Los parques nacionales del agua
Fruto de un exhaustivo proceso científico y técnico, se han considerado una serie de áreas de importancia ecológica que necesitan una mayor conservación y gestión. La pesca, el tráfico marítimo, las especies invasoras, desechos y contaminación ponen en peligro ecosistemas únicos. Este tratado pretende la protección de algunos de ellos. Mar de los Sargazos. Considerada incubadora de gran parte de la vida marina del Atlántico, pocos lugares en el mundo pueden competir en cuanto a importancia ecológica. Cien especies de invertebrados, 280 de peces y 23 tipos de aves usan el sargazo (balsas de algas) como protección, desove o hábitat de cría. White Shark Café. En aguas internacionales del Océano Pacífico, cientos de tiburones blancos se congregan desde la primavera hasta el otoño. Estos fondos pelágicos son una oportunidad única para recuperar una especie amenazada fundamental para el ecosistema. Montañas submarinas de Louisville. Con una extensión de 4.000 kilómetros y en aguas internacionales del Pacífico Sur, un total de trece montañas submarinas se elevan a miles de metros del lecho marino. Corales, esponjas y especies de aguas profundas viven en estos ecosistemas bentónicos en los que los montes submarinos ejercen de trampolín para que las especies se dispersen. Domo de Costa Rica. Formada por la interacción única entre los vientos de la superficie y las corrientes oceánicas, alberga algunas de las especies más amenazadas del océano como las ballenas azules. Su fitoplancton y zooplancton atraen para alimentarse y criarse a especies como atunes, Estrella de mar en fondo marino tiburones, delfines o tortugas marinas. Walters Shoals. Esta cadena montañosa submarina en el extremo sur de Madagascar es el único lugar conocido de la langosta espinosa gigante, recientemente descubierta. De medio metro y hasta cuatro kilos de peso, habita entre los cardúmenes cubiertos de arrecifes de coral, junto a especies endémicas, amenazadas por la sobrepesca. Fractura de Clipperton. En esta trinchera montañosa subterránea del Océano Pacífico obtienen alimento una gran cantidad de aves amenazadas como el petrel de Pycroft, que sufre la presión de la sobrepesca de la zona. Salles de Sala, Gómez y Nazca. Estas compuertas se conectan durante casi 3.000 kilómetros y contienen uno de los niveles más altos del mundo de diversidad biológica marina endémica. Zona de fractura ecuatorial atlántica. Conectando hábitats profundos del Atlántico Norte y Sur, esta zona de fractura se eleva a 4.000 kilómetros del fondo marino e influye en la dispersión larval tan importante para la biodiversidad de las especies.