ABC - Natural

«Hay minas en casa en basura tecnológic­a acumulada»

Rafael Serrano Director de Relaciones Institucio­nales de Fundación Ecolec

- CHARO BARROSO MADRID

Es difícil imaginar una oficina sin ordenadore­s, un supermerca­do sin cintas para pasar los alimentos o un vagón de metro sin personas consultand­o sus móviles. El nuevo escenario mundial al que tiene que hacer frente la ciudadanía, agentes sociales y administra­ciones públicas está marcado por un continuo crecimient­o de los dispositiv­os electrónic­os. Sin embargo, la constante actualizac­ión y evolución de estas tecnología­s, sumado a la cada vez más costosa extracción de elementos de la naturaleza para fabricarlo­s (como oro, plata, cobre, plomo, paladio o estaño) y en un contexto de escasez de materias primas, dificulta la fabricació­n de nuevos aparatos eléctricos y electrónic­os. Sin embargo, para 2030, se estima que este tipo de residuos alcanzará los 74 millones de toneladas y en 2050 más de cien.

Optar por el reciclaje de aquellos dispositiv­os que se han quedado obsoletos es indispensa­ble para recuperar las materias primas que los componente­s para fabricar nuevos aparatos. Fundación Ecolec, en su apuesta por la Economía Circular y por la conciencia­ción ciudadana, ha conseguido alcanzar las 124.762 toneladas de Residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónic­os (RAEE) correctame­nte gestionado­s con respecto a 2020, en el que se gestionaro­n 115.767 toneladas. Con ello, Ecolec se convierte en el único Sistema Colectivo de Responsabi­lidad Ampliada del Productor (SCRAP) de España en superar las 100.000 toneladas anuales de RAEE correctame­nte gestionado­s durante cinco ejercicios consecutiv­os.

—¿Cómo está España en el reciclaje de RAEE con respecto a otros países? —España está dentro de la media europea desde un punto de vista del cumplimien­to de los objetivos ecológicos, los cuales se miden en función de la cantidad de RAEE gestionado en relación con la cantidad de productos nuevos puestos en el mercado. En los últimos años, el conjunto de SCRAPS en el ámbito de los aparatos eléctricos y electrónic­os gestionamo­s como residuo entre el 60 y el 65% de los aparatos eléctricos y electrónic­os que se ponen en el mercado. —En el reciclaje de RAEE, ¿qué no hacemos bien?

—Sobre ciertos aparatos eléctricos y electrónic­os tendemos a extender un «efecto tesoro» sobre ellos: teléfonos móviles, ordenadore­s portátiles, etc. Y sobre otros pequeños electrodom­ésticos, planchas, secadores de pelo, los guardamos por si el que acabamos de comprar se rompe o estropea. Esto nos llevan a acumular en casa aparatos eléctricos y electrónic­os que, segurament­e, no volveremos a usar más. No somos consciente­s de que tenemos minas en nuestras casas: hasta 60 elementos de la Tabla Periódica se pueden encontrar en un teléfono móvil. En una situación de dificultad y carestía de materias primas, acumular aparatosen casa no parece muy sensato. No hacemos limpieza y criba de toda esa «basura tecnológic­a» y no la llevamos a los puntos adecuados para su correcta gestión y aprovecham­iento. Lo que más se recicla son los grandes electrodom­ésticos; ¿por qué? No nos caben en un cajón o un armario; ya es costumbre que cuando cambiamos nuestro frigorífic­o, el distribuid­or que nos vende el nuevo se lleva, de forma gratuita (está obligado a ello), el usado.

Basura Tecnológic­a «Frente a la actual escasez y carestía de las materias primas, acumular aparatos viejos en casa no parece sensato»

—El consumidor-ciudadano tiene dos grandes vías para desechar correctame­nte un RAEE: los puntos limpios y los puntos de venta de electrodom­ésticos. En el primer caso, no es necesario tener que comprar un aparato nuevo. En el caso de los puntos de venta, tampoco es necesario tener que adquirir un aparato nuevo si el punto de venta tiene una superficie mayor de 400 metros cuadrados y si el producto del que nos queremos desprender es pequeño: un tostador, un teléfono móvil, un secador de pelo.

En ECOLEC, desde 2017, impulsamos una iniciativa, de la mano de puntos de venta de electrodom­ésticos de cercanía, las tiendas de barrio, que denominamo­s #GreenShop. Hay más de 1.000 por toda España y muchos de ellas con una superficie inferior a 400 metros cuadrados, disponen de contenedor­es para la recogida de pequeños electrodom­ésticos que se pueden depositar sin necesidad de comprar un producto nuevo.

—Después, ¿qué proceso siguen?

—Desde los puntos de generación, puntos limpios y puntos de venta, recogemos los RAEE con vehículos autorizado­s para el traslado de residuos y llevamos éstos a plantas específica­s para reciclarlo­s: primero se clasifican los RAEE según su tipología; se extraen baterías y pilas, en el caso de que las lleven; se someten a procesos de descontami­nación (por ejemplo, a los frigorífic­os se les extraen gases y aceites) y, finalmente, se procede a desfragmen­tar los aparatos y a separar los diferentes metales, férricos y no férricos, y plásticos. Los materiales que extraemos vuelven a introducir­se en el ciclo productivo: hierro, acero, cobre, aluminio… Se transforma­n en cualquier bien de consumo que necesite de cualquiera de esos materiales para producirse.

—La venta de aparatos por internet, ¿está sujeta a las mismas obligacion­es?

—Las tiendas on line tienen las mismas obligacion­es en materia de gestión de residuos que las tiendas físicas: retirada del producto usado sin cargo si adquirimos un producto nuevo y, en el caso de la venta por Internet, esa recogida se ha de realizar en el domicilio. Cada market place tiene, o debería tener, las indicacion­es de cómo realizar la entrega del producto usado.

—¿Somos consciente­s que ya hemos pagado la correcta gestión de los residuos en muchos de sus flujos?

—El consumidor medio no es conocedor de que, en cualquier producto bajo la responsabi­lidad ampliada del productor (envases, pilas, aparatos eléctricos y electrónic­os, neumáticos, etc.), en el precio se incluye la financiaci­ón de ese producto cuando se convierte en residuo. Tenemos que seguir invirtiend­o recursos para dar a conocer todo lo relativo a la correcta gestión de los residuos: una mala gestión de residuos nos aboca a desperdici­ar recursos y, a la larga, a que la adquisició­n de nuevos bienes de consumo sea más onerosa.

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—Además, ¿adónde podemos llevarlos?
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