NO LANCEMOS LAS CAMPANAS AL VUELO
Es difícil hablar de sequía cuando las imágenes que nos ofrecen los informativos y que vemos en los diarios nos enseñan casi cada día en las últimas semanas ríos con caudal alto, si no desbordados; embalses que suben de nivel o, incluso tienen que soltar agua en previsión de posibles avenidas; espesores de nieve como los de antaño; destrozos de una sucesión de temporales, y paraguas y más paraguas. Pero al mismo tiempo, sigue habiendo pantanos por debajo del límite para utilizarlos; cultivos perdidos porque la lluvia no llegó cuando debía o porque la dotación de riego quedó limitada; poblaciones donde aún no está garantizado el abastecimiento a largo plazo... Son todo estampas de una misma realidad, que no es otra que la sequía no se termina de un plumazo porque llueva. Como explican desde Meteorología hay que que tener en cuenta muchos factores, por ejemplo, dónde llueve, pues a veces las precipitaciones no llegan a las cabeceras de los pantanos, cómo llueve y cuánto tiempo más, porque hay zonas de nuestro territorio donde la sequía se prolonga ya desde hace más de tres años. La visión de los pantanos, además, es un espejismo, puesto que buena parte de nuestros acuíferos, las reservas que no vemos, están mermadas. Por tanto, no hay que lanzar las campanas al vuelo con la tan deseada y bienvenida lluvia, ni bajar la guardia en los planes hidrológicos a medio y largo plazo ni en las campañas y medidas de ahorro de agua. La demostración a que la sequía sigue aquí es que la semana pasada el Gobierno iniciaba los trámites para aprobar el Real Decreto de sequía en la cuenca del Tajo. Estas lluvias que nos han afectado en las últimas semanas no se veían desde finales de 2009 y comienzos de 2010. En aquellos días se registró el anterior gran temporal atlántico. Ocho años han pasado, y no sabemos cuándo llegará el próximo.