Exponer y dar culto
25 años después de la portentosa “Magna Hispalensis” de la Catedral y de la muestra “Los Esplendores” celebradas ambas con motivo de la Expo 92 está previsto que este año se abra también en Sevilla otra exposición antológica de Luís Álvarez Duarte con motivo del cincuentenario de la Virgen de Guadalupe. En los casos de entonces y en el de ahora, las sedes son templos y no otro tipo de espacios porque esa supuesta incompatibilidad entre el culto y la exposición de imágenes sagradas que también son obras de arte se mantiene muy arraigada en Sevilla. Solo en Sevilla. ¿Y por qué? ¿Por qué imágenes de la provincia, de Córdoba o de Málaga se van a trasladar a la capital para participar en la muestra guadalupana de la Hermandad de las Aguas y un crucificado de la capital, el de la Sed, no estará presente ni porque la sede de la muestra sea un templo?
Hagamos memoria. En 1929, con motivo de la Exposición Iberoamericana, el Salvador ya sirvió como el gran museo donde exponer imágenes de la Virgen a propósito del Congreso Mariano. Allí estuvo la Esperanza de Triana y numerosas imágenes de gloria. En 1992 La Candelaria y el Cristo de Santa Cruz estuvieron seis meses en sus pasos en la Catedral con motivo de la Magna Hispalensis. En julio, también del 92, el Salvador se convirtió en un extraordinario museo de la Semana Santa con los pasos de Pasión y el Amor, radicados en la entonces parroquia, los misterios de San Benito y la Exaltación además de los palios del Dulce Nombre y de la Victoria. Las principales imágenes de gloria se colocaron en la cercana Iglesia de San Juan de Dios. Se trataba de una exposición pero “en sagrado”. En 1999 con motivo del primer y único Congreso Internacional de Cofradías un número importante de imágenes se mostraron en sus templos durante una semana bien en los pasos o en altares de culto especiales ante las críticas del sector que piensa que una imagen no debe abandonar jamás su función cultual. Ni aunque sea una maravilla o una referencia del arte universal como el Cachorro, crucificado que, como ninguno de la Semana Santa de Sevilla, participó en la muestra “Y murió en la cruz” celebrada en 2001 en el Museo de Bellas Artes dirigida por Enrique Parejo bajo el patrocinio de la entonces poderosa Cajasur. En 2006, la muestra Munarco tuvo como sede la Catedral y aquí se expusieron imágenes de Medina de Rioseco, el pueblo vallisoletano del cardenal Amigo además del misterio de la Misión de Sevilla que fue trasladado ex profeso.
Todos estos precedentes nos hacen ver que las exposiciones existen pero que nuestra imágenes, las de las cofradías no participan ni aunque se muestren en un templo. Otras sí, incluso de mayor valor. Es el caso del Cristo de los Desamparados de Martínez Montañés que ha viajado a Córdoba, Londres, Washington o Ávila. Juan Dobado, prior del Santo