Aragón, donde la «España verde» se reseca
La región sigue sufriendo, con preocupante alternancia, dañinas riadas con severas sequías y aún no se han realizado todos los embalses incluidos en el Pacto del Agua de 1992
ARAGÓN RECLAMA SUS PANTANOS PARA PALIAR SEQUÍAS
Y RIADAS
El agua no solo divide territorios, sino también a partidos dentro de una misma región. Aragón es ejemplo de ello. De esa confrontación no se ha salvado ni siquiera el histórico Pacto del Agua, aprobado por las Cortes de Aragón en 1992 y agrietado con el paso de los años a vueltas con las disputas entre políticos de distinto signo.
El Pacto del Agua estableció con detalle cuánta agua necesitaba Aragón para tener garantizadas sus necesidades presentes y futuras. Estableció una reserva hídrica de 6.550 hectómetros cúbicos para uso exclusivo de esta región dentro de la cuenca del Ebro, y listó los embalses que hacían falta construir para ello.
Ahora, 24 años después, buena parte de esas obras siguen sin hacerse. Algunas de ellas no se harán jamás, porque la falta de consenso político o los conflictos legales acabaron por tumbarlas antes de que empezaran a construirse.
Descartado de plano el trasvase del Ebro, del que acabaron renegando tanto el PSOE como el PP —los dos en algún momento lo llegaron a defender desde el Gobierno de España—, el gran reto para Aragón sigue siendo aprovechar el agua que corre por su geografía. Y es mucha. El problema es que la cuenca del Ebro acostumbra a tener una hidrología extrema, pasando de grandes riadas a severos estiajes. De ahí la importancia de los embalses.
Embalses pendientes
PP y PAR aseguran defender sin fisuras la construcción de los embalses pendientes en Aragón. El PSOE también los considera imprescindibles, pero entre el resto de partidos de izquierdas se ven de forma crítica, aunque con intensidad variable. Históricamente, el más beligerante con ese gran plan de construcción de embalses ha sido la Chunta, actual socio de gobierno del PSOE en Aragón.
Mientras tanto, esta Comunidad autónoma sigue sumando paradojas: geográficamente se acostumbra a colocar en la « España verde», pero alterna dañinas sequías casi con tanta frecuencia como devastadoras riadas. En Aragón, pese a estar surcado por el Ebro y buena parte de sus afluentes, el agua sigue escaseando en buena parte de su territorio con más o menos frecuencia.
Los defensores de los embalses insisten en que las presas no solo sirven para garantizar agua en tiempos de escasez sino, también, para amortiguar riadas. Cataluña puede dar fe de ello con ese seguro hidráulico que, para las tierras bajas del Ebro, es el embalse de Mequinenza. Y Aragón sufre riadas del Ebro cada vez con más frecuencia. Las hubo, de forma más o menos dañina, en 2003, 2007, 2008, 2009, 2013 y 2015. Hace unas semanas hubo otra más, aunque sus perjuicios fueron limitados. Nada que ver con lo ocurrido el año pasado: en mes y medio el Ebro se desbocó en cuatro ocasiones, entre finales de enero y primeros de marzo. La cuarta riada inundó más de 40.000 hectáreas y se llevó por delante decenas de millones de euros.
Pérdidas millonarias
De media, desde el año 2003, las pérdidas ocasionadas por las riadas del Ebro en Aragón rondan los 20 millones de euros. La misma región que, paradójicamente, sufre también los efectos de la sequía. A veces, incluso, el mismo año que ha sufrido los efectos de los cauces desbocados.
Casi 30 años después de que se aprobara el ya agrietado Pacto del Agua, aumentar la regulación de la cuenca del Ebro sigue siendo una cuestión pendiente y motivo de discusión política. Y todo esto en una región hidrológica que se comporta de forma extrema con no poca frecuencia, con caudales disparatados en fechas muy concretas y tremendamente mínimos en las épocas más cálidas. Baste un dato como ejemplo: el año pasado, en solo mes y medio, de finales de enero a los primeros días de marzo, las avenidas del Ebro echaron al mar 3.842 hectómetros cúbicos de agua, mil de ellos únicamente en una semana. Ese caudal es un 67 por ciento más de lo que consumen todos los hogares de España durante todo un año.