Política y edad «LOS MAYORES VAN A VOTAR Y LOS JÓVENES NO. HAY MÁS PROMESAS PARA LOS MAYORES QUE PARA LA GENTE JOVEN. EL PODER POLÍTICO DE LOS MAYORES ES ENORME Y ESTÁ CRECIENDO»
jado toda la vida, tenemos una tendencia que es nefasta y es que clasificamos a la gente por grupo de edad y les damos un programa distinto a cada grupo, cuando la investigación ha confirmado que aprendemos mucho más si estamos en un entorno multigeneracional.
—Como la productividad laboral…
—Exacto. La productividad es mayor cuando estás en un entorno de trabajo en el cual hay varias generaciones trabajando, pero también el aprendizaje es mayor.
—Como se aplica el concepto de perenne a la mujer, porque la biología define una ventana reproductiva….
—Eso es una realidad objetiva. La especie humana tiene una ventana de reproducción, pero eso no quiere decir que tengamos que organizar todo en torno a eso. El problema es que lo que yo llamo el modelo secuencial se diseñó para los varones, no para las mujeres.
—El invierno demográfico es un hecho. Son 140 los países del mundo que ahora mismo están por debajo de la tasa de sustitución. Hay expertos que dudan de que lleguemos a 10.000 millones de habitantes…
—Es probable que quedemos lejos de esa cifra, lo cual es muy bueno.
—¿Cuál es la población ideal?
—Vamos a ver, lo que hay que entender sobre la dinámica demográfica es que tienes cambios –por ejemplo, que se tienen menos niños–, pero los efectos de eso permanecen durante 40 o 50 años. Entonces, ¿qué es lo que pasa? Desde el punto de vista ecológico, del calentamiento global, de los recursos naturales, es muy bueno que pasemos a otro equilibrio. Estamos ahora en un equilibrio en el cual tenemos siete mil millones de personas en el mundo y sería muy bueno que pasemos a otro equilibrio en el cual tengamos solamente cinco mil millones. El problema es la transición de uno al otro y lo que sucede en ella. Si ha caído la natalidad, ¿qué es lo que implica? Pues que tendremos cada vez menos personas en edad de trabajar por cada persona en edad de jubilación. Pero eso solamente será realidad durante 40 o 50 años porque esas personas van a morir y pasaremos a un nuevo equilibrio. Este equilibrio, ecológicamente, es mucho mejor. Pero el problema es la transición, porque vamos a tener una descompensación y, por ejemplo, no vamos a tener suficiente dinero para las pensiones…
—Tampoco vamos a tener suficientes médicos porque las cohortes son más pequeñas.
—Efectivamente, van a pasar muchísimas cosas. El problema no es que vayamos a tener una menor población mundial, yo creo que eso es positivo. El problema es la transición de un equilibrio a otro.
—¿Por qué los perennes podrían mitigar el choque generacional?
— Ahora ya tenemos muchos conflictos entre generaciones, entre distintos grupos de edad, por el desequilibrio numérico que hay. A no ser que haya mucha inmigración, los jóvenes van a tener que pagar muchos impuestos para financiar las pensiones y la sanidad por las promesas que se hicieron a las personas mayores. Esto puede llevar a situaciones muy perversas, por ejemplo, que los jóvenes se quieran marchar del país. La mentalidad del perenne lo que hace es minimizar estos conflictos entre generaciones de modo que las generaciones no estén sólo haciendo una cosa, sino que vayan cambiando sus roles. Por ejemplo, que una persona de 40 años vuelva otra vez a estudiar. Esa nueva mentalidad podría contribuir a que menos gente se jubile tan pronto. Y esto es fundamental: todos los grandes problemas demográficos que tenemos se exacerban por la cuestión de la jubilación. Tiene que ser una prioridad de la política pública conseguir que la gente siga trabajando.
—¿Cómo impacta en la política?
—El principal problema en la política es que tenemos tasas de participación muy distintas. Los mayores de 50 años vamos a votar, los jóvenes no. Los candidatos prometen cosas para la gente que vota. Hay un sesgo muy pronunciado a favor de proteger las pensiones, reajustarlas con la inflación. Hay más promesas para los mayores que para la gente joven. El poder político de la gente que tiene más de 50 años es enorme y está creciendo.
—¿Qué está sucediendo con la globalización?
—La situación que tenemos es sencilla: estamos asistiendo a un cambio de guardia y no sabemos qué va a ocurrir. El anterior cambio, cuando el Reino Unido cedió su puesto a Estados Unidos, fue relativamente sencillo porque ambos países eran modelos similares. Ahora tenemos un choque frontal entre dos concepciones totalmente distintas, la de China y la de Estados Unidos. Va a ser una transición más problemática.