El nuevo estirón
La proliferación de nuevos grupos de fieles, el empuje de las vísperas y la posibilidad de crear una nueva jornada penitencial en el Sábado de Pasión están dibujando el marco de una nueva Semana Santa.
La Corza es un barrio obrero nacido en los años 30 que a partir de los 50 fue tomando su actual configuración con esas casitas cubistas. Periferia en estado puro. La memoria de los vecinos recuerda cómo al final de la dictadura, en esa parroquia se encerraban los trabajadores de las industrias cercanas. Era casi la única ocasión para que el barrio se llenase de policías. El 23 de abril pasado se bendijo en ese templo situado al final de la Carretera de Carmona una imagen de Navarro Arteaga que recibió la advocación de Nuestra Señora del Reposo. Al poco de ser entronizada, el párroco Alfredo Morilla comenzó a ver cómo los vecinos colocaban papelitos con súplicas y peticiones bajo la saya de la Virgen. La dolorosa estaba comenzando a cumplir su función. Por eso el 3 de diciembre la sacaron en rosario. “La Corza es un barrio que siente como un pueblo –dice el párroco Alfredo Morilla– y en menos de un año la Virgen ya es el icono que lo representa y la patrona que lo protege”.
Este fenómeno que ocurre ahora en La Corza ha sido en muchos casos el germen de la creación de grupos de fieles alrededor de una Imagen que después van creciendo hasta convertirse finalmente en cofradías. Lo que está pasando desde hace tiempo en barrios físicamente ajenos a la Semana Santa tiene ya tanto volumen que tanto la Iglesia primero como el Consejo de Cofradías después empiezan a pensar en cómo articular todo este movimiento. A la iglesia le corresponde regularlo. Al Consejo acogerlo en el marco de la Semana Santa. Por eso tanto la primera como los segundos han comenzado a plantear la creación del Sábado de Pasión como nuevo día de la Semana Santa. Litúrgicamente no hay ningún problema, ya lo ha dicho el Arzobispo y organizativamente todo es cuestión de ponerse manos a la obra, aunque este sea un proceso más complicado.
La Agrupación Parroquial, es el paso previo a la creación de una hermandad.
Todo el fenómeno de la periferia que empuja y de las nuevas devociones está muy bien categorizado. El delegado de Hermandades, Marcelino Manzano, monitoriza desde su despacho aquellos grupos constitui- dos que han iniciado el camino en sus parroquias. “Podemos hablar de dos categorías –dice el sacerdote–. El primer paso es el del grupo de fieles que se constituye en las parroquias. Después, cuando pasa el tiempo y ese colectivo se ve que marcha, ya llega la Agrupación Parroquial, que es el paso previo a la creación de una hermandad”. El fenómeno de las asociaciones culturales que exponen a una imagen bendecida, lo que se ha venido en llamar cofradías “piratas”, no está contabilizado, pero consta que la Iglesia mantiene relaciones con algunas para ver la manera de encauzar esos movimientos por los cauces adecuados. De hecho, varias de ellas ya se encuentran integradas en comunidades de la Iglesia.
Mezclar las actuales vísperas con grupos de fieles puede llamar a la confusión. No es lo mismo una hermandad que estos embriones de cofradías recién aterrizados en la Iglesia, alguno de los cuales ni siquiera se llega a desarrollar. Mezclar el grupo de devotos del Cristo de los Desamparados del Santo Ángel con los oratorios particulares que hay en muchos barrios tampoco sería correcto. Pero todos estos fenómenos lo que indican es que hay gente, fundamentalmente en los barrios, que pide y que pedirá participar de
“Es una buena noticia —comenta Marcelino Manzano— que tengamos iniciativas de fundar hermandades en barrios alejados del centro de Sevilla”.
manera integral en la celebración. Lo complejo será después canalizar las cosas, pero la Iglesia de momento ya está en ello porque no están los tiempos como para desaprovechar ovejas del rebaño.
“Es una buena noticia –comenta Marcelino Manzano– que tengamos iniciativas de fundar hermandades en barrios alejados del centro de Sevilla, siempre y cuando se haga dentro de una comunidad parroquial, a la que pueden ayudar mucho a cumplir su fin principal, anunciar a Cristo y evangelizar. Estas iniciativas, en realidad, ya han ido configurando una nueva Semana Santa de Sevilla: Torreblanca, Pino Montano, Palmete, etcétera. Y creo que este proceso continuará, es decir, que seguirá configurándose una nueva Semana Santa. Con la orientación ofrecida por la Archidiócesis a través de la Delegación Diocesana de Hermandades, estas nuevas realidades podrán mostrar una Iglesia viva y comprometida. Nuestro reto es conservar todo lo bueno de lo tradicional, sin obstaculizar lo nuevo que sigue surgiendo”.
La Caridad de Santa Aurelia, que se encuentra ya en la Parroquia de San Lucas, salió el año pasado con Tejera. San Jerónimo estrenó figuras del misterio. Las 3000 viviendas se consolida en el Viernes de Dolores. En Torreblanca, la Virgen del Silencio parece ser el germen de una nueva hermandad. ¿Habrá en el futuro una Semana Santa paralela? ¿Se tendrá capacidad de articular varios tipos de formatos? Es un reto peligroso, pero también apasionante, porque lo importante es que la celebración sigue viva. Y como los seres vivos, crece y se multiplica.