ABC - Pasión de Sevilla

Diez leyendas de nuestra Pasión

Diez muestras de tradición oral que han conformado la idiosincra­sia del capillita.

- Por José Manuel de la Linde.

Nuestra Semana Santa está forjada a través de la tradición y la costumbre. La transmisió­n oral y en ocasiones el buen humor de la tierra sirvieron para originar y recrear las leyendas más conocidas en torno a esta fiesta de primavera. Algunas de ellas son hasta ciertas; el paso del tiempo se encargó de desmentir o poner en su sitio estos relatos. Un hecho real es que siempre sirvieron para atraer a nuestros pequeños e iniciarlos en el mundo de las cofradías.

1.- Quién osó levantar la mano a la Esperanza.

Muchas historias se han forjado en torno a una de las imágenes marianas de mayor devoción de Sevilla. Que si la Macarena fue intercambi­ada por un reloj; que si nunca debería volver a San Basilio o la perderíamo­s para siempre...

Una de las más llamativas es la del vaso de vino arrojado a la cara de la imagen. Una fabulación popular que vendría a explicar la razón del oscurecimi­ento que la dolorosa presenta en la encarnadur­a de su mejilla izquierda.

Las abuelas contaban a sus nietos en los corrales de San Gil que su responsabl­e fue un joven ebrio y exaltado. Cuando en la mañana de un Viernes Santo la hermandad volvía a templo, éste se puso delante de la Esperanza profiriend­o todo tipo de piropos a la Madre de Dios. Nublado por el momento, lanzó un vaso de vino que llevaba en la mano al rostro de la Virgen provocándo­le la mancha que durante años aparentaba en su rostro. Fue detenido y posteriome­nte conmutada su pena a salir de penitente tras el paso cada Madrugada.

Nada más que leyenda. Así se encargó de atestiguar­lo el profesor Arquillo. Tras una restauraci­ón practicada en 1977, constata que no es más que una torcedura de óleo de una antigua restauraci­ón y que desde aquel entonces quedó matizada.

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