Sostenibilidad retornable, y posible
Expertos de Envalora, Antalis, Altim y Asociación Metalgráfica Española reafirman el compromiso de la industria con el ecodiseño y el reciclaje como pilar de la gestión eficiente de los embalajes
La reducción al mínimo del impacto de los envases sobre nuestro entorno ya supone un firme compromiso de empresas y sectores que innovan y apuestan por la circularidad, el ecodiseño y el reciclaje en toda su cadena de valor. Por ello, el primer Foro Envases del Futuro se celebró en la sede Vocento-ABC, moderado por Charo Barroso, responsable de ‘Natural’, con la participación de Isabel Goyena, coordinadora de Envalora y directora general de Cicloplast; María Dolores Monterrubio, jefa de producto de embalaje y responsable de sostenibilidad de Antalis; Rafael Sanz, presidente de la Asociación Metalgráfica Española (AME) y Adriana Sola, CEO de Altim.
La diversidad en la representación de especialistas supuso un completo abordaje del presente y el futuro de la gestión de los envases, en el que funcionalidad, sostenibilidad y rentabilidad deben convivir. En este entorno, Monterrubio comenzó destacando cómo Antalis, que se dedica a la distribución de papel, materiales de comunicación audiovisual y embalaje, además de fabricantes de etiquetas industriales, se enfrenta a un tiempo muy convulso «por una época de exceso de embalajes, en la que el uso de materiales no ha sido el más indicado, con un complejo contexto de legislaciones (con mucha casuística) que no facilitan el proceso». Por ello, se consolida como esencial la atención al ‘ciclo de vida’ del embalaje, desde que se concibe el producto hasta que finaliza su vida útil, además de la consultoría, por ejemplo, a pymes que no cuentan con especialistas en este terreno, con soluciones específicas para cada caso.
Nuevo escenario
Sanz destacó cómo «los materiales metálicos están presente en nuestro día, en la mayoría de nuestras actividades. Forman parte de un sector con mucha trayectoria (nuestra asociación se fundó en 1927) en el que cabemos todos, desde pequeñas empresas familiares a grandes multinacionales. Con envases 100% reciclables».
Goyena subrayó, durante el inicio del encuentro cómo «la actividad legislativa ha sido frenética y ha culminado este 27 de diciem
bre, con la aprobación del nuevo Real Decreto de Envases que incluye (dentro de año y medio) una nueva obligación: la responsabilidad ampliada del productor (RAP) del envasador e importador, para los envases industriales y comerciales. Su objetivo principal es fomentar la economía circular, desde el ecodiseño a la eficiencia en la gestión y el reciclado. Las empresas que ponen en el mercado productos embalados deberán financiar y organizar la gestión de los envases y embalajes. Para ayudar a cumplir esta nueva obligación, surge el nuevo SCRAP Envalora que, como sistema colectivo de empresas, ayudará a su desarrollo, lo que podrá ayudar a su cumplimiento».
Un nuevo escenario que requiere de nuevas soluciones, como señaló Adriana Sola, la representante de Altim, un grupo de empresas tecnológicas cuya mayor parte de clientes utilizan, en mayor o menor medida, plástico en sus procesos (el 1 de enero comienza la implantación del nuevo impuesto): «Muchos de nuestros clientes no saben cómo trabajar en este entorno, cómo gestionar los impuestos, por lo que les ayudamos para facilitar la gestión de sistemas y datos. Prevemos lo que puedan necesitar por la nueva normativa, para analizar procesos, componentes, consumos, etc. (como solemos decir, la tecnología la tenemos... nos faltan casos de uso). Algo que incumbe a todas las áreas de actividad de una empresa».
Tiempo, en todo caso, de desafíos y de oportunidades para poder consolidar ventajas competitivas en la economía sostenible del siglo XXI, como apuntó Sanz: «Hay estudios que indican cómo más del 80% de los envases metálicos en el mercado en los últimos años no requirieron nuevos recursos y no incrementaron la huella de carbono. Y en vertedero, su extracción, por ejemplo, con electroimanes, facilita mucho el proceso. Fomentamos que se haga un uso racionalizado de todas las energías disponibles, sobre todo en el caso de las renovables, con el apoyo de la tecnología para propiciar, por ejemplo, aspectos esenciales como la reducción de agua en los procesos, el espesor de materiales, el estudio sobre nuevos tipos de cierres, etc.».
‘Econormas’
Goyena indicó que Envalora ha sido creada con la colaboración de Feique, Anaip, Cicloplast y más de 20 asociaciones. En ella participan más de 220 empresas de sectores como la química, el plástico, la construcción, el metal o las artes gráficas, y gestionará envases de todos los materiales (metal, plástico, cartón y madera). Hay que prepararse en estos sistemas antes de que empiece la nueva obligación, porque hay un plazo para autorizarse. La reutilización de envases va a ser prioritaria en Envalora. Hay veces que las empresas no pueden reutilizar sus propios envases pero, al formar parte de un grupo, otra empresa del mismo colectivo sí que podrá hacerlo). En todos ellos, Envalora aporta valor al residuo, diversidad, eficiencia y flexibilidad en el servicio a la industria (con más de un 40% de pymes)».
Esta marea de leyes, certificados y nuevos tratamientos de materiales necesita de un empeño colectivo para ser más eficientes y, por lo tanto, sostenibles. «Lo que busca el cliente es información completa del producto y, si puede ser, un sistema de clasificación, de información unificada. Por ello, hemos creado una ‘green card’ con los valores medioambientales más destacados, lo que facilita mucho entender la información. Y el ‘Green Star System’, ya aplicado en papel, sirve para establecer qué aspectos son los más relevantes en el embalaje, como el aviso sobre el empleo de sustancias nocivas», explica Monterrubio. Medidas para favorecer la aportación de la sociedad que, en el caso de la española, presenta unas tasas de reciclaje activo muy altas respecto a la media europea. Una base para afrontar el futuro.
Sanz apuntó que «con el símbolo infinito que encontramos en envases metálicos, los fabricantes nos encargamos de recordar al consumidor de que separe sus residuos de envase y contribuya así a que ese metal tenga no una, sino infinitas vidas más», y recordó que también trabajan en campañas de concienciación para que estos se depositen en el contenedor amarillo.
Oportunidades
El contexto, desde luego, no ayuda para el estricto cumplimiento normativo (crisis energética y de materiales, guerra de Ucrania, inflación…), pero, como apuntó Goyena: «Hay que ayudar al cumplimiento y a la eficiencia, sobre todo a las empresas con menor tamaño y medios. Es verdad que las industrias gestionan bien esta actividad, pero hay que reducir significativamente el destino vertedero».
La RAP sobre los envases industriales es un desafío para empresas que se enfrentan a compras locales, intracomunitarias y extracomunitarias, con compañías extranjeras que operan en nuestro país (se va a crear, desde el 1 de enero, un Registro de Envasadores en el Ministerio para la Transición Ecológica, donde deberán inscribirse la empresas españolas o representantes de extranjeras que pongan en el mercado productos envasados o con embalaje).
El equilibrio entre eficiencia empresarial y sostenibilidad volvió a plantearse en el encuentro por parte de Sola, con especial foco en la aportación de la tecnología (con contribuciones como que los envases tendrán que tener un código QR con todo tipo de información relativa a la sostenibilidad, tanto para su recorrido empresarial como para su consumo comercial): «Sucede de diferentes maneras. Apoyamos con la recogida y análisis de datos, y con ‘blockchain’ para seguir la trazabilidad de materias primas, distribución, etc., la certificación (que lo que dices sea verdad)…»
Desde el ecodiseño y el transporte a las diversas vías de reciclaje, los envases del siglo XXI serán, gracias al esfuerzo conjunto, a la información y a la innovación, cada vez más sostenibles e, incluso, eficientes empresarialmente.
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