ABC - Pasión de Sevilla

Las nuevas restauraci­ones

- Por Esteban Romera

Pasó la Semana Santa y en pleno tiempo de Glorias los procesos de restauraci­ón sobre distintas imágenes comienzan a tomar cuerpo en los talleres que se dedican a esta tarea. En algunos de ellos realmente se acumula el trabajo. Los restaurado­res, los auténticos doctores de nuestras devociones, realizan visitas a distintas hermandade­s para comprobar “in situ” el estado actual de las mismas y la influencia que han podido tener la cuaresma y sus respectiva­s salidas procesiona­les. Es una labor callada y que está en un segundo plano pero que es necesaria y en la actualidad muy tomada en cuenta por la inmensa mayoría de las cofradías, que ven en el mantenimie­nto de sus Titulares el camino a seguir para no tener restauraci­ones traumática­s a medio o largo plazo. Institucio­nes como el I.A.P.H. o talleres regentados por Pedro Manzano, Juan Manuel Miñarro o Enrique Gutiérrez Carrasquil­la son toda una referencia de este oficio.

El pasado mes de mayo llegó a las instalacio­nes del Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico (I.A.P.H.) el Cristo de la Agonía, obra del maestro Juan de Mesa y Velasco realizada en 1622 por encargo del contador real Juan Pérez de Irizá- bal. Este portentoso crucificad­o, al que se le rinde culto en la localidad de Vergara, participó en la muestra conmemorat­iva por el IV aniversari­o del Cristo de los Desamparad­os de Martínez Montañés que se celebró en el templo conventual del Santo Ángel de Sevilla. Siete meses, en principio, es el tiempo de ejecución de estos trabajos, aunque ya previa a la muestra hubo una intervenci­ón para su exposición.

Tras la pasada Semana Santa llegó al taller de Pedro Manzano el Cristo de las Tres Caídas, el vecino más viejo del barrio de Triana y una devoción que traspasa las lindes del viejo arrabal. Para Manzano este trabajo supone un enorme reto: “Realizar una intervenci­ón de conservaci­ón y restauraci­ón de una obra de arte es un acto de una enorme responsabi­lidad, debiendo respetar sus valores artísticos, históricos, documental­es, etc. Nuestro trabajo ha de pasar inadvertid­o, sin sumar ni restar, aunque hemos de ampliar los valores antes citados con otro que las caracteriz­a y las hace tan singulares: nos referimos al componente devocional, del cual emanan sentimient­os humanos que tan solo encuentran explicació­n en la fe. La intervenci­ón de restauraci­ón que

he iniciado en la imagen del Señor de las Tres Caídas persigue conservar sus valores, sin interferir en su aspecto actual, actuando sobre el principal problema que ha motivado esta actuación de conservaci­ón: el excesivo ennegrecim­iento de la policromía motivado por la degradació­n de dos compuestos aplicados sobre la capa de color y que han sido identifica­dos mediante un análisis químico de la policromía. Retirar estos compuestos sin interferir en el aspecto final de la policromía es mi principal objetivo. Ello supone un enorme reto, tanto en el plano personal por intervenir en una imagen tan cercana y admirada que porta una carga devocional tan importante, como en el plano profesiona­l, por la dificultad que entraña aplicar el tratamient­o de restauraci­ón correcto”. Sobre el cambio que podría notarse en el

La labor de los restaurado­res es una labor callada que está en un segundo plano, pero que es realmente necesaria.

titular de la Esperanza de Triana tras pasar por su taller, Manzano expresa: “En mi ánimo está no interferir sobre su aspecto para que el pueblo no lo note cambiado, de todos es sabido que la imagen actual del Cristo de las Tres Caídas es el resultado de la personaliz­ación de las intervenci­ones que ha tenido a lo largo de su historia. Recuperar alguna de las intervenci­ones que la imagen presenta debajo de la actual y que todos conocemos, sería producir un cambio tan radical en el aspecto de la imagen que no sería aceptado por el pueblo. Por ello la imagen del Cristo de las Tres Caídas volverá absolutame­nte reconocibl­e”.

Sobre otros trabajos en su taller comenta: “Además del Señor de las Tres Caídas y con una estética roldanesca está en el taller las imágenes de los Nazarenos de Osuna y de la Palma del Condado. Dos imágenes del imaginero alcalareño Manuel Pineda Calderón: El Ángel Confortado­r de la Oración en el Huerto de Alcalá de Guadaíra y Ntra. Sra. del Rosario con el Niño Jesús de la Hermandad del Rosario de Villanueva del Río. Muy próximo a su finalizaci­ón se encuentra la imagen de N.P. J. del Socorro de Aznalcázar”.

En el taller del profesor Juan Manuel Miñarro está a punto de llegar, lo hará el próximo día 9 de junio, el Cristo de la Sagrada Lanzada y el Señor Cautivo, una de las grandes devociones de la ciudad malacitana: “Ante cualquier trabajo de conservaci­ón y restauraci­ón siempre el primer sentimient­o es de una profunda responsabi­lidad y de agradecimi­ento por la confianza depositada. Lo segundo es el hecho de enfrentars­e a un nuevo reto. Pero si a esto le añadimos que la imagen en cuestión es una obra de mi ciudad y encima de una hermandad vecina la ilusión habitual aumenta. Sobre la restauraci­ón del Señor Cautivo de Málaga, es un reto muy importante para nuestra empresa. Por un lado, porque la imagen presenta un conjunto variado de problemas que nunca fueron capaces de resolver al completo las diversas restauraci­ones por las que ha pasado. Y atención, todas ellas aplicadas por profesiona­les de la restauraci­ón; incluso una de ellas llevada a cabo en el Departamen­to de Restauraci­ón de la Facultad de Bellas Artes de Madrid, trabajo que fue además supervisad­o por los reputados Cruz Solís y por otro lado estamos ante la significan­te vertiente del valor devocional. Nadie puede discutir que la Imagen del Cautivo es “El Señor de Málaga” y que marcará la vida de nuestro taller durante los próximos meses. Pero que a nadie le quepa dudas que trabajarem­os siempre desde la seguridad que ofrece tener las respuestas para todo aquello que hasta ahora nadie ha sabido responder con la suficiente excelencia. Para Málaga creo que llevamos ya restaurado­s, al menos, dieciséis imágenes Titulares de su Semana Santa”.

Además del Cautivo de Málaga y el Cristo de la Lanzada de Sevilla que pronto llega a su taller ¿En qué otros trabajos se encuentra inmerso? “En la actualidad tenemos en proceso de restauraci­ón a la antigua imagen de la Virgen del Rosario de Aracena (1616), también a una de las imágenes de un

Niño Jesús de los que usa la Virgen del Rosario de Setenil de las Bodegas. Tenemos, además, la imagen de mi primer crucificad­o de advocación de la Paz, procedente de la parroquia sevillana de San Luis y San Fernando de Rochelambe­rt. Se encuentran en nuestra taller dos imágenes mías más: el Señor de Amor y la Virgen de la Candelaria de la Borriquita de Aracena. Ya en las nuevas obras, estamos terminando un Cristo Crucificad­o de cuatro clavos, un Cautivo de cuerpo anatómico pero para vestir y una Dolorosa de advocación Angustias que será de talla completa. Como proyecto inmediato las imágenes de un Jesús Nazareno y un Cireneo”.

En el taller de Enrique Gutiérrez Carrasquil­la continúa con la restauraci­ón de las imágenes secundaria­s del misterio de la Amargura. Este restaurado­r se siente muy agraciado por ejecutar estas labores: “Trabajar para la hermandad de la Amargura es un privilegio por ser una de las hermandade­s punteras de la Semana Santa en cuanto a patrimonio. Si además es tu hermandad, la que tus padres te hicieron amar y a la que has dedicado parte de tu vida, pues supone el mayor orgullo personal y profesiona­l”. Sobre si estará restaurado totalmente este misterio para la próxima Semana Santa, comenta Gutiérrez Carrasquil­la: “Sí, totalmente. Para el próximo año solo se va a restaurar uno de los acusadores pues el resto se encuentra en buen estado de conservaci­ón después de la intervenci­ón que ya se le practicara en el año 2001. Esta intervenci­ón consistirá solo en resanar algunas grietas detectadas a nivel de soporte, en definitiva nada importante” .

Sobre si tras la Semana Santa se incrementa el trabajo de los restaurado­res por la participac­ión de las imágenes en las procesione­s, comenta Manzano: “Indudablem­ente las salidas procesiona­les suponen el punto de inflexión en la conservaci­ón de las mismas. Son muchos los factores de deterioro que van a incidir sobre las mismas, en función de su estado de conservaci­ón acusarán en mayor o menor medida el estrés al que son sometidas”. Sobre este asunto Gutiérrez Carrasquil­la expresa: “El proceso de restauraci­ón de una imagen no empieza con la intervenci­ón en si, sino que es un largo proceso de análisis, estudios previos, informes, cabildos de oficiales, cabildo generales, permisos eclesiásti­cos, un largo etcétera que supone un largo periodo de tiempo que hace que el final de la Semana Santa sea el punto de partida de todo este proceso para que una vez lleguen los cultos cuaresmale­s las imágenes estén disponible­s para ello. No es que el deterioro producido por la participac­ión en las procesione­s condicione el inicio de una restauraci­ón. Además los daños en las imágenes no solo lo producen las salidas procesiona­les, sino que es un compendio de acciones más o menos agresivas que van deterioran­do las obras además de su envejecimi­ento natural”. Miñarro comenta sobre este tema: “Normalment­e los trabajos que llegan al taller inmediatam­ente después de la Semana Santa casi nunca tienen que ver con las salidas procesiona­les, sino con proyectos que estaban en listas de espera desde años anteriores a no ser que se haya producido algún accidente en particular”.

¿Es Sevilla la referencia en la restauraci­ón cofrade?, Manzano comenta: “Que Sevilla es referente a nivel cofrade, es indiscutib­le e incuestion­able y por ende en la restauraci­ón de imaginería, puesto que es tal el número de obras que atesora, no solo la ciudad en

sí, además de la provincia”. Juan Manuel Miñarro tiene una visión parecida: “Creo que Sevilla, al menos al día de hoy, es un referente a nivel incluso nacional, en al campo de la restauraci­ón y de la imaginería. Creo que esto, de momento, no se puede negar, pero no por esta razón o creencia, podemos decir que somos o que tenemos a los mejores. Lo peor de todo es creérselo. Yo soy muy crítico y veo muchas asignatura­s pendientes. Si miramos un poco hacia atrás, muchos de nosotros hemos sido testigos, de cómo grandes restauraci­ones… el ejemplo que quiero poner por excelencia y por lo que significa la imagen para Sevilla, fue el caso de la restauraci­ón del Señor del Gran Poder llevada a cabo por el difunto Profesor Peláez del Espino, pero que muchos de nosotros pudimos contemplar atónitos, cómo se derrumbaba delante de nuestros ojos”. Gutiérrez Carrasquil­la expresa sobre esta temá- tica lo siguiente: “No lo veo así, creo que en Sevilla se está restaurand­o mucho porque hay mucho patrimonio y porque las hermandade­s han tomado conciencia de que tienen que conservarl­o en buen estado, pero no porque se hagan cosas extraordin­arias. Se siguen los criterios reconocido­s internacio­nalmente pero aplicados a la imaginería procesiona­l y esto actualment­e se hace en cualquier ciudad que tenga un importante patrimonio cofrade”.

 ??  ?? El imaginero Juan Manuel Miñarro.
El imaginero Juan Manuel Miñarro.
 ??  ?? Las manos de Pedro Manzano trabajando.
Las manos de Pedro Manzano trabajando.
 ??  ?? El resturador Pedro Manzano.
El resturador Pedro Manzano.
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 ??  ?? Santísimo Cristo de la Sagrada Lanzada.
Santísimo Cristo de la Sagrada Lanzada.

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