Siria no se deja inspeccionar
Como seña de identidad y reclamo populista, el buenismo antibélico del que hace gala la izquierda choca contra la realidad de regímenes como el de Damasco. Insistir en la idea de que una cuadrilla de inspectores de la ONU podría entrar en Siria y realizar con absoluta libertad y sin cortapisas los exámenes necesarios para determinar la naturaleza del arsenal que utiliza Al Assad en sus masacres químicas es de una inocencia absoluta, un engaño que de forma premeditada pasa por alto el rechazo de Damasco a cualquier inspección medianamente seria. Para hacerle propaganda, Al Assad ya tiene a Rusia.