La falta de viento retrasa la caída de las hojas
adecuadas condiciones de ambiente interior y para reducir la posibilidad de que el virus que causa la Covid-19 se propague por el aire en los espacios interiores.
Ventilación y Covid
«En los últimos meses, y debido al Covid-19, hemos prestado especial atención a las condiciones de las aulas. La confirmación de que el virus puede transmitirse también por aerosoles nos obliga a darle mayor importancia a la ventilación de las aulas como método esencial para evitar la propagación del virus. Una adecuada ventilación permitirá además mantener los niveles de CO a niveles que no sean perjudiciales ni para la salud de los niños y profesores, ni para su rendimiento escolar», explica Quique Bassat, pediatra y epidemiólogo en ISGlobal.
Desde la PEP insisten en que la ventilación de las aulas por medios naturales no es compatible con épocas del año donde las temperaturas exteriores son extremas. Para Pedro Mariñelarena, vicepresidente de esta Plataforma, «la ventilación mecánica de doble flujo con recuperación de calor es la solución más acertada para contribuir a frenar la transmisión aérea del Covid-19 en espacios cerrados porque la ventilación por medios naturales puede no ser suficiente».
Construir un colegio nuevo de bajo consumo energético requiere una inversión adicional de entre el 0% y el 5% y puede conseguir un ahorro energético del 75%, y que los alumnos estudien con un gran confort térmico y con unas cantidades de CO bajas. En el caso de las rehabilitaciones de colegios la inversión adicional requerida rondaría entre el 5% y el 10% pero permitiría reducir el consumo energético en hasta un 90%.
VENTILACIÓN MECÁNICA DE DOBLE FLUJO Y RECUPERACIÓN DE CALOR, MEJOR SOLUCIÓN FRENTE AL COVID 19
Asegurar un futuro estable y sostenible para nuestros jóvenes es clave y podemos aprovechar la acción climática y la recuperación medioambiental tanto para garantizar la seguridad física de nuestra región como para crear nuevas oportunidades de empleo sostenible. La Agenda de la Economía Azul une el potencial económico del Mar Mediterráneo -desde los sectores marítimos tradicionales como la acuicultura, la pesca, el turismo y la navegación, hasta los sectores emergentes como las biotecnologías y las fuentes de energía marina renovable- con la necesidad de integrar la sostenibilidad medioambiental.
Ya estamos avanzando en la recuperación y protección del Mediterráneo. Se han realizado grandes esfuerzos para poner en marcha procesos de producción y consumo más preventivos, circulares y sostenibles: la escasez de agua ha propiciado la reutilización de las aguas residuales, y la concienciación sobre la contaminación por plásticos ha dado lugar a normativas que restringen los de un solo uso, como las bolsas de plástico. El control de la contaminación se ha vuelto prioritario en las agendas políticas; los esfuerzos se han dirigido a la concienciación de los problemas medioambientales y a la creación de medios para responder a ellos.
Además, los Estados han reafirmado su compromiso con el plan regional de gestión de residuos marinos y con la consecución de la recogida y el reciclaje del 100% de los residuos plásticos. Uno de los proyectos apoyados por la UpM y que aborda el problema del plástico en el Mediterráneo, es Plastic Busters, que aborda todo el ciclo de gestión de la basura marina, desde el seguimiento y la evaluación hasta la prevención y la mitigación. El proyecto ya ha estudiado el impacto de la contaminación en la fauna marina en el Santuario de Pelagos, el Parque Nacional del Archipiélago Toscano, el Parque Nacional Marino de Zakynthos y el Parque Nacional Marítimo-Terrestre del Archipiélago de Cabrera. Tras el éxito obtenido en estas zonas piloto, este proyecto es un ejemplo perfecto de acción que debería ampliarse a nivel regional.
Necesitamos un cambio sistémico que nos permita vivir en armonía con la naturaleza. Para «reconstruirnos mejor» tras la pandemia, se debe plantear un enfoque que incluya la naturaleza y la biodiversidad, los recursos renovables y la transición hacia sociedades verdes y neutras en carbono, con el fin de garantizar un futuro resiliente y sostenible. Dada la interdependencia de toda la vida en este planeta, desde la tierra hasta el océano, no podemos ignorar que nuestra incesante invasión y degradación de los ecosistemas está poniendo en peligro a su vez la salud humana. Es esencial que sigamos trabajando para fomentar el conocimiento científico de los problemas climáticos y medioambientales; que traduzcamos este conocimiento en legislación, poniendo en marcha leyes que consigan resultados tangibles.