega, acusa a Montenegro de «pisotear» a su partido.
Con un futuro político incierto Montenegro dirigirá un gobierno inestable con el único apoyo de sus 80 diputados, la mayoría absoluta está en 116. Coherente con sus principios afirmó «no hay ninguna razón para dudar de la madurez democrática de los portugueses a pesar de no tener mayoría absoluta en la Asamblea de la República». Y, habiendo confirmado el secretario general, Pedro Nuno Santos (PS), que asumiría el liderazgo de la oposición, el presidente Rebelo de Sousa decidió nombrar primer ministro a Luis Montenegro presentando en su momento al presidente de la República la organización y composición del XXIV Gobierno Constitucional.
La inestabilidad que salió de la urnas el pasado 10 de marzo, irrumpió de lleno en la elección del presidente de la Asamblea de la República. Ha sido necesario un pacto de legislatura entre los dos grandes partidos para salir del atolladero, Socialistas y centro-derecha pactan en Portugal la presidencia del Parlamento (rotatoria) para salvar el bloqueo de los ultras siendo el exministro de defensa Pedro Aguiar-Branco el elegido en circunstancias de una mayoría parlamentaria cómoda.
Se abre un ciclo político de esperanza en el horizonte, un campo a la derecha que antes no existía tras ochos años de sequía. El centro político se ha desplazado mostrando un cambio estructural en la sociedad portuguesa. Un país que en términos de calidad democrática ‘The Economist 2023’ sitúa a Portugal en el grupo de las 24 «democracias plenas», donde España ocupa el último lugar.
Las elecciones legislativas 2024 cierran un ciclo de medio siglo de historia y abre otro, pero siempre con los mismos valores: democracia, libertad e igualdad.